El papa Francisco habla sobre las sectas y la mentalidad sectaria en su X aniversario
Al cumplirse una década de su papado, Jorge Bergoglio recibió en el Vaticano a Jorge Fontevecchia, cofundador del diario argentino Perfil, para dar una entrevista tan extensa como profunda, donde no esquiva ningún tema: de la política argentina a su visita al país, de los problemas de la Iglesia a lo que pudo o no pudo hacer, de los dogmas católicos al feminismo, de la economía a las necesidades sociales. Un reportaje histórico para un personaje histórico, según el propio periódico.
Recogemos a continuación un pequeño extracto de la larga entrevista: precisamente las preguntas en las que el periodista da pie al papa Francisco para que hable sobre las sectas, refiriéndose en concreto a la Iglesia Universal del Reino de Dios y al sectarismo como actitud personal y grupal, y hasta en los propios medios de comunicación.
El sectarismo en el ámbito neopentecostal
—¿A qué atribuye el crecimiento de las Iglesias Evangélicas en el mundo, y si en alguna medida indica alguna falta de representación de la Iglesia Católica en algunos sectores?
—Una anécdota, yo tuve dos reuniones aquí cuando Lula estaba preso con un grupo de gente que trabajaba por la liberación de Lula. El jefe era…
—¿Amorim (Celso, excanciller de Lula)?
—Sí, y en una de esas reuniones vino una teóloga brasileña, mujer joven, 45 años, protestante luterana y al final nos quedamos charlando un rato y le dije: “Decime, ¿vos cómo vivís el asunto de los diputados de la Iglesia Reino de Dios?”. Y ella me dijo: “La Iglesia del Reino de Dios no es evangélica, es demoníaca porque es política, usan a la gente, todo es pago allí, todo es con fuerza y de alguna manera buscan el poder”. Esa mujer me distinguió lo que es una religiosidad realmente religiosa, de lo que es una religiosidad política, que también dentro del catolicismo hemos conocido desvíos de ese tipo.
Creo que en gran parte de esa división en Brasil hay que hacerla para dejar bien claro qué es lo político y qué es lo religioso. Hay movimientos religiosos que no son religiosos, son políticos; y hay movimientos religiosos que son religiosos, y no es fácil discernirlos, pero hay que hacerlo. Hoy día, con lo que usted llamó sectas evangélicas, son movimientos evangélicos, algunos que son religiosos y otros que no lo son.
—¿Encuentra alguna correlación entre el crecimiento de ciertas Iglesias Evangélicas, tanto en Brasil como en Estados Unidos, con la emergencia de líderes como Trump y Bolsonaro? Y más allá de estos dos países, ¿hay alguna correlación entre ciertas corrientes evangélicas y la mayor popularidad de ideas de derecha?
—No sabría responder, tendría que estudiarlo. Hay algo que ahí puede estar relacionado, pero no sabría responderlo.
La mentalidad sectaria
—Usted se solidarizó con la vicepresidenta Cristina Kirchner cuando ocurrió el atentado. En su encíclica usted habla del diálogo entre generaciones, de los jóvenes con los mayores. En el caso del atentado a la vicepresidenta, todos los que detuvieron hasta el momento son jóvenes desencantados con la política. Por ejemplo, los integrantes del grupo autotitulado Revolución Federal, que se caracterizan por manifestaciones muy violentas contra el gobierno actual, ¿qué mensaje les puede dar a los jóvenes en general y a estos en particular?
—Que no se sectaricen. No conozco bien esto que usted me cuenta de cómo son estos jóvenes, pero cuando un joven se sectariza, se estancó en una secta, aunque no sea una secta, pero una actitud sectaria. Y ahí vienen las locuras que hacen a veces, como en este posible caso. Que no se sectaricen, por favor, los jóvenes. Y nosotros no los ayudemos a idealizar. Por ejemplo, hay movimientos católicos donde a los jóvenes los sectarizan, algunas congregaciones nuevas fundadas en Argentina, que forman seminaristas sectarios, cerrados. Tuvimos que disolver tres congregaciones nuevas en la Argentina por esta mentalidad sectaria, cerrada, que en el fondo hay una presunción de salvadores de la patria.
—¿Usted ve un crecimiento del sectarismo en el mundo?
—Sí.
—Alguna vez usted habló de coprofilia sobre los medios de comunicación, ¿hay alguna relación de causa y consecuencia entre esta tendencia al sectarismo y el mismo sectarismo en los medios de comunicación?
—Hablé de cuatro pecados de los medios de comunicación, no sé si usted estuvo en esa cena en el Hotel Nogaró creo que fue, en Buenos Aires cuando todos los propietarios de medios cartaceos del país, hicieron un congreso. Eran como cincuenta, no sabía que había tantos diarios en Argentina, me pidieron que hablara, y ahí me permití hablar de los cuatro pecados del periodismo, que es la desinformación, digo lo que me conviene y lo otro no lo digo, te dicen el pedacito que les convienes.
La calumnia, se calumnia que da calambre. La difamación, que no es lo mismo, porque puede haber tomado un pecado de juventud que ya no está más, pero te lo echan en cara continuamente. Y la coprofilia que es el amor al escándalo, el amor a lo escandaloso. Hay medios periodísticos que viven de la coprofilia, que si no es un escándalo no hablan, y siempre tratan de buscar el escándalo. Hay que tener cuidado en las cuatro cosas.
El verdadero periodismo es aquel que no cae en estos cuatro pecados, si dice la verdad entera, no calumnia a nadie, no difama y no vive de ensuciar y de los escándalos. A veces me llama la atención cuando hago una conferencia de prensa, a veces no siempre, que lo primero que te preguntan es este escándalo y éste y éste, y a uno le dan ganas de decir: “¿pero te gusta comer caca a vos?” Realmente me vienen ganas de decir eso.
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