19.05.17

Esto os mando: que os améis los unos a los otros

Evangelio del viernes de la quinta semana de Pascua:

Jesús dijo a sus discípulos: “Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: que os améis los unos a los otros".
Jn 15,12-17

Gracias a Cristo pasamos a ser parte de la familia de Dios. Y como tal debemos comportarnos, considerando hermanos a todos aquellos que han sido redimidos por el Señor.

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18.05.17

Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor

Evangelio del jueves de la quinta semana de Pascua:

Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa.
Jn 15,9-11

Nuevamente el Señor nos recuerda que existe una premisa irrevocable que indica que el amor a Dios es cosustancial con el cumplimiento de sus mandamientos.

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17.05.17

Sin mí no podéis hacer nada

Evangelio del miércoles de la quinta semana de Pascua:

Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
Jn 15,1-8

Toda la vida cristiana parte de dos verdades fundamentales: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5) y “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Fil 4,13). Sin Cristo, nada. En Cristo, todo. Y no hay más.

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16.05.17

Es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones

Primera lectura del martes de la quinta semana de Pascua:

Vinieron entonces de Antioquía y de Iconio unos judíos que sedujeron a la muchedumbre, de modo que apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto. Pero rodeado de los discípulos se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente marchó con Bernabé a Derbe.
Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y hacer numerosos discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, confortando los ánimos de los discípulos y exhortándoles a perseverar en la fe, diciéndoles que es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones.
Tras designar presbíteros en cada iglesia, haciendo oración y ayunando, les encomendaron al Señor, en quien habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; y después de predicar la palabra en Perge bajaron hasta Atalía.
Desde allí navegaron hasta Antioquía, de donde habían salido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado. Al llegar, reunieron a la iglesia y contaron todo lo que el Señor había hecho por mediación de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Se quedaron bastante tiempo con los discípulos.
Hech 14,19-28

La Iglesia no debe permanecer quieta. Mientras haya hombres y mujeres a los que no se ha predicado el evangelio, ella debe continuar su labor misionera. Aunque ello le lleve a ser perseguida. 

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15.05.17

El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama

Evangelio del lunes de la quinta semana de Pascua

El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré y yo mismo me manifestaré a él.
Judas, no el Iscariote, le dijo: -Señor, ¿y qué ha pasado para que tú te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?
Jesús le respondió: -Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que escucháis no es mía sino del Padre que me ha enviado. Os he hablado de todo esto estando con vosotros; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho.
Jn 14,21-26

No es cosa buena ser engañado ni engañarse a uno mismo. Quien separa el amor al Señor del cumplimiento de sus mandamientos engaña a otros y se autoengaña. 

Cristo deja las cosas muy claras. El que le ama, guarda su palabra. Quien no la guarda, no le ama. Y para que nadie pudiera alegar ignorancia, el Espíritu Santo se encarga de recordar lo que Cristo ha dicho. 

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