El Ayuntamiento de Valencia retira los contenedores de ropa de Humana (secta Tvind)
El Ayuntamiento de Valencia retirará los más de 500 contenedores de recogida de ropa usada que hay en la ciudad y posteriormente establecerá sesenta o setenta puntos para que pongan sus depósitos aquellas entidades que acrediten ser organizaciones sin ánimo de lucro, tener cuatro años de experiencia y fijar su campo de acción en Valencia. Lo cuenta José Parrilla en el diario Levante-EMV.
Según explicó el pasado 7 de mayo Félix Crespo, concejal de Licencias, los primeros 50 contenedores se colocaron entre los años 2005 y 2008 por parte de dos organizaciones -Roba Amiga-Cáritas y la Casa Gran- que tenían sus permisos en regla y atendían a personas en riesgo de exclusión social. Pero a partir de esas fechas empezaron a aparecer contenedores por toda la ciudad sin que hubiera una regulación al respecto y, por lo tanto, sin licencias.
Para acabar con esta situación, el pasado verano decidieron intervenir en el problema y la Policía Local comprobó la existencia de “doscientos y pico contenedores”, cifra que a día de hoy se ha elevado a más de quinientos, precisó Crespo.
Siguiendo las pistas de los propios recipientes se habló con los propietarios y se comprobó que eran de las dos organizaciones anteriormente citadas más otras tres que “admitieron hacer negocio” con esta ropa. Humana Fundación Pueblo para Pueblo reconoció, según Crespo, que el 50% de la mercancía la vendía en pequeños comercios en Africa. Jóvenes Unidos por el Reciclaje, con sede en Toledo, se dedicaba directamente a la venta de residuos textiles como trapos, ropa usada y para reciclaje. Trataron de demostrar su vertiente humanitaria “mostrando unas fotos de una residencia en Perú sin documentación ni nada. Las podían haber sacado de una web”, matizó el concejal. Finalmente, la empresa de Alzira Texlimka se dedica al reciclaje y los trapos industriales. De hecho, tiene su propia marca de trapos, explicó Crespo, quien aseguró que su supuesta acción social es hacer donaciones a las entidades que les dan ropa.
Eso significa que “la mayoría de los contenedores eran irregulares” y que además estaban colocados sin criterio -algunos sobre pasos de cebra- y sin medidas se seguridad suficientes, de manera que se han adoptado unas medidas, conjuntamente con las delegaciones de Bienestar Social y Residuos Urbanos, que empiezan por dar un plazo de 30 días a las entidades para que retiren los contenedores. De lo contrario, los quitará el ayuntamiento y les pasará la factura. Luego se habilitarán 60 o 70 puntos para que estas entidades pongan unos nuevos recipientes. Deberán acreditar, eso sí, que no tienen ánimo de lucro, cuatro años de experiencia y trabajar en Valencia. De esta manera se garantiza el fin social, dijo Crespo.
Detrás, la secta danesa Tvind
Tal como lleva años denunciando la web Tvindalert, “Humana People to People es una ‘entidad caritativa para el desarrollo’ fundada en los años 70 por Amdi Petersen y los miembros originarios del Grupo de Profesores de Tvind. Recoge ropa usada (’para la ayuda exterior y los proyectos medioambientales’) utilizando voluntarios reclutados a través de los centros de entrenamiento de Tvind”. Debido a su estatus caritativo, “también recauda donativos, incluyendo grandes sumas de instituciones oficiales y del mundo de la empresa”.
Según denuncia esta web, totalmente documentada, “nuestra investigación muestra cómo un grupo de supuestas entidades benéficas, actuando juntas en todo el mundo, recaudan millones de dólares para un grupo de individuos empañados por el crimen financiero y buscados por la policía”. De hecho, añade, “estas entidades son en realidad las fachadas de una próspera secta internacional que es también un negocio global que funciona a través de paraísos fiscales”.
Otros ayuntamientos continúan con los convenios
El Ayuntamiento de Madrid, según informaba recientemente el diario ABC, cuenta con sus propios contenedores de recogida, que se encuentran instalados en dependencias municipales —puntos limpios, centros culturales, polideportivos o de mayores—, y están perfectamente identificados. El área de Medio Ambiente cede la gestión de sus buzones de recogida de ropa a la ONG Humana, con convenio en numerosos ayuntamientos españoles.
Humana envía el 47 por ciento a África para ser vendida a bajo precio a comerciantes locales, el 12 por ciento se vende en sus tiendas de segunda mano en España, el 31 por ciento se vende a plantas de reciclaje textil, y el resto se elimina. Con los fondos obtenidos, según informa la ONG, se financian proyectos de cooperación internacional.
3 comentarios
El señor Olsen murio camino del hospital y fue sustituido por el también danés Sten Conradensen, confeso miembro del trupo dirigente de los profesores de Tvind según él mismo manifiesta en varios medios de comunicación. Pues sí, éste es el nuevo presidente del patronato de la ONG/Fundación Humana Pueblo para Pueblo. ¿Y esta gente cómo puede tener la desvergüenza de negar que son la secta Tvind? Y peor aún, ¿qué hacen los los fiscales y jueces que no actúan de oficio y proceden a la expulsión de estos sinvergüenzas que el año pasado facturaron casi 16 millones de euros con las donaciones de gente que cree que ayudan con su ropa a los necesitados?
Por un lado, es cierto: la ropa llega a la gente pobre. Pero no a la más necesitada. Las prendas aquí son vendidas a precios muy bajos (una camisa por el equivalente a un euro, por ejemplo), pero aún eso queda fuera del alcance de los más pobres. Hay grandes empresas, con publicidad y todo, dedicadas a la venta de las mejores piezas, lo que por otro lado ha destruido casi completamente la industria de confección local: es imposible para un sastre o costurera competir con esos precios, al punto que un orfanato que conozco rechaza las donaciones de ropa, ya que es más caro recogerla que lo que vale.
Una cosa sí puedo percibir como cierta: el que se deshace de su ropa vieja en un contenedor de esos no esta siendo TAN caritativo como el mismo cree. No esta mal que lo haga, pero si realmente desea ayudar, no hay nada como el buen y viejo efectivo. Si en lugar de tirar diez prendas al año se comprara sólo nueve y el dinero ahorrado lo diera a alguien, su acto sería mucho más efectivo que con las diez prendas que lo más probable es que nunca lleguen a las manos de un pobre.
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