16.01.17

Religión Digital y el cura afable, alegre, simpático... y abusador

Estos días atrás ha sido noticia el caso de un sacerdote de la diócesis de San Sebastián, ex vicario general para más señas, que ha sido apartado de la vida pública por abusar de menores. Su nombre, Juan Kruz Mendizabal. Su obispo, Mons. Munilla, se ha encargado de informar del resultado del correspondiente expediente que fue tratado en Roma. Al parecer las dos primeras víctimas que denunciaron el caso quisieron que se guardara discrección. Pero una tercera no, con lo cual ha sido necesario dar difusión a lo ocurrido.

Los detalles de algunos de los abusos de ese sacerdote, que ha reconocido los hechos, son realmente repugnantes, así que no voy a entrar en ello. 

Ahora bien, hoy hemos asistido a uno de los espectáculos más denigrantes del periodismo socio-religioso de este país. Se trata de la entrevista que el director de Religión Digital, José Manuel Vidal, ha realizado al ex-franciscano José Arregi. La misma no tiene desperdicio.

Por ejemplo, ante los abusos del señor Kruz Mendizábal, ¿qué dice Arregi?

Sobre todo sentí estupor y pena, y también un poco de indignación. Estupor por la noticia en sí, absolutamente inesperada. Pena por las víctimas y por Juan Kruz Mendizabal. Indignación porque el obispado de San Sebastián lo haya hecho público ahora y de esta manera, con una nota demasiado calculada, en un tono muy canónico. Creo que el enorme revuelo mediático no ayuda a nadie, más bien perjudica a todos: a Kakux lo hunde, por supuesto, pero pienso que también perjudica a las propias víctimas, hace más difícil la sanación de su memoria, la reconciliación con su historia.

Oh, un poco de indignación, dice este señor. Oh, el revuelo mediático no ayuda a nadie. Oh, qué malo es el obispo de San Sebastián, que va y nos cuenta lo que ha pasado. Oh, pobrecito el tal Kakux, que queda hundido.

Pero claro, ¿quién era el tal Kakux según este ex-franciscano?

Juan Kruz Mendizabal ha sido “Kakux", el cura más conocido y exitoso de la diócesis, afable, alegre, simpático, extraordinariamente servicial, siempre dispuesto a ayudar a quien fuera. Todo eso sigue siendo verdad, haya pasado lo que haya pasado, y sería injusto no reconocerlo. Kakux representaba también una teología y pastoral crítica respecto del pensamiento y del proyecto del obispo José Ignacio Munilla, a la vez que, como vicario general, y con mayor o menor acierto, ha tratado de mantener puentes entre el sector eclesial afín al obispo, muy minoritario en la diócesis, y el sector crítico enfrentado a él, muy mayoritario tanto en el seno del clero como de la comunidad cristiana.

Solo le ha faltado pedir le beatificación en vida del cura abusador. Al fin y al caso es un tío genial. Sí, resulta que ha metido mano a jóvenes adolescentes, pero… ¿cambia eso el resto de sus virtudes? Y, por supuesto, era crítico con Mons. Munilla. Ahí está la clave del tema. Si hubiera sido un cura cercano al obispo, tanto el señor Vidal, entrevistador, como el señor Arregi, entrevistado, estarían clamando al cielo y pidiendo la cadena perpetua para el cura y el cese inmediato del obispo por parte de Roma. Es lo que el señor Vidal acostumbra a hacer en casos similares.

En todo caso, la clave de esta entrevista viene en esta pregunta y su respuesta:

¿La Iglesia debería replantear la doctrina sobre la sexualidad, empezando por la de su propio clero?

Sí, se impone una revisión drástica de la doctrina eclesial en todo lo que se refiere a la sexualidad. La represión, la condenación de la sexualidad, su culpabilización y tabuización, que aún siguen manteniendo en el discurso y en la legalidad vigente, han provocado un sufrimiento de dimensiones atroces, de manera especial entre los clérigos y religiosos. La Iglesia tiene un enorme problema con la sexualidad desde San Pablo, no desde Jesús, y no parece dispuesta a resolverlo sanamente.

He ahí el problema. Que un cura abuse de un menor es culpa de… San Pablo y la Iglesia.

Más:

¿Es el celibato la causa de este tipo de comportamientos, al menos en los curas que no consiguen la sublimación?

Sería muy simplista y engañoso decir que los casos de pederastia son debidos al celibato, pero la institución católica se equivocaría gravemente -creo que de hecho se equivoca- si pensara que su teología, su derecho canónico y su modelo de Iglesia clerical son ajenos a la plaga de la pederastia propagada en el clero y en tantas instituciones católicas. 

Arregi parece incluso más moderado que el entrevistador (un ex-cura casado), y responde que sería demasiado simplista decir que el celibato es la causa de los abusos de sacerdotes, pero viene a decir que algo de eso hay. Lo que no dice ni el señor Vidal ni el señor Arregi es que la inmensa mayoría de los abusos de los sacerdotes, como es el caso del “afable, alegre, simpático” Kakux, es que se cometen contra varones, no contra mujeres. Es decir, hay un problema evidente de homosexualidad. A pesar de que hay obispos deseosos de aprobar el “matrimonio” homosexual -y siguen siendo obispos para mayor vergüenza de quien se lo consiente-, si la Iglesia decidiera que no es necesario el celibato para ser sacerdote no cambiaría nada la situación de los curas gays que tienen una especial querencia por los menores de edad.

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13.01.17

Presumir de una etapa que trajo la descristianización de España

En Vida Nueva nos cuentan que el papa Francisco tiene prisa por canonizar a Pablo VI. Dado que el pontífice argentino ha dado ya muestras de su prolija capacidad de canonizar a beatos sin pasar por la condición de que se dé un milagro -lo ha hecho más veces en tres años que todos sus antecesores en medio siglo-, no descarto que opte por hacer lo mismo con el papa Montini.

En todo caso, lo que más me llama la atención es la referencia de Vida Nueva a una conferencia que dio el cardenal Fernando Sebastián en la que alababa la postura de Pablo VI en relación al episcopado español de la época post-conciliar. Leo:

En el marco del simposio homenaje a Pablo VI organizado por la Conferencia Episcopal Española y la Fundación Pablo VI el pasado mes de octubre, el cardenal Fernando Sebastián pronunció una conferencia en la que evocaba la influencia del papa Pablo VI en la realización del Concilio Vaticano II y concretamente su aplicación en España, subrayando el apoyo que Montini siempre prestó a los obispos españoles en esta difícil tarea.

Dejo para otro momento la tesis posterior del cardenal de que el Concilio no solo se carga la confesionalidad de los estados (es posible), sino que poco menos que prohibe tal cosa (ni por un casual). El caso es que, como bien sabemos, se dice que el CVII fue un concilio pastoral. Y el postconcilio, en buena lógica es la aplicación pastoral de dicho concilio.

¿Cómo analizar el resultado de esa “pastoralidad", siquiera sea en España? Dice Cristo:

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos. Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.
Mat 7,14-20

Pregunto:

- ¿Cuál era el nivel de práctica religiosa en España hace 50 años y cuál es ahora?

- ¿Cuál era el porcentaje de bautismos entonces y cuál es ahora? ¿cuál el de confesiones? ¿cuál el de bodas religiosas? ¿cuál el de confirmaciones? ¿cuál el de separaciones entonces y de divorcios ahora?

- ¿Cuál era el número de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa y cuál es ahora?

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10.01.17

¿Y por qué habrían de casarse por la Iglesia?

En el año 2001, el 73.1% de los matrimonios que se celebraron, fueron por la Iglesia Católica. En el año 2015, el porcentaje de matrimonios católicos alcanzó el 29.6%.

Semejante desplome puede ser analizado desde muchos puntos de vista. Para mí lo que está ocurriendo es absolutamente normal. Se está equiparando el nivel de práctica religiosa con el nivel de sacramentos “sociales". O sea, bautismo, primera comunión y bodas. De hecho, en España no hay, ni por un casual, un 30% de católicos practicantes. La cifra debe de andar por la mitad. Y entonces surge la pregunta: ¿a cuento de qué alguien que no asoma nunca por la Iglesia tiene que asomar para celebrar un sacramento del que seguramente no cree lo que la Iglesia enseñaba -al menos hasta Amoris Laetitia- sobre el mismo?

Ya no existe la presión social para casarse por la Iglesia. Más bien lo contrario. El argumento de que la boda religiosa queda más bonita empieza a ser ridículo, pues se pueden celebrar bodas civiles con una fanfarria similar.

Lo lógico es que se casen por la Iglesia solo aquellos que saben de verdad lo que van a hacer contrayendo ese sacramento. Los que luego tienen la intención de llevar una vida matrimonial cristiana. El día en que tal cosa ocurra, el porcentaje de bodas católicas superará por poco el 10%. Con los bautizos ocurre lo mismo. ¿Qué sentido tiene bautizar a un hijo si no hay la menor intención de educarle en la fe católica? 

Ante esta situación todavía habrá quien diga que España sigue siendo católica. Pues miren, no. En este país todavía queda un porcentaje importante de católicos pero a la inmensa mayoría le tiene sin cuidado la Iglesia y la fe. Según recientes estudios hay bastantes más ateos que católicos practicantes. Y entre la juventud, la diferencia empieza a ser abisal.

La Iglesia en España tenía, y físicamente todavía tiene, una estructura preparada para atender a gran parte de la población, pero esa población le ha dado mayoritariamente la espalda. Mucho se ha hablado de la falta de vocaciones al sacerdocio. Pero si todo sigue así, lo que van a sobrar dentro de muy pocos años no son sacerdotes sino parroquias, e incluso diócesis. 

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9.01.17

Sugerencia a los colegios católicos de toda España

En vista de que nuestros gobernantes, sean de derechas o de izquierdas, están dispuestos a imponer a los colegios católicos la ideología de género, de la que el papa Francisco ha dicho que es una colonización ideológica terrible, y dado que amenazan con multas y hasta con la retirada del concierto económico, creo oportuno sugerir a los colegios católicos que para el próximo año se planten y digan a esos gobernantes que renuncian al concierto y que se apañen ellos con la escolarización del más de millón y medio de alumnos de dichos centros. 

Una medida así sería bastante más efectiva, al menos mediáticamente, que meterse en recursos legales de todo tipo que difícilmente tendrán un final feliz debido a la absoluta politización de la justicia española en sus niveles más elevados. Con esto no digo que no haya que ir presentando esos recursos. Por intentarlo, que no quede.

La opción de aceptar la imposición de la ideología de género es incompatible con la condición católica de cualquier colego o instituto.

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7.01.17

Llegamos al final de un proceso muy peligroso

Muchos católicos hemos reaccionado con estupor, asombro e incluso santa indignación, ante lo que se puede leer en el texto del Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos como material para la prepración de la próxima semana de oración ecuménica.

En dicho texto se afirma que Lutero fue un “testigo del evangelio” y, pásmense ustedes, se pone a Lutero, Calvino y Zwinglio en el mismo saco que San Ignacio del Loyola, San Francisco de Sales y San Carlos Borromeo. Esto último no me lo invento. Lean:

Los grandes reformadores como Martín Lutero, Ulrico Zuinglio y Juan Calvino, como también muchos que permanecieron católicos, como Ignacio de Loyola, Francisco de Sales y Carlos Borromeo, intentaron conseguir que la Iglesia occidental se renovara.

Sin embargo, por mucho que nos escandalice esa infamia, porque infamia es, no estamos sino ante la penúltima estación de un camino peligrosísimo que se empezó hace demasiado tiempo. El falso ecumenismo.

Los papas de principios del siglo XX fueron grandes profetas cuyo mensaje ha sido olvidado y/o despreciado. Uno de ellos, Pío XI, ya advirtió de por dónde podían ir las cosas. En su encílica Mortalium Animos, dijo:

Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuantos invocan el nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que El manifestó al rogar a su Padre que sus discípulos fuesen una sola cosa?. y el mismo Jesucristo ¿por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os améis unos a otros?. ¡Ojalá -añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! Mucho más podrían hacer para rechazar la peste de la impiedad, que, deslizándose y extendiéndose cada más, amenaza debilitar el Evangelio.

Estos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados “pancristianos”; los cuales, lejos de ser pocos en número, han llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de fe.

Comparen ustedes eso que denunciaba ese papa santo y profeta, con lo que hoy leemos del documento mencionado de la Santa Sede:

… las dos tradiciones se acercan a este aniversario en una época ecuménica, con los logros de 50 años de diálogo a sus espaldas y con una comprensión nueva de su propia historia y de la teología. Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un «testigo del evangelio» (Del conflicto a la comunión, 29). Y así, después de siglos de mutuas condenas y vilipendios, los católicos y los luteranos en 2017 conmemorarán por primera vez juntos el comienzo de la Reforma.

Lo que aquel Papa condenó, hoy aparece en la web del Vaticano. Con los mismos argumentos, con las mismas excusas.

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