El líder sectario Lama Losel ahora se llama Arif y capta en conciertos de cuencos tibetanos
Detrás de muchas actividades espirituales de moda promovidas por el ambiente New Age se encuentran grupos sectarios y líderes que las utilizan como medios de captación y proselitismo, como el caso que presentamos y que está siendo de actualidad. Algunos ex adeptos se han puesto en contacto con la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) para alertar sobre un gurú español.
El pasado mes de noviembre, la asociación para la prevención de la manipulación sectaria y abuso de debilidad RedUNE (una plataforma española apolítica y aconfesional) publicó algunos artículos revelando unas fuertes acusaciones contra el autodenominado Lama Losel, cuyo nombre real es Carlos Herranz Ortega. En uno de ellos se explica cómo hace y deshace parejas, induciendo al divorcio, para un mejor control de los adeptos. En el otro se explica su proceso de captación sectaria.
Cambio de nombre del gurú
Tras la publicación por parte de RedUNE de estos artículos con la finalidad de informar y prevenir a la población, el líder sectario procedió a cambiarse de nombre. Actualmente se hace llamar Swami Premananda o Arif para intentar pasar desapercibido. Sin embargo, según afirman sus antiguos seguidores, su actividad sigue siendo la misma e igualmente falsa y peligrosa.
Losel, ahora Arif, realiza conciertos de canto chamánico, tibetano y cantos sioux acompañado de cuencos tibetanos. En cada concierto tiene un estilo diferente y no en todos los conciertos canta en todos los estilos. También suele cantar “mantras hinduistas, budistas o cristianos” e incluso no duda en inventarse mantras en el momento y cantarlos en los conciertos diciendo que los ha “canalizado” (es decir, los habría recibido por parte de una entidad espiritual, convirtiéndose él en su “canal” o médium).El motivo principal de los conciertos siempre eran los cuencos tibetanos, y así se ha publicitado en diversas localidades españolas, pero ahora solamente menciona las campanas tubulares para evitar ser localizado.
Hasta hace poco, Losel se hacía presentar como “un niño Tulku, una encarnación de un maestro tibetano”, alegando que cuando tenía 3 meses lo fueron a buscar a su casa unos monjes budistas, pero que sus padres llamaron a la policía porque era la época de Franco.
¿Son peligrosos los conciertos de cuencos tibetanos?
Aparentemente no hay nada extraño ni peligroso en asistir a un concierto relajante de cuencos tibetanos. Pero no es así, según explican sus ex adeptos, puesto que “al entrar en contacto con esta persona estas expuesto a peligros potenciales, además de engaños”. ¿Cuáles son estos engaños y peligros potenciales? Veamos los principales.
En primer lugar, se trata de una técnica de captación para la secta. Al final de los conciertos se menciona que él es asesor espiritual y que da clases, con lo que el concierto se convierte en una fuente de posibles alumnos que ingresarán en el grupo sectario. El ingreso en el grupo suele implicar, tras un tiempo, manipulación psicológica, maltratos, abusos y descapitalización.
Además, se lleva a cabo un engaño sobre su currículum espiritual: Arif dice ser “Lama”, “Sheij”, experto en medicina tibetana y ayurveda, y musicoterapeuta. Sin embargo, a día de hoy no se ha podido encontrar ninguna tradición budista, ni sufí, ni escuela de musicoterapia que le haya dado validez como Maestro, ni haya podido certificar que sea Lama en ninguna tradición.
Losel afirma haber sanado enfermedades como el cáncer o la fibromialgia, simplemente con sus cuencos y su voz… o incluso con su semen. Sin embargo, algunos de los pacientes supuestamente sanados por este personaje lo han desmentido categóricamente y el resto no se ha podido demostrar. Con estas afirmaciones podría poner en peligro a enfermos desahuciados por la medicina tradicional.
También es patente la falsedad de los objetos que vende en la tienda. Al final de los conciertos, da la posibilidad de adquirir ciertos objetos supuestamente antiguos o que han pertenecido a presuntos maestros. Sin embargo, tal como explican los ex adeptos, las antigüedades no son tales y los supuestos “malas” tibetanos que vende indicando que han pertenecido a supuestos maestros tibetanos, los fabrica él mismo en su casa con cuentas nuevas que adquiere en la zona de Tirso de Molina de Madrid. Algunos testigos afirman haber visto cómo fabricaba el mismo los collares y posteriormente los ponía a la venta indicando que eran del siglo XIX y que habían pertenecido a grandes maestros.
El fraude económico del gurú
Hay un engaño sobre los beneficios de la “tienda mística” del gurú. Supuestamente se destinan a apadrinar a tres niños maestros y otras obras benéficas en la India, como construir colegios. De esta forma, los asistentes suelen creer que están apadrinando monjes tibetanos. Sin embargo, no saben que los tres niños son sus hijos y que el dinero se destina íntegramente a su bolsillo. No se conoce ningún colegio en la India que hayan construido ni financiado desde la secta, salvo pequeñas aportaciones directas de los alumnos. Sí que ha habido numerosos intentos y reuniones para intentar hacerlo, que únicamente se usaban como “cebos” para engañar a la gente.
Los supervivientes de la secta afirman que Carlos Herranz Ortega no declara sus beneficios a Hacienda, aun a pesar de superar con creces los ingresos mínimos para declarar, ni está dado de alta para llevar a cabo ninguna actividad económica. Tampoco declara las donaciones mensuales de dinero en efectivo realizadas por sus alumnos.
Por otro lado, en algunas ocasiones los conciertos se llevan a cabo a través de una asociación sin ánimo de lucro denominada “Sendero del Viento”. Pero lo cierto es que los beneficios no se revierten a la asociación, sino que son destinados íntegramente al pago de los gastos de Losel, según han afirmado numerosos testigos. De hecho, apenas se conocen actividades benéficas de la Asociación Sendero del Viento desde su creación.
4 comentarios
Pleno siglo XXI
Que gran tristeza!!!
Dejar un comentario