Cerca de 60.000 catalanes forman parte de una secta
Entre 55.000 y 60.000 personas participan actualmente en las aproximadamente 110 sectas que operan en Cataluña, un fenómeno que ha repuntado con la crisis debido a a la desesperación económica y social de los adeptos que acaban introduciéndose en este tipo de grupos. Lo ha revelado a Europa Press el presidente de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP), Miguel Perlado (en la foto), que ha concretado que, lejos de desaparecer, “la participación ha experimentado un importante aumento los últimos años”, a pesar de que ha admitido que resulta complicado concretar las cifras debido a la opacidad de estas agrupaciones.
“Los más castigados por la crisis están desesperados y esto hace que también sean desesperadas sus elecciones”, por lo que acaban confiando en personas de fuerte liderazgo que les ofrecen la seguridad que no encuentran a su vida ordinaria y los prometen un futuro mejor. En Cataluña operan sobre todo tres tipos de sectas: las comerciales –centradas en la comercialización de productos que supuestamente ayudan a mantener el equilibrio espiritual y la salud–; las de crecimiento personal –que supuestamente proporcionan a los adeptos más calidades mentales y físicas para superar cualquier adversidad–, y las ufológicas –centradas en la experimentación extraterrestre y paranormal–.
“A pesar de existir varios tipos de sectas, el hecho es que todas ellas se han ido adaptando a los contextos sociales del momento”, ha explicado Perlado, quien ha alertado que después del fenómeno del ‘coaching’ han aparecido muchos grupos sectarios que captan adeptos a través de sesiones de entrenamiento mental y físico aparentemente corrientes.
Ha concretado que, del mismo modo que en 70 las sectas que predominaban eran de tipo social y a los 90 de tipo ufológico, “ahora se centran en el bienestar personal, en las terapias naturales, en los talleres de fin de semana en grupo y en el contacto con la naturaleza”.
Por esta razón, la AIIAP, con sede en Barcelona, ha abierto nuevos puntos de información local en Girona y Vic, entre otros, “porque cada vez son más las sectas que actúan en casas rurales”. A través de “inocentes” talleres de cocina y reciclaje, algunas sectas aprovechan para, despacio, captar personas con la estrategia de hacerlos imprescindibles para el funcionamiento de un proyecto común.
Perfil “sorpresivo”
Además de personas vulnerables social y económicamente, el grupo mayoritario de nuevos adeptos de las sectas de Cataluña lo conforma un perfil “que acostumbra a sorprender”, según Perlado: mujeres jóvenes, con estudios universitarios, comprometidas socialmente y con ganas de ayudar.
Este colectivo se implica en proyectos aparentemente humanitarios y solidarios que, finalmente, resultan estar lideratos por gurus que “acaban consiguiendo todo el dinero de los adeptos con la excusa de ayudar otras personas más necesitadas”, ha añadido Perlado.
“El gurú ya no es el típico hombre con túnica blanca y barba larga, sino que ahora trae corbata y hace presentaciones en PowerPoint en grandes hoteles”, ha añadido, describiéndolo como un tipo seductor.
Fin del mundo
Perlado ha explicado que “han sido muchísimas” las personas que se han preparado en Cataluña para el supuesto fin del mundo que tenía que tener lugar el mediodía del 21 de diciembre, de acuerdo con profecías mayas, y algunas sectas han llegado a comercializar bunkers con gran éxito de ventas.
Después de que el cataclismo no haya ocurrido, los gurús de estas sectas han optado para seguir dos estrategias: “O bien culpabilitzar los adeptos que el fin del mundo no ha ocurrido porque ellos no se lo han creído suficiente, o bien decir que el fin del mundo sí que ha ocurrido pero que sólo el líder ha podido detectarlo”.
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