Una infancia en los Niños de Dios: «como una monja, pero mucho sexo de por medio»
En su libro Sex cult nun (“Monja de secta sexual”), la abogada estadounidense Faith Jones (actualmente con 44 años) cuenta todo acerca de su historia familiar y el abuso infantil que tuvo que vivir en el contexto de una secta de origen cristiano: los Niños de Dios (después llamada La Familia). Tomamos este reportaje del diario peruano La República.
Su descubrimiento: en un retiro budista
El diario The New York Post le realizó una entrevista tras la publicación del libro. Faith cuenta que 10 años antes de escribirlo fue a un retiro de meditación a las montañas de Sri Lanka, región situada en el continente asiático. “Soy el tipo de persona que tiene que estar ocupada todo el tiempo. Pensé: ‘¡Me voy a volver loca tratando de sentarme ahí durante ocho horas al día meditando!’”, confesó al medio.
Para su sorpresa, se sintió muy bien entre los monjes y monjas budistas, puesto que estos realizaban tareas domésticas y cantando escrituras todo el tiempo en medio de la nada. “Yo estaba como: ‘¿Por qué esto me parece tan familiar?’”, recordó Jones. “Y entonces me di cuenta. ¡Crecí así! Crecí como una monja, excepto que había mucho sexo de por medio”.
Fue en ese momento en el que decidió escribir sus memorias, en el libro describe su educación en la secta de los Niños de Dios (Children of God), ahora llamada La Familia (The Family). Fue fundada por su abuelo (David Brandt Berg, llamado Moisés David por sus adeptos) y fue tristemente reconocida por sus prácticas sexuales y acusaciones de abuso. Incluso se denuncia que fomentaban las relaciones sexuales entre niños y adultos.
La dificultad de volver a la sociedad
A los 6 años, narra Jones, percibió una presión al creer en “la Ley del Amor”, que incita a las mujeres a mostrar el amor de Jesús sometiéndose al sexo con hombres.
Pudo escapar de La Familia a los 22 años, pero le tomó mucho más tiempo aceptar que había sido víctima de un abuso. A esa edad pudo iniciar nuevamente su vida, lo que la llevó a obtener un título universitario en Derecho en la Universidad Berkeley Law.
“Cuando me fui, todavía no pensaba que lo que me habían enseñado estaba mal, necesariamente”, dijo. “Me llevó algunos años vivir en la sociedad normal antes que pudiera mirar hacia atrás en mi vida y decir: ‘Oh, eso es lo que pasó’”.
Jones nació en Hong Kong en 1977 y es la séptima hija de una familia polígama de los Niños de Dios. Creció con seis medios hermanos mayores, dos madres (mamá Esther, la primera esposa de su padre, y mamá Ruthie, su madre biológica, una ex hippy de Long Island).
Precariedad, trabajo infantil y proselitismo
La mujer relata que jamás asistió a la escuela de niña porque pasaba muchas horas al día rezando y haciendo las tareas del hogar. Su familia le decía que debía prepararse para el fin de los tiempos.
En un principio, su familia no contaba con baño ni servicios básicos, se bañaban en un barril. Pero al poco tiempo, el padre de Faith mejoró el lugar al construir casas de huéspedes, plantó un huerto y obtuvo un grupo de animales de granja. Así la propiedad se convirtió en una comuna religiosa en pleno funcionamiento.
“Estábamos en una orden religiosa, vivíamos en comunidad, sin posesiones, pasábamos horas en oración y lectura, haciendo proselitismo”, dijo Jones. “Pero la diferencia es que la mayoría de las órdenes religiosas prohíben el sexo; lo enfatizamos”.
Pornografía habitual para niños
El sexo formaba parte de todos los aspectos de su vida. Los dibujos animados eran de mujeres desnudas al igual que la literatura religiosa. En su libro escribe que “el Espíritu Santo fue representado como una diosa rolliza, ardiente y cachonda que vestía solo un bikini en forma de corazón sujeto con hilos de perlas. Los boletines informativos mensuales incluían fotos de mujeres en topless”.
Uno de los primeros libros que Jones adquirió para colorear fue de órganos sexuales y un dibujo de un “hombre desnudo y completamente excitado penetrando a una mujer que llevaba una corona de flores en la cabeza”.
“Nuestro sexo es nuestro servicio a Dios”, escribe. “Rechazar el sexo es ser duro y egoísta, no ceder a la voluntad de Dios. Y se espera nuestra absoluta obediencia”.
Inducción a la prostitución
A principios de los años 80, cuando Faith era todavía una niña, acudía a misiones de “pesca coqueta” (flirty fishing), organizadas por su madre. Allí se pedía que las mujeres se “prostituyeran para Cristo, seduciendo a los hombres para la causa o al menos sacándoles favores”.
“Para mí, fue incluso un poco divertido porque podíamos ir a buenos restaurantes y viajar en autos lujosos”, narró. “Hacía cosas divertidas conmigo y me prestaba esa atención que no recibí de mi padre”, dijo Jones sobre uno de los asistentes. Aunque a veces tenía que fingir que dormía mientras Ashok y su madre tenían sexo en la cama junto a ella.
Ella pensaba en todo momento que debía hacerlo. “Nos dijeron que no teníamos derechos de propiedad sobre nuestro cuerpo, que pertenecía a Dios”, continuó. “Y eso permitió que ocurrieran todos estos abusos”.
Corrupción de menores cotidiana
En su libro redactó que, cuando tenía 3 años, formó parte del video Asian Angels Vol. 1, en el que mujeres y niñas con poca ropa de las misiones asiáticas de La Familia representaban a diosas bailarinas sexys de los sueños.
También agrega que cuando cumplió 6 años su “tío Jeff” (los niños se referían a todos los adultos en la secta como “tío” o “tía”) “le mostró cómo complacerlo con sus manos”. “A los niños se les preguntó con qué ‘tía’ querían tener un momento sexy, y luego entraron en diferentes habitaciones e hicieron lo que el niño quería: sexo completo o solo abrazar”, escribe.
Cuando Jones tenía 10 años, La Familia quería controlar el sexo infantil. Una “tía Sara” llegó a la granja para implementar un horario rotativo de “intercambio” de sexo para sus adolescentes: cada uno se iba a la cama con alguien durante una hora. Jones aseguró que no tuvo relaciones sexuales, pero que sintió la presión de hacer “algo sexual” durante estas sesiones autorizadas.
“Debía aprender a ser permisiva y sumisa. Ese fue el momento más difícil para mí. Atacó todo mi sentido de individualidad, la humillación de eso”, añadió.
Un contacto puntual con el exterior
Años después, Jones pudo pasar un tiempo con su abuela en Atlanta, quien la llevó a la escuela por unos meses. “Descubrí que tengo este deseo insaciable de aprender, explorar, comprender”, recordó Jones. “Antes de eso, lo que aprendí en La Familia estaba increíblemente limitado básicamente a las Cartas de Mo [escritos del líder], y era muy aburrido. Eran las mismas cosas repetidas una y otra vez”.
Jones continuó siendo una verdadera creyente, y cuando su padre apareció en Atlanta, la familia regresó a Macao y luego a China. Pero ya había tenido la experiencia de una escuela real, así que se enseñó a sí misma matemáticas, inglés, estudios sociales y ciencias.
Tenía 16 años cuando tuvo relaciones sexuales con un chico fuera de La Familia. Narró que mientras se acercaba a él, se decía a sí misma: “Esto es para Dios”.
“Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que ser coaccionado para tener relaciones sexuales con alguien basado en que te digan que Dios te castigará, o por temor a la humillación, es lo mismo que una violación”, dijo Jones.
La salida de la secta
Viajó por Asia, sometiéndose a los caprichos de La Familia y al sexo no deseado, hasta que a los 22 años, en 1999, decidió irse y seguir una educación universitaria.
“No veía un futuro para mí que fuera atractivo en absoluto”, afirmó acerca de su decisión de dejar el grupo. “Era realmente infeliz. Incluso en ese momento pensé: tal vez volveré”. Los padres de Jones, felizmente, apoyaron su decisión, y su padre le consiguió un trabajo en un nuevo hotel en Macao para financiar su mudanza a los Estados Unidos.
Cuando salió del grupo por primera vez, dijo que se sintió presionada para tener relaciones sexuales que no quería porque, explicó, “no pensé que pudiera negarme”. Su primera pareja en la universidad la alentó a que hablara de sus experiencias en la secta. Además, la ayudó a que se diera cuenta de que lo que le sucedió fue un abuso y algo incorrecto.
A sus 44 años, asegura sentirse feliz y tener un novio cariñoso. “Me siento muy cómoda con mi sexualidad. Definitivamente es parte de mi curación”.
Sus padres y sus hermanos también han abandonado la secta. Asimismo, se han disculpado con ella por el trauma que pasó. “Por supuesto, me enfadé con ellos. Yo estaba como: ‘¿Cómo pudiste dejar que estas cosas sucedieran?’. Entiendo cómo la gente puede ser genuina y profundamente engañada. No cambia que la acción sea incorrecta o una violación, pero sí cambia la forma en que la percibo”.
Jones ahora enseña a mujeres sobre cómo exigir la propiedad de sus propios cuerpos y brinda charlas con el título “Soy el dueño de mí”. “Espero que podamos hacer un cambio cultural en algunas de estas áreas de abuso y manipulación: los derechos de las mujeres y los derechos de los niños”, dijo. “Arrojo luz a partir de mis experiencias personales en esta secta, pero estos temas son relevantes para todos”, finalizó.
4 comentarios
El cristianismo, sin embargo, nos dignifica a las mujeres. María, el mejor ejemplo, siempre. Las santas de todos los tiempos, buenos ejemplos también en sus contextos. Pero siempre es un camino que hay que estar sembrando, para irlo cosechando en cada momento histórico, no uno definitivo. Porque los machistas machistas (estilo talibanEs) y las machistas feministas (estilo TalibanAs) siempre estarán al acecho para robarnos nuestra dignidad que viene del mismo Dios. Enderezar el camino si se va a izquierda o derecha. Y no preocuparnos. Dios sabe escribir recto con renglones torcidos.
David Brandt Berg, era libre o era un esclavo del pecado capital de la lujuria?
Por lo menos seis mujeres, incluyendo sus dos hijas y dos de sus nietas, han denunciado en público que Berg abusó sexualmente de ellas cuando eran niñas. La hija mayor de Berg, Deborah Davis, ha escrito un libro en el cual acusa a su padre de conducta sexual molesta con ella y con su hermana cuando eran niñas, y de intentar tener sexo con ella como adulta. Su hermana, Faith Berg, corroboró estas acusaciones, pero las describió de una manera positiva. En un caso de custodia de un niño en el Reino Unido, la nieta de Berg, Merry Berg, atestiguó que Berg la molestó sexualmente cuando ella era una joven adolescente. Otras de las nietas de Berg, Joyanne Treadwell Berg, hablaron en la televisión americana sobre los abusos sexuales cometidos por David Berg. El hijo adoptivo de Berg, Ricky Rodríguez, escribió un artículo en el sitio web MovingOn.org en el cual describe la actividad sexual irregular de Berg que implica mujeres y niños. Davida Kelley, la hija de la niñera de Rodríguez, Sarah Kelley, que acusó a Berg de molestarla, según un artículo de la revista Rolling Stone. En el mismo artículo, una mujer identificada como Armendria alegó que David Berg abusó sexualmente de ella cuando ella tenía trece años.
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