Los obispos andaluces y las sectas
Durante los días 25 y 26 de mayo se ha celebrado en Córdoba la CXIX reunión conjunta de los Obispos de Andalucía (España), que comprende las Diócesis de Sevilla, Granada, Almería, Cádiz y Ceuta, Córdoba, Guadix-Baza, Huelva, Jaén, Jerez y Málaga. También han participado los Obispos Eméritos de Huelva y Málaga, según informa la agencia SIC.
En el transcurso de esta Asamblea Ordinaria ha ocupado el tema central el VIII Encuentro regional de los Obispos y los Superiores Mayores de los Institutos de Vida Consagrada con casas en Andalucía, en torno al tema central “La experiencia y el anuncio de Dios en nuestra sociedad”. En esta ocasión, han participado 40 Superiores Mayores entre religiosos y religiosas.
Fernando Sebastián, Arzobispo emérito de Pamplona, desarrolló la primera ponencia señalando el profundo cambio cultural que se viene produciendo en la sociedad española, caracterizada por la socialización del ateísmo, y proponiendo las vías del testimonio y acción que la Iglesia ha de desarrollar para ofrecer al hombre de hoy el encuentro y la conversión al Dios de Jesucristo. Ofreció una visión panorámica de carácter sociológico sobre la incidencia de la cultura de la increencia como un supuesto de vida en las nuevas generaciones y en el modo de entender el matrimonio y la familia.
Según el prelado, emerge una cultura juvenil caracterizada por el ateísmo como postulado, un ateísmo confuso y difuso, no justificado racionalmente, más práctico que teórico, más sentimental que racional. El descenso en las creencias religiosas va habitualmente acompañado de un ascenso de las supersticiones. En este contexto, este proceso es el caldo de cultivo para que, en tiempos de crisis global, los jóvenes sean un público destinatario en gran medida de las ofertas del mundo de las sectas y de la nueva religiosidad.
Al explicar la emergencia de la evangelización, la definió como la “pastoral de la fe”, es decir, el anuncio explícito de la fe en Jesucristo como respuesta necesaria a todo hombre que ha sido creado a imagen de Dios. En este sentido, Mons. Sebastián subrayó la necesidad del realismo ante la situación social en la que vivimos y hacer frente al relativismo que deja tras de sí una sociedad desamparada. Asimismo, profundizó en la catequesis de iniciación cristiana y la pastoral del matrimonio y la familia como momentos especialmente privilegiados para acompañar, desde la fe, a las personas, creyentes o no.
El arzobispo de Sevilla
Curiosamente, y también en referencia a los jóvenes, en relación con la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, el arzobispo de Sevilla se refirió a las sectas en la homilía que pronunció en la Eucaristía de envío de más de 2.000 jóvenes a la Misión Joven, que tuvo lugar en la mañana del pasado 12 de marzo, en la Catedral hispalense, tal como informa ODISUR.
En ella, D. Juan José Asenjo Pelegrina afirmaba que “en nuestro mundo, queridos jóvenes, se multiplican las doctrinas, sistemas y movimientos que ofrecen caminos de salvación: el mundo de las sectas, la astrología, los horóscopos y los adivinos, que tratan de responder a las ansias de felicidad del corazón del hombre. No hace mucho leía yo un manifiesto de un grupo que pretende implantar entre nosotros el neopaganismo. Tal manifiesto es un canto a la belleza, a la juventud, al sexo, a las delicias del placer y los deleites refinados. El credo de este movimiento, que se presenta como una nueva cultura y casi como una nueva religión, se resume en pocas palabras: amar, vivir, gustar de la plenitud del cuerpo, cultivar la inteligencia y aguzar la sensibilidad, gozar de la vida en libertad sin ningún tipo de barreras morales. Son los nuevos ídolos ante los que se arrodillan muchos conciudadanos nuestros, a los que hay que sumar el afán de poder y de dominio, de brillar y sobresalir, el dinero, el tener, consumir y disfrutar”.
A continuación, el arzobispo de Sevilla señalaba que “todas estas ofertas son caminos errados que no llevan a ninguna parte, soluciones que en ningún caso sanan el corazón del hombre. Tenemos una prueba evidente: nunca el hombre occidental ha contado con más medios materiales, con más bienestar y tiempo para el ocio, y sin embargo, nunca como en los últimos años han proliferado las enfermedades mentales, las neurosis, las depresiones y hasta los suicidios, cuyo número crece cada año incluso entre los jóvenes. Ello significa que los sucedáneos no dan la felicidad, que sólo se encuentra en el Señor. Sólo Él colma las aspiraciones más profundas del corazón del hombre, como nos recuerda San Agustín desde su propia experiencia: ‘Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti’”.
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