La santería origina una industria boyante en Cuba
El coste de “hacerse santo” en la isla de Cuba varía según la nacionalidad. Margot (los nombres han sido cambiados), santera habanera, suele indagar el país, profesión y hasta si el futuro ‘ahijado’ tiene una abultada cuenta en el banco. Según informa Iván García en el Diario Las Américas, la santería se ha convertido en toda una industria en La Habana. En la barriada de La Víbora, familias completas se dedican a la celebración de ceremonias religiosas.
Guillermo es la cabeza de una prole amplia que ha transformado la santería en un negocio rentable. Es un babalao con conocimientos profundos de la religión afrocubana. Sus mejores alumnos son sus hermanos, hijos y sobrinos. Todos son santeros. Y viven de ello. El dinero obtenido, tras realizar numerosos santos a extranjeros, les permitió levantar una casa de tres pisos con un sótano dedicado a la cría de animales para ofrendar a las diferentes deidades. Guillermo es dueño de dos autos, regenta un cine 3D privado y una cafetería. Es un hombre de éxito.
Lucía, experta en santería radicada en España, considera que la crisis económica y de valores dentro de la sociedad cubana es la causa fundamental de la devaluación y falta de seriedad que abundan en prácticas religiosas de origen africano.
“Muchos religiosos le han dado un giro negativo a la santería. La han transformado en una empresa que mueve mucho dinero y donde ciertos babalaos solo piensan de qué forma pueden desplumar a sus ‘ahijados’. Sobre todo si son extranjeros o cubanos de buena posición. Es una aberración mayúscula, por el origen de estas religiones, nacidas en los barracones de negros esclavos quienes desde sus regiones africanas traían los preceptos y fundamentos de un culto altruista y solidario con el prójimo”, comenta Lucía.
En una casona de dos pisos de Lawton, la santera Teresa, lo mismo hace de pitonisa por 20 pesos que es madrina en un santo sonado. Ahora mismo, un canadiense se está iniciando en esta religión sincretista. Después consultar con los caracoles, Teresa le indicó qué santo debía hacerse. Ella tiene toda una cadena de colaboradores que les presentan futuros ‘ahijados’ cubanos o extranjeros con billeteras infladas.
“Si al ‘yuma’ (extranjero) se le puede sacar buena pasta, Teresa te da 500 pesos convertibles por cada uno que le lleves. Cuando en el barrio nos enteramos de alguien que desea hacerse un ‘iyabó’ (santo), se lo llevamos”, expresa una vecina.
Obdulio, babalao desde hace 58 años, considera que la religión yoruba sufre una crisis de credibilidad. “Es un asco lo que se está viendo. Se ha montado un circo con la santería. Gente inescrupulosa está lucrando con las creencias afrocubanas. Por cada santero serio y profesional existen diez pillos que se dedican a desvalijar a sus ‘ahijados’”, confiesa. Extranjeros famosos se han hecho santo en Cuba. El formidable toletero venezolano de los Tigres de Detroit, Miguel Cabrera, se hizo santo en Santo Suárez, municipio Diez de Octubre.
“Con la intención de iniciarse en la religión, por motivos de salud u otros, a la isla llegan forasteros de diversos países. Desde Chile hasta Japón. Cuba es una potencia del culto. Aquí hay grandes conocedores del tema, aunque también un ejército de tramposos e impostores. Depende en manos de quién caigas, tendrás una ceremonia con gastos mínimos en la compra de ropa y animales, o el santo te costará 5 ó 6.000 dólares”, aclara la experta Lucía.
Según algunos babalaos consultados el costo de un santo varía de acuerdo la deidad. “Yemayá resulta más barato que hacerse Shangó. Cada orisha necesita un trabajo diferente. Sacrificar mayor o menor cantidad de animales. Los tronos, ropajes y toques de santo también varían”, explica un santero habanero.
Para un cubano radicado en la isla, tampoco es barato hacerse santo. “A mí me costó 15.000 pesos, y eso fue hace 20 años. Ahora las cifras andan por los 20 o 30.000 pesos, el equivalente a mil o 1.500 dólares”, cuenta Eusebio, residente en el municipio San Miguel del Padrón. Si es extranjero, el costo se dispara. “No hay una cifra precisa. Pero te aseguro que no baja de los 4.000 dólares. Algunos pueden llegar a 8.000. O más. La cantidad no tiene nada ver con el rigor o los conocimiento del santero que te hace el yaborage”, apunta un viejo babalao.
En torno a la santería se ha montado un negocio boyante en Cuba. Desde artesanos que confeccionan vasijas de madera y otros enseres, hasta músicos y percusionistas especializados en toques de santo. En los primeros 30 años de castrismo, el gobierno reprimía o simplemente no otorgaba licencias para efectuar ceremonias religiosas afrocubanas. Esa etapa ha quedado atrás. Ahora, hacerse santo se ha convertido en una moda e, inclusive, un símbolo de bienestar o poder.
Decenas de babalaos respetan la religión y extorsionan a sus ‘ahijados’. “Pero mucha gente ingenua y sin conocimientos de santería caen en manos de incautos. Para ellos, sus ‘ahijados’ son vacas de ordeño”, dice Rosa, santera de Guanabacoa, una de las localidades más importantes de la religión afrocubana. A pesar de santeros y babalaos tramposos y pícaros, el número de seguidores de las religiones afrocubanas se ha multiplicado en relación con los devotos del catolicismo. En Cuba, sentencia un refrán de sus mayores, “quien no tiene de congo, tiene de carabalí”.
12 comentarios
Tampoco me parece que tenga auge debido a la crisis 'económica'. Cuba tiene 54 años con ´serias limitaciones en su economía. La crísis es de valores o más allá, es la ausencia de Dios. Son 54 años de persecución a la Iglesia y todo lo que de Ella se pueda desprender. Las nuevas generaciones no conocen a NSJC, solo de oídas, pero no tiene fe. Nada les da respuesta a sus vidas. Son estas 'babosadas', permitidas por el gobierno totalitario, las que siendo también previas al actual gobierno, parecieran 'darle sentido' a los pobres cubanos desesperanzados. No tienen salida. Si alguna vez la hubo, John F Kenedy, la destruyó para siempre, traicionando a los cubanos.
Algunos antropólogos hablan de la economía axé, de hecho. Y eso tiene tiempo, hace como veinte años se estimaba que hacerse el santo en Miami costaba cerca de 10 mil dólares...
Mi principal preocupación gira en torno a que los parámentros morales de la santería son diversos a los cristianos. No existe un comportamiento moralmente correcto o incorrecto. Depende de lo que se acuerde con el santo. De allí mi horror con su expansión, porque destruye el fundamento de la acción moralmente valiosa y lo sustituye por un pensamiento moral meramente mercantil, donde el santo es un canal para facilitar tal comportamiento.
Aparte de ser bíblicamente aberrante, totalmente anticristiana.
Para luchar contra esta supersticiones y cultos nefastos tenemos LA FE CATÓLICA.
CUBA NECESITA el CATECISMO de san Antonio MARIA Claret que fue arzobipo misionero en Santiago de Cuba entre 1850- 1857.
Donde quiera que NO SE TRASMITE LA FE de una manera clara,concisa, COMPLETA la confusión domina y favorece a las sectas y las superticiones.
NECESITAMOS el Catecismo clasico con preguntas y respuestas que dio frutos.
Que los santos que han evangelizado esta isla tengan piedad de nosotros y de nuestros hermanos que están tentados por los apostoles del error y de la mentira.
Durante mi visita me di cuenta de la grande ignorancia religiosa general de los católicos light, y de los no bautizados.
La fe debe transmitirse como lo hacían los santos, con su espiritu y metódo. Así funciona de otro modo no funciona.
El papa BENEDICTO XVI hacía a menudo el elogio del Catecismo de San Pio X que “fue para muchos una guía segura en el aprendizaje de las verdades de la fe por su lenguaje sencillo, claro y preciso y por su eficacia expositiva” http://www.zenit.org/article-36263?l=spanish.
Ya en 1985, el cardenal Ratzinger, Papa BENEDICTO XVI, en su libro INFORME SOBRE LA FE (Ed. BAC 7ª edición paginas 80-81), decía que las confusiones que descubre en la teología se traducen en graves consecuencias para la catequesis. «Puesto que la teología ya no parece capaz de transmitir un modelo común de la fe, también la catequesis se halla expuesta a la desintegración, a experimentos que cambian continuamente. Algunos catecismos y muchos catequistas ya no enseñan la fe católica en la armonía de su conjunto -gracias a la cual toda verdad presupone y explica las otras - sino que buscan hacer humanamente “interesantes” (según las orientaciones culturales del momento) algunos elementos del patrimonio cristiano. Algunos pasajes bíblicos son puestos de relieve, porque se les considera “más cercanos a la sensibilidad contemporánea”; otros, por el motivo contrario, son dejados de lado. Consecuencia: no una catequesis comprendida como formación global en la fe, sino reflexiones y ensayos en torno a experiencias antropológicas parciales, subjetivas»
A principios de 1983, el futuro papa Benedicto pronunció en Francia una conferencia precisamente sobre la “nueva catequesis”. Dijo entre otras cosas: « El primer error grave fue suprimir el catecismo, declarándolo superado; a lo largo de estos años, ha sido ésta una decisión universal en la Iglesia, pero esto no quita que haya sido una decisión errónea o, al menos, apresurada.»
Ahora insiste: «Es necesario tener presente que, desde los primeros tiempos del cristianismo, aparece un “núcleo” permanente e irrenunciable de la catequesis, es decir, de la formación en la fe. […] Toda la exposición sobre la fe se halla organizada en torno a cuatro elementos fundamentales: el Credo, el Pater Noster, el Decálogo, los Sacramentos. Esta es la base de la vida del cristiano, la síntesis del Magisterio de la Iglesia, fundado en la Escritura y en la Tradición. El cristiano encuentra aquí lo que debe creer (el Símbolo o Credo), esperar (el Pater Noster), hacer (el Decálogo) y el espacio vital en que todo esto debe cumplirse (los Sacramentos). Esta estructura fundamental ha sido abandonada en demasiadas catequesis actuales, con el resultado que comprobamos: la disgregación del sensus fidei [sentido de la Fe] en las nuevas generaciones, a menudo incapaces de una visión de conjunto de su religión».
Dejar un comentario