Italia: cinco adeptas de los «Nuevos Cristianos», detenidas por maltrato infantil
Cinco mujeres pertenecientes a una secta escindida de la Iglesia católica fueron detenidas a petición del fiscal de Bolzano (Italia) por cargos de malos tratos a menores: habrían impedido que sus hijos asistieran a la escuela y al mismo tiempo los obligaron a rezar continuamente, según informaba el pasado 30 de diciembre el Corriere della Sera.
Las detenciones fueron realizadas por los carabineros en Campo Tures, en el valle de Aurina. Las mujeres arrestadas formaban parte de una secta suiza llamada “Nuevos Cristianos” (Neu Christen).
La secta tiene como líder a un ciudadano suizo, Nikolaus Schneider, que se define a sí mismo como “Schwert Bischof”, que en alemán significa “obispo de la espada”.
Acusaciones concretas
Las mujeres detenidas están acusadas de maltrato y hostigamiento por obligar a los dos hijos de una de ellas, menores de 14 años, a rezar y someterse a otros ritos, impidiéndoles también ir a la escuela.
Tres de ellas son parientes: son madre, hija y tía. Ya han sido trasladadas a la sección de mujeres de la prisión de Trento, donde son interrogadas estos días.
Las otras dos mujeres detenidas, según se ha sabido, son una “sacerdotisa” de la secta y su hija. Hay reserva por parte de los investigadores sobre la investigación que condujo a las detenciones.La operación se habría desencadenado por un informe, y a partir de éste los carabineros pudieron constatar el acoso, no físico sino psicológico, al que fueron sometidos los dos niños. En particular, se habrían visto obligados a rezar casi continuamente, incluso durante la noche.
La investigación de la fiscalía de Bolzano se suma a un fenómeno muy extendido en el Tirol del Sur: el de las familias (especialmente de habla alemana y residentes en los valles) que sacan a sus hijos de la escolarización obligatoria.
Según la administración educativa provincial, unos 600 alumnos “desaparecieron” del radar de los profesores en el último año. La desconfianza ancestral ante el Estado italiano y sus leyes parece estar en la base de este fenómeno.
Fundados por un ex guardia suizo
No podían ver la televisión, escuchar música o incluso mirar los teléfonos móviles de sus amigos. Si desobedecían estas normas, los castigos eran terribles: horas de penitencia, noches de rodillas rezando y prohibición absoluta de salir. Incluso de ir a la escuela.
Un verdadero infierno al que los dos niños tiroleses del sur fueron sometidos por sus madres, según informaba Marco Angelucci el pasado 1 de enero en el Corriere.
Este periodista define a “Nuevos Cristianos” como un movimiento ultraconservador que ha cortado lazos con la Iglesia de Roma. Un grupo fundado a finales de los 70 por Nikolaus Andres Schneider, un ex guardia suizo que afirma tener relación directa con Dios.
El “obispo espada”, como se llama a sí mismo Schneider, ha creado grupos de oración en media Europa, hasta el punto de dar vida a una especie de “iglesia” completa con monjes y monjas que viven en “conventos” donde se sigue la regla de la pobreza.
Manipulación y aislamiento
Más que evangelizar a los adultos, estos Nuevos Cristianos tienen como objetivo forjar la conciencia de los niños. “A los 20, los chicos ya son sexualmente corruptos”, escribe el líder en la página web del grupo, afirmando que el Altísimo en persona le habría confiado que las oraciones de los niños son las únicas capaces de dulcificar su cólera.
Y así, para evitar que los niños fueran corrompidos, la secta tenía como objetivo mantenerlos alejados de la vida social y de sus compañeros. Incluso a costa de retirarlos de la escuela. Y eso es exactamente lo que les pasó a los dos niños del valle de Aurina.
De la captación al fanatismo
Las madres de ambos, dos hermanas, eran originarias de Val Venosta, y es allí donde probablemente entraron en contacto con la secta, cuya oficina principal está en Rehetobel (Suiza). Los mensajes de los Nuevos Cristianos habrían irrumpido tanto en sus conciencias que el año pasado, junto con su madre, decidieron abandonar el valle probablemente porque su fanatismo había comenzado a despertar sospechas.
Habían optado por establecerse al otro lado de la provincia, en el valle de Aurina, cerca de la que se considera la “abadesa” italiana de la secta. Una mujer de Cadipietra que ha transformado su casa en una especie de santuario con un altar también para la “misa”.
Al parecer, la abadesa no sólo apoyó, sino que incluso incitó a las madres a enfurecerse con los niños. Un fanatismo al que los carabineros han puesto fin deteniéndola, junto a la abuela de los chicos, la abadesa y otra mujer. Sus historias serán cruciales para entender si otras mujeres han terminado en la secta.
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