2.10.07

De la desinformación al insulto. Pues que pidan disculpas.

Era de imaginar que acabaría ocurriendo algo así. El pasado viernes saltó a los medios, o mejor dicho a determinados medios, la noticia de que el padre Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, había declarado que no había que dar ayudas a las madres solteras. Lo cual no es cierto tal y como se puede comprobar escuchando la rueda de prensa o leyendo la transcripción literal de las palabras de don Juan Antonio. Da lo mismo. La verdad no puede impedir que se aproveche la oportunidad de arremeter contra la Iglesia, los obispos o el portavoz de los obispos. Y así vemos que desde el padre Ángel, de Mensajeros de la paz, hasta el insigne Victor Manuel, converso del filo-franquismo más pastelero al comunismo más carpetovetónico, han puesto en solfa al padre Camino. El primero, desmarcándose del portavoz episcopal como si fuera poco menos que el portavoz de la maldad. El segundo, insultando al sacerdote. Cuestión de estilos, cuestión de formas, pero mismo fondo.

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1.10.07

Monseñor Sánchez pone el dedo en la llaga

El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Monseñor José Sánchez González, ha escrito una carta a sus diocesanos (y no sólo a sus sacerdotes como recoge incorrectamente alguna información) llena de sentido común y de planteamientos y preguntas que de ser respondidas adecuadamente, ayudarían mucho a calmar el ambiente político social de este país.

Dice Monseñor Sánchez:

Hay asuntos tan importantes (la educación lo es, como la defensa y las relaciones exteriores, entre otros) que deben ser acordados y no imponerse por la simple mecánica de la mayoría parlamentaria. Cuando es así, las leyes duran lo que duran las mayorías de los Parlamentos.

Tres décadas de democracia deberían servir para que al menos esa lección la hubiéramos aprendido. Un país que cambia radicalmente de rumbo cada vez que cambia de gobierno acabará desquiciado. La responsabilidad principal, al menos en el caso de España, reside en los partidos mayoritarios. Cuando uno de ellos, como es el caso, quiere imponer un modelo de sociedad concreto, que se sabe que no puede ser aceptado sin más por buena parte de la sociedad, el choque es inevitable. No se construye una nación desde un resultado electoral de 3 ó 4 puntos más que el principal partido opositor. De hecho, ni siquiera tendría sentido que un 60% quisiera obligar al 40% restante a aceptar unas leyes que atenten contra la esencia de los valores de la minoría. Y no digamos nada si el tema en cuestión es la educación de los niños y jóvenes que serán adultos a la vuelta de la esquina.

Por otra parte, la sociedad española debe de ser consciente de que no se puede dejar todo en manos de los políticos. Triste sistema político es ese que consiste solamente en depositar el voto en una urna cada cuatro años.

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Preciosa homilía de Monseñor Francisco Pérez

La podéis leer entera en "Palabra de Obispo". A mí me ha encantado. Se ve un hombre que ama a Dios, que ama al pueblo de Dios y que está dispuesto a que ese amor sea la guía de su ministerio. Habla a todos, no se olvida de nadie. Se dirige a los niños y a los jóvenes, animándoles a amar y seguir a Jesús. Quiere que la adoración a Cristo sea el motor de una espiritualidad genuinamente cristiana, que a su vez sea instrumento de transformación de una sociedad necesitada, hoy más que nunca, de la luz de los hijos de Dios. Dice don Francisco:

Invito a esta profunda adoración tan necesaria hoy; como decía Madre Teresa de Calcuta: "Si supiéramos adorar más a Dios, las realidades humanas irían mejor". Si hubiera, en la Diócesis, un Templo, abierto día y noche para adorar simplemente a Cristo, ¡cuánto bien haría! Con San Pablo, lo hemos escuchado en la segunda lectura, también yo quiero gritar: "A Él honor e imperio eterno".

Amén y amén. Es absurdo que añada o comente algo más a las palabras del nuevo arzobispo de Pamplona. Nada bueno añadiría a lo dicho por él. Si acaso, señalaré que hacía tiempo que no encontraba una explicación tan lúcida y clara de lo que es la sucesión apostólica como la que Monseñor Pérez nos regala en esta homilía:

Estos días atrás se despedía D. Fernando de vosotros. Hoy me presento yo dispuesto a tomar el relevo. Una cosa quiero deciros desde el primer momento: aunque lo dicho sea verdad, más verdad es que ni D. Fernando cesa ni yo comienzo. Es Cristo quien, antes en él y a partir de ahora en mí, quiere seguir viviendo entre vosotros para llevar a cabo la obra maravillosa de la extensión de su Reino

Hale, ahí queda eso. Lo único que puedo hacer desde este blog es encomendarle al Señor para que le guíe, le aliente, le dé fuerzas, sabiduría y gracia para que pueda desempeñar fielmente el alto ministerio al que ha sido llamado.

Pax, bonum et veritas

Luis Fernando

30.09.07

Transcripción literal de las palabras de Martí

Antes de hablar y opinar sobre algo, conviene saber bien el cómo, el cuándo, el porqué y el qué. Así que creo que para hablar y opinar sobre las declaraciones del viernes del padre Martínez Camino, lo mejor es reproducirlas en su integridad. Esta es la transcripción que he hecho del audio que aparece en la web de la Conferencia Episcopal:

Pregunta de Daniel Serrano, de Noticias Cuatro:

….quería saber también si la Conferencia Episcopal tiene alguna opinión sobre estos cheques de ayuda que se está dando a las familias, a las madres -ayer se anunciaba, o antes de ayer, 3500 euros para las madres solteras- y ya desde… hay gente que dice que esos 3500 euros se podían dar también a familias tradicionales. No sé si tienen alguna opinión al respecto

Respuesta de Martínez Camino:

- La ayuda para la natalidad, para que haya hijos en un país en el que las tasas de natalidad están por debajo, muy por debajo de la media del mundo -son de los más bajos del mundo, si no el más bajo-, pues siempre serán bienvenidas. La ayuda a la natalidad justamente establecida, naturalmente. Y si… y las ayudas deben promover que la natalidad sea… que los hijos que vengan al mundo sean en un contexto en el que se respete sus derechos fundamentales a tener un padre y una madre y a nacer en un hogar donde puedan ser acogidos y educados conforme a su dignidad personal. Si hubiese, si se promoviese otro tipo de contextos en los que los hijos fuesen traídos al mundo quebrantando ya de partida sus derechos fundamentales, pues esto nadie lo va a ver bien.

Al final de la rueda de prensa se oye, malamente, a una periodista que vuelve sobre este tema. Aunque apenas se le entiende, creo que le pregunta a Martínez Camino si lo que quiere decir es que la Conferencia Episcopal no está a favor de que se dé esa ayuda a las madres solteras:

- No, yo no he dicho eso. He dicho que hay que promover , hay que promover, hay que promover la natalidad, en España ayudar a que las familias, a que los padres tengan hijos. Y promover especialmente el contexto en el que los niños nacen en un ambiente adecuado y que responde a sus derechos. Promover eso. Ayudar a que los niños que están en el mundo puedan ser atendidos… ¡eso a todos, claro! Porque es un derecho también de los niños, claro, nacidos como sea. Ahora, promover que los hijos vengan al mundo sin padre o sin madre, eso no se debe hacer. Promover eso. Ahora, ¿ayudar a los niños que están en el mundo?, a todos, ¡a todos! Sin distinción ninguna. Todos tienen.. los niños no importa…. ellos … no importa… para su dignidad personal no importa las condiciones en quelas hayan sido engendrados o traídos al mundo. Todos tienen la misma dignidad y por tanto hay que ayudarles a todos, a los niños. Pero no se puede promover que los niños vengan al mundo sin padre o sin madre. Eso no se puede promover. Hay que promover que vengan al mundo en las circunstancias óptimas para ellos, que es con un padre y una madre conocidos, que se aman, que quieren … que tienen un pacto de fidelidad estable, permanente, indisoluble. Ese es el que hay que promover. ¿Ayudar a los niños? A todos.

Bien, y ahora, por si a alguno le quedan dudas, léase esta nota:

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No harán caso ni aunque resucite un muerto

Me pregunto cuántas de las homilías que hoy serán pronunciadas a costa de la lectura del evangelio que corresponde a este domingo harán referencia, siquiera brevemente, a la parte final de las palabras de Cristo, quien pone en boca de Abrahán lo siguiente: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."

Ciertamente todo lo que precede a esta parte final de la charla entre el rico Epulón y Abrahán ha de ser material para dar una enseñanza clara sobre la maldad intrínseca que existe en los que ignoran la condición de los pobres -recordemos que somos ricos en comparación con la inmensa mayoría de la población de este planeta-, así como sobre la realidad del castigo para los injustos, cuya condición tras la muerte es ya irreversible.

Pero no deberíamos dejar pasar la oportunidad de meditar en lo que el Señor nos quiere decir en la última frase de nuestro padre en la fe. La enseñanza es clara: el que se niega a escuchar, creer y obedecer a la palabra de Dios, no creerá aunque vea algo tan insólito como la resurrección de un muerto. Y su condición será, de no mediar arrepentimiento sincero, la misma que la del rico condenado para toda la eternidad.

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