24.12.09

¡Feliz y Santa navidad!

Queridos lectores, desde esta pequeña tribuna, quiero desearos una muy feliz y santa navidad. Que podáis disfrutarla arropados de vuestras familias y que la Paz reine en estos días. Que Dios os bendiga a todos.

Y para celebrarlo, os dejo mi villancico favorito y un video del mismo.



Adeste, fideles, laeti, triumphantes,
Venite, venite in Bethlehem:
Natum videte Regem Angelorum:

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

En grege relicto, humiles ad cunas,
vocatis pastores approperant.
Et nos ovanti gradu festinemus.

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Aeterni Parentis splendorem aeternum,
Velatum sub carne videbimus
Delum Infantem, pannis involutum.

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Pro nobis egenum et foeno cubamtem,
Piis foveamus amplexibus:
Sic nos amantem quis nos redamaret?

Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

http://www.youtube.com/watch?v=DZKFU2Aq1oI

16.12.09

Rebelión en San Sebastián: Una oportunidad

Ayer saltaba la noticia y varios hemos sido los bloggers que hemos saltado a la palestra. En Infocatolica, Luis Fernando, Motu Proprio, el P. Tomás de la Torre, y las siempre acertadas viñetas de E.O. En Religión Digital ocurre una cosa muy curiosa. José Manuel Vidal afirma que Monseñor Munilla debe renunciar. Jesús Bastante tiene el detalle de, por lo menos, hacerse la pregunta.

Con todo lo que se ha contado ya, solo cabe aportar una reflexión personal. Y está claro que esta carta es un órdago al Papa, a Munilla y dice mucho de los sacerdotes que firman. No le han dejado ni empezar, ya que Monseñor Munilla tiene programada su toma de posesión el 9 de enero. El malestar diocesano puede ser todo lo palpable que quieran, pero aquí tienen una noticia de última hora: da igual lo que ese 77 por ciento de malos párrocos opine. No está en su mano decir quién tiene el RH vasco para ser su obispo o no. La Iglesia no se basa en dos sacerdotes, sino en la sucesión apostólica personificada en sus obispos, siendo el Santo Padre el primero de ellos, al que todo sacerdote debe obediencia desde su ordenación. Tampoco la decisión la ha tomado Rouco, sino Benedicto XVI. Si a Don Marcelo le dijeron lo del “volem bispes", qué no le dirá esta patulea de hijos desobedientes a Monseñor Munilla.

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15.12.09

A Dios lo que es Dios

Uno tiene el feo vicio de que le guste la Historia (inculcado, además, desde hace tiempo), y estoy siguiendo actualmente la serie de Los Tudor, que cuenta con bastante lujo de detalles lo golfo que era Enrique VIII y los despropósitos religiosos que se llevaron a cabo a principios del Siglo XVI en Inglaterra. Salvando las distancias, una suerte de desamortizaciones con un tufillo especialmente protestante. Es curioso como en una producción moderna los católicos podemos ser presentados -por una vez- no como represores o fanáticos, sino como las víctimas de aquellos que dicen querer “llevarnos a la fe auténtica” a golpe de sablazo, eso sí. Una de las anécdotas que más me ha llamado la atención es al aversión que tienen los “reformadores” al crucifijo. Y es que más sabe el diablo por viejo que por diablo, ya es conocido.

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11.12.09

Economía de Iglesia, economía de caridad

Acabo de asistir a la última rueda de prensa en la Conferencia Episcopal, que podéis seguir todos ya en la web de CEE. La presentación de la Declaración ante la Crisis Moral y Económica. Me ha gustado mucho la intervención de Mons. Martínez Camino y el tema del día, que era la crisis, y que ha tratado Mons. Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.

Efectivamente, el principal problema que ha causado la crisis es un problema moral, no solo económico. La codicia está claramente en el origen de una desestructuracion de los sistemas económicos, que se saltaron las pocas reglas.

Como en toda enfermedad, el fallo no ha sido de un órgano solo, sino una verdadera y auténtica metástasis. Han fallado los reguladores, que fomentaron una falsa sensación de seguridad, omitiendo controles a los agentes económicos, y reduciendo cada vez más los tipos de interés, como única medida para frenar una inflación cada vez más irreal (que ahora, por lo menos, se compensaba en una deflación moderada. Síntoma, sí, de que las cosas están mal, pero que al menos reacciona el sistema).

Pero los estados y los reguladores no fueron los únicos culpables: el sector financiero se dedicó a trapicheos tan sucios y amorales como artificiales. Se creyó que con un aviso tan drástico como espectacular, como fue el Caso Enron, moderaría los humos, pero gigantes más grandes han caído, y más gente pagó el pato. Y mientras tanto, las hipotecas en países como EEUU y España por las nubes, y las pymes arruinándose, ya que los mismos que jugaban con fondos les negaban sistemáticamente los créditos.

Son los créditos, estúpido
Precisamente, por ahí van los tiros. Si el primer paso para volver a encadenar el ciclo económico es volver a dar crédito a las empresas, está claro que lo que hay que favorecer son proyectos que puedan generar empleo, que no son los Planes E, sino los de las pymes, que parece que no, pero generan la mayor parte de la riqueza. No estaría de más que existieran entidades de inspiración cristiana que, además de la necesaria labor de impedir que el prójimo se muera de hambre, financien créditos a empresarios que necesitan invertir en sus negocios.

Pero bueno, eso no es más que una iniciativa en el plano económico. En el plano moral, como dice Monseñor Omella, es increíble que en una sociedad con el bienestar que tenemos, y con un sistema de salud universal, haya tan pocos nacimientos. Tampoco hay que ser conejos, pero se puede vivir bien teniendo hijos. La mentalidad imperante es la contraria: hay que gozar de la vida, casarse lo más tarde posible y ser más promiscuo que nadie.

En esas condiciones, no sorprende que se quiera promover el aborto. Sin embargo los cristianos debemos ser una roca inquebrantable, y oponernos a esa mentalidad, tejida por gobiernos populistas que buscan ahondar las brechas que ya sufrimos en nuestro tejido social. Está claro que si los hombres buenos no hacen nada, el mal triunfará, como decía Burke. Hagamos, pues, el ruido necesario. Ni mucho, ni poco. Pero a tiempo y a destiempo.

Porque lo que no puede ser es que hayamos llegado a un punto en el que lo malo es presentado como bueno, y lo bueno es despreciado y rechazado hasta los tuétanos. Con un mundo como este, hay que ser aún más astuto que en cualquier otro siglo, y ponerse en lo peor. Algo que, desgraciadamente, temo que no ande muy lejos.

9.12.09

Prensa e Iglesia: el Papa tiene razón

No se puede decir que el Papa dé muchos palos de ciego. Más bien todo lo contrario. Respecto a las últimas declaraciones hechas por Benedicto XVI, hay que decir que tiene razón, porque cada vez más los medios, y especialmente la televisión, han pasado de la información al infotainment, a una concepción comercial de la información en la que se prima lo espectacular, lo escabroso, lo escatológico sobre lo realmente importante.

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