Jóvenes españoles: sus creencias hoy y el futuro próximo
Publicamos esta nueva aportación de la columna en la agencia Zenit sobre jóvenes y nuevas religiosidades, coordinada por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
En este artículo, el autor, Vicente Jara, dominico seglar y miembro de RIES, analiza lo que dicen las estadísticas sobre las creencias de los jóvenes españoles actuales.
*****
Siguiendo profundizando en las conclusiones ofrecidas en el anterior artículo de Zenit del sacerdote D. Luis Santamaría a raíz de las creencias en la juventud española, y ofreciendo algunos datos adicionales, vamos a mostrar el movimiento de la población joven española durante estos últimos años en referencia a sus creencias.
Si en el año 1994 teníamos alrededor de un 70% de jóvenes (entre 18-24 años) que se sentían católicos, dato que pasó a ser del 60% en el año 1999, tal y como recoge la revista Estudios de Juventud, nº 53/01 del Instituto de la Juventud (Injuve), pasamos en el año 2004 para la franja de 15-29 años al 63% (de este 63%, el 14% son católicos practicantes y el 49% son católicos no practicantes). De aquí nos remitimos al dato que recogía el padre D. Luis Santamaría en referencia a los datos de la Fundación Santa María sobre el 2010, que arrojaba el porcentaje de un 53,5% de los jóvenes (15-24 años) que se definen católicos, si bien casi el 62% del total de jóvenes no asiste nunca o casi nunca a misa, con un 7% de ellos cumpliendo sólo con la asistencia el domingo.
Sin mayores consideraciones ni análisis, vemos un rotundo retroceso en la creencia entre los jóvenes españoles de los últimos años en cuanto a su pertenencia personal a la fe católica. Un análisis más pormenorizado sobre los documentos citados nos lleva a concluir que hay un fuerte movimiento entre la población joven de España a pasar: de creer como católico inserto en la institución eclesial a creer en lo católico al margen de ella, con prácticas ocasionales, siendo católicos puramente nominales o culturales, católicos sociológicos, incluso netamente humanistas, sin una pertenencia consolidada en la asamblea o comunidad cristiana. Este sería uno de los grandes bloques de la población juvenil de España.
Si por otro lado comparamos los informes citados de los años 2004 y 2010 vemos que los indiferentes suben del 10% al 16%; los no creyentes y ateos del 15% al 17,1%; los agnósticos del 4% al 9,3%, y los creyentes en otras religiones bajan del 3% al 2%. Lo más sobresaliente es el aumento altísimo de los jóvenes que o bien se consideran indiferentes o bien pasan a no creer. Así el bloque indiferentes+ateos-no-creyentes+agnósticos pasa del 29% en el año 2004 al 42,4% en el 2010. Este sería el otro gran bloque que configura la población joven de España, un bloque casi similar en población al anterior de católicos no practicantes.
Estos dos bloques, católicos nominales - no practicantes e indiferentes+ateos+no creyentes+agnósticos, son por lo tanto, los dos ámbitos donde se sitúan la casi totalidad de la juventud.
Por lo tanto, lo que se ha producido en nuestro país es una situación de bipolaridad, o de dos bloques, donde ya no hay un bloque principal que aglutinaría a la mayor parte, quizás las 2/3 partes, entre el 60-70% de la población española juvenil como podíamos ver en las décadas anteriores. Ahora hay dos bloques netamente separados, pero sin embargo muy próximos en sus miembros situados en sus laterales respectivos: Así, en referencia al primer bloque, los católicos más alejados de la institución y que viven sus creencias al margen de la comunidad eclesial y sin apenas participación en la fe y el culto, están muy próximos en sus percepciones y comportamientos a los miembros indiferentes del segundo bloque, los cuales han pasado del 10% en el 2004 al 16% en el 2010.
La tendencia que se apunta en el futuro, como se recoge en los datos mostrados, si todo va en la misma dirección, es de declive del primer bloque frente al segundo, pero además, esta bipolaridad de dos grupos no es estable, resolviéndose en la tendencia natural a que declinen ambos grupos en su volumen poblacional, surgiendo así un nuevo y único bloque central, que sería el más grande en el futuro próximo, un grupo que pudiéramos denominar como el de los indiferentes que mantienen restos culturales católicos.
4 comentarios
Pero el problema no está sólo en la mayor o menor práctica. La confusión de las conciencias de católicos que, a lo mejor, sí practican es tremenda. Yo me he encontrado con personas que, afirmando ser católicas, estaban totalmente a favor del divorcio, por ejemplo. O que les parece que algunas decisiones de la Iglesia en materia de moral "no son de sentido común". Esto, referido a jóvenes y no tan jóvenes.
Cuando Franco murió, dejó una España católica por los cuatro costados. No podemos estar seguros de la firmeza de la fe de los católicos de entonces, pero, aun así, el panorama no tenía nada que ver con lo de ahora. Toda una obra de evangelización de muchos siglos se ha echado a perder casi en su totalidad en los últimos treinta años, bajo un régimen presuntamente democrático; desde luego, soy consciente de que el pueblo español, en función de cómo ha ido votando en este tiempo, tiene mucha culpa de la situación.
Pero la culpa no la tienen sólo los españoles. La obra de descristianización total del pueblo español ha sido algo buscado con ahínco por la clase política española (no sólo por la Izquierda, ojo) y buena parte de los medios de comunicación. Y la actitud del Episcopado español en todo ese tiempo me abstengo de analizarla, al menos, por el momento.
Juan Carlos Borbón puede estar "orgulloso": Recibió de Franco una España cristiana y próspera y, cuando muera, va a dejar una España pagana y arruinada, si Dios no lo remedia. Y esto no es una opinión, es un hecho.
Que Dios se apiade de España. Guárdanos, Señor Santiago.
Pero no creo que la Iglesia esperara que esas Jornadas fueran a remediar, por sí solas, el espantoso panorama de descristianización que padece Europa y, con ella, España (por cierto, las JMJ abarcan a jóvenes de todo el mundo, no sólo de Europa), puesto que la Iglesia no es tonta. Pero, sin las JMJ, las cosas, seguramente, serían peores.
O tus comentarios carecen de información o bien son gratuitos y sin fundamento. Tal vez tengas propuestas mejores y más atrayentes.
Dejar un comentario