8.08.16

Toca estar con los obispos de Getafe y Alcalá de Henares

Era de esperar que la jauría del lobby gay reaccionara con saña ante la impecable carta de los obispos de Getafe y Alcalá de Henares sobre la infame ley contra la LGTBIfobia aprobada por unanimidad por los partidos con respresentación parlamentaria de la Comunidad de Madrid.

La carta de los obispos es cien por cien fiel al Magisterio de la Iglesia. Es cien por cien fiel a su ministerio episcopal, del que forma parte el deber de defender a los fieles, especialmente a los más indefensos (niños), del totalitarismo agresivo que hoy tiene su cara más perversa precisamente en ese lobby gay.

En Madrid hay tres obispos que dan la cara, aunque saben que se la van a partir mediática, política y socialmente. Seguramente hay un cuarto que querría darla, pero por razones obvias, no puede. Y hay otro obispo del que no hace falta decir nada, porque su silencio lo dice todo

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2.08.16

Obedecer hasta la muerte

Nos conformamos con demasiado poco. Unos, con cumplir más o menos bien con los mandamientos de Dios y de la Santa Madre Iglesia. Otros ni eso, pues creen que la vida cristiana consiste en que Dios te acepta tal cual eres y te va a seguir aceptando de la misma manera si dentro de cuarenta años sigues siendo exactamente igual que ahora.

Mas, ¿cuál ha de ser la medida de nuestro proceder? Lo enseña San Pablo:

Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y, mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Y por eso Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese: «¡Jesucristo es el Señor!», para gloria de Dios Padre.
Fil 2,5-11

Ahí lo tenemos. Cristo, el Verbo de Dios, el Hijo eterno del Padre eterno, se humilla a sí mismo, se hace carne como nuestra carne, y obra aquello que nosotros jamás podríamos haber obrado por nosotros mismos. Cristo obedece al Padre hasta la muerte, y muerte de Cruz. “No se haga mi voluntad sino la tuya” (Luc 22,42), dijo Aquél que era tan divino como el Padre a quien hablaba. Y nosotros, simples mortales, ¿acaso discutiremos con Dios sobre aquello en lo que debemos obedecerle? ¿Acaso hay margen para la desobediencia? ¿acaso el “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” puede ser suspendido en algunas áreas de nuestras vidas?

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1.08.16

Es mentira que el pecado sea invencible

Que levante la mano aquel que no tiene o ha tenido pecados en su vida que parecen invencibles, que no hay manera de desprenderse de ellos. Pues bien, para todos nosotros, una gran noticia:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
1ª Cor 10,12

Estimados, la Escritura no miente. Si dice que Dios nos da el modo de poder vencer al pecado, es que nos lo da. Y no hay vuelta atrás.

Por supuesto, aun habiendo sido redimidos, seguimos bajo la influencia de la caída del primer Adán. Pero a diferencia de lo que enseñaba Lutero, esa influencia puede ser sometida a la soberanía de Cristo en nuestras vidas por medio de la acción del Espíritu Santo, que derrama sobre nosotros todas las gracias eficaces para crecer en santidad.

En ese camino de lucha contra el pecado, caeremos muchas veces. De todas ellas nos levanta Dios a través del sacramento del perdón. Pero el pecado no puede tener la última palabra. Si hay gracia para el perdón, la hay para la santificación. 

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31.07.16

Ser cristiano

Con permiso…

Llevo cierto tiempo con el convencimiento de que para ser un buen cristiano, por gracia he de…:

- Dar gloria a Dios a todas horas. Darle las gracias en todo momento.

- Reconocer que soy pecador, rogar a Dios el perdón y obtenerlo por el sacramento de la confesión.

- Reconocer que no tengo capacidad para abandonar el pecado e implorar a Dios que me dé las fuerzas para vencerlo.

- Clamar al Señor especialmente por aquellos pecados que parecen enquistados en mi alma. Negarme a aceptar que voy a seguir con ellos durante lo que me queda de vida. Pero tampoco angustiarme hasta caer en la desesperación: “Te basta mi gracia” (2ª Cor 12,9).

- Alimentarme de Cristo en la Eucaristía. Adorar a Cristo.

- Pedir al Espíritu Santo que me guíe hasta en las cosas más pequeñas de mi vida.

- Rezar en cuanto tenga posibilidad de hacerlo.

- Meditar en la Palabra de Dios.

- Acogerme a la intercesión de los santos y muy especialmente de la Virgen María.

Solo así podré algún día amar al prójimo como se debe. Solo así podré algún día ser santo.

Paz y bien,

Luis Fernando

28.07.16

El Islam normal

Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras. Si en vez de una imagen, tenemos un vídeo, con mayor razón.

En estos días en que Europa sufre una oleada de atentados islamistas, hay quienes intentan vendernos la imagen de un Islam pacífista, asumible por la civilización europea, etc. Obviamente no todos los musulmanes son terroristas, ni van por ahí inmolándose o degollando “infieles”. Ni todos ni una mayoría. Pero si son verdaderos creyentes, si no están secularizados -como les pasa a la gran mayoría de los cristianos europeos-, entonces creen esto que van a ver ustedes en este vídeo.

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