La crisis de la Iglesia de la Cienciología
El diario El País publicó hace unos días un extenso artículo sobre la Iglesia de la Cienciología, al hilo de los últimos acontecimientos en el mundo de los famosos, con el título “La Cienciología pierde tirón”, y firmado por el corresponsal en Washington David Alandete. Lo reproducimos a continuación.
Otro de los matrimonios de Tom Cruise se ha roto, y la mirada entera de Estados Unidos se ha posado sobre la que hasta ahora aparecía como su abnegada esposa y el papel que la Iglesia de la Cienciología ha tenido en la unión y en la ruptura de ambos. Katie Holmes se quedará con la custodia de su hija, Suri, y con el derecho a determinar qué educación religiosa se le ofrece a esta. La de la actriz parece una huida digna de un thriller. Presentó los papeles de divorcio en un juzgado de Manhattan el 28 de junio, como Anónimo contra Anónimo, evitando revelar la ruptura hasta que fue ya hecho consumado.
La Iglesia de la Cienciología ha subrayado que nunca ha tenido nada que ver ni con el enlace ni con el divorcio de los dos actores. Sin embargo, los tabloides norteamericanos se lanzaron pronto a la caza del culpable en busca de una fuerza oscura, posiblemente una religión, que hubiera movido entre bambalinas los hilos de un matrimonio que a muchos les parecía roto antes de que se disolviera.
Los números dudosos de la secta
Una revista estadounidense con 1,9 millones de lectores, como es US Weekly, dijo que Holmes se había sentido “como en [la película] La semilla del diablo”. “Holmes tuvo que huir de la chiflada Cienciología de Tom, por ella y por Suri”, tituló The New York Post. Hasta el propietario de ese tabloide, el mismísimo magnate Rupert Murdoch, tuvo a bien opinar, a través de la red de Twitter: “La Cienciología de nuevo es noticia. Es una secta muy extraña, pero hay mucho, mucho dinero implicado, y Tom Cruise es número dos o tres en su jerarquía”. La Cienciología es frecuentemente una diana predilecta, objetivo de punzantes críticas por parte de exmiembros —a los que los cienciólogos llaman apóstatas—, Gobiernos, investigadores y medios de comunicación.