16.04.08

Nos quieren someter

Esta vez ha sido Hamas quien, por medio de un tal Yunis Al-Astal, ha amenazado al Papa, a la Iglesia Católica y a Europa entera. En otras ocasiones ha sido el mismísimo Ben Laden o cualquier otro dirigente de Al Qaeda. Mañana será el muftí de vaya usted a saber dónde, o el imán de cualquier mezquita. El caso es que una parte muy importante de los musulmanes ha tomado como deporte favorito el amenazar a Occidente y al cristianismo. El problema es que ellos ya han demostrado que pasan de las amenazas a los hechos en cuanto ven la menor oportunidad. Por tanto, no estamos ante un perro ladrador pero poco mordedor, sino ante perros que ladran, muerden y, si pueden, matan. Y sin embargo, hay muchos en Occidente que están deseosos de acariciar sus lomos. Es más, critican a los funcionarios de la perrera municipal que osen intentar retirar de circulación a los canes asesinos.

Por supuesto, se me dirá que el Islam no es eso. Que en realidad es una religión de paz, de fraternidad universal y de “escucha hermano la canción de la alegría”. No seré yo quien niegue que hay un Islam que no vive obsesionado con conquistar Occidente por la fuerza, que puede convivir con otras religiones y que no resulta un peligro para el resto de la humanidad que no sigue la fe de Mahoma. Pero, ¿es o no cierto que el Islam, a diferencia del cristianismo, se expandió en sus orígenes por la vía militar? ¿alguien vio a Cristo al frente de un ejército tomando por la fuerza una ciudad? ¿qué legiones estuvieron a las órdenes de San Pedro, San Pablo o cualquier otro apóstol?

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15.04.08

Dos artículos para aclarar mi proceder ante las desviaciones doctrinales

Como veo que tengo nuevos lectores desde que he mudado mi blog a Religión en Libertad, y con el fin de que quede meridianamente claro mi posicionamiento acerca de la importancia de defender la ortodoxia doctrinal en la Iglesia Católica, creo oportuno reproducir, con ligeras modificaciones, dos artículos que escribí hace unos meses. Irán en dos páginas diferentes.

El verdadero “tono evangélico” ante los que propagan el error.

A veces los heterodoxos son gente agradable, de fácil trato, que se hace querer por el gran público gracias a sus cualidades humanas. Por ejemplo, Nestorio era hereje pero sin la menor duda mucho mejor persona que el ortodoxo Cirilo. Pelagio era un peligro para la fe cristiana, pero parece ser que su moral era intachable. Y Menno Simmons era un tipo que irradiaba paz y serenidad, aunque luego dijera que Cristo no tomó carne de María, a la que poco menos que convertía en un vientre de alquiler. Es decir, se puede ser un heterodoxo de tomo y lomo a la vez que un buen tipo. Y se puede estar en la más estricta de las ortodoxias y en el más escandaloso de los comportamientos éticos. Pero cuando la Iglesia examina la doctrina de sus teólogos, no entra en juicios sobre sus cualidades humanas. Ciertamente la santidad se lleva mal con la idea de que uno no debe de adaptar sus creencias a la fe de la Iglesia y, por tanto, hay que estar dispuesto a rectificar si el magisterio así lo pide.

Muchos de los que salen en defensa de los heterodoxos en el seno de la Iglesia Católica arremeten con dureza contra los que nos dedicamos a tratar estos asuntos. A algunos les parecen poco caritativos los términos en que emitimos algunos juicios. Pero somos el colmo de la moderación si nos comparamos con las palabras que Cristo y los apóstoles usaban contra los que se oponían al verdadero evangelio y la sana doctrina. De estos el Señor decía que eran “raza de víboras”, “sepulcros blanqueados, limpios por fuera y llenos de podredumbre por dentro", que “ni entran en el Reino, ni dejan entrar en él”, etc. A los que escandalizaban con el escándalo de sus errores a la gente sencilla, Cristo aseguraba que “más les valdría que les pusieran al cuello una rueda de molino y que los arrojaran al mar”. Por eso los advertía a los fieles de que tuvieran mucho cuidado en guardarse de los “falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”.

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14.04.08

El arcipreste fiel

El Colectivo Verapaz es una iniciativa oficial de la Orden de los Predicadores que, al menos en España, con la excusa de la opción preferencial por los pobres, la justicia, la paz y bla, bla, bla, blaaaaaaa, se dedica básicamente a dar voz a aquellos que hacen de la disidencia del magisterio de la Iglesia su “modus vivendi”. No es ninguna novedad. Los pobres son la falda debajo de la cual se esconden los que creen que ser católico consiste básicamente en oponerse a lo que dice el Papa y los obispos. Por supuesto, no hay que culpar a los pobres de que se les use para tan peregrina activida. Más bien hay que intentar rescatarles de manos de estos manipuladores de conceptos plenamente cristianos, que ellos prostituyen con sus actividades para-eclesiales.

Lo cierto es que a ese Colectivo y a esos manipuladores les ha salido en Vigo un opositor que tiene las cosas claras. Se trata de Ramón Portela Alonso, arcipreste de Vigo-Polígono, quien no ha tenido el menor reparo en plantar cara a los dominicos que tienen encomendada una de las parroquias de su arciprestazgo, en la cual se iba a celebrar, y de hecho se ha celebrado, un Congreso de Justicia y Paz a cargo del colectivo mencionado.

Portela se imaginaba que la Justicia y la Paz eran la excusa para dar rienda suelta a ponencias que derrocharían heterodoxia por los cuatro costados. Viendo la lista de ponentes, era imposible pensar otra cosa. Y así ha ocurrido. De la misma manera que el peral da peras y el manzano manzanas, los Castillo, Vigil y Lois dan doctrinas contrarias al magisterio de la Iglesia. El arcipreste lo sabía, lo advirtió y lo confirmó una vez celebrado el congreso.

Pero no se ha quedado ahí. En respuesta a los que, al mismo tiempo que se manifiestan inmisericordes con la jerarquía, piden comprensión, diálogo y apertura, don Ramón ha dejado bien claro que la unidad en la Iglesia no se obtiene a costa de la verdad. En otras palabras: ustedes, señores, no tienen lugar en la Iglesia pues se pasan la vida atacando sus doctrinas y a sus pastores.

Bien está que un arcipreste tenga al valor de llamar a las cosas por su nombre. Ahora queda esperar que su obispo le respalde y que reflexione seriamente sobre la posibilidad de pedir a los dominicos de Vigo que se busquen otro lugar donde celebrar congresos, pues la parroquia que hasta ahora atendían pasará a ser pastoreada por sacerdotes diocesanos, o de otras órdenes, fieles a la Iglesia y no a los quintacolumnistas que están un día sí y otro también atacándola por tierra, mar y aire.

Luis Fernando Pérez Bustamante

12.04.08

Felicidades a la iglesia vizcaína

He de reconocer que cuando esta mañana me senté delante del televisor a ver la ceremonia de ordenación de Monseñor Iceta, tenía cierto temor. Desde que el Santo Padre hizo público su nombramiento, las reacciones contrarias en un sector importante de la diócesis vasca podían desembocar en alguna especie de manifestación pública de desacuerdo durante el día de hoy. Pero excepción hecha de la -por lo que me cuentan- ausencia de muchos sacerdotes de la propia ciudad de Bilbao, no ha habido nada que empañara el acto. Muy al contrario, todo ha salido a la perfección.

La Catedral estaba llena y además había gente en el exterior viendo la ceremonia a través de dos grandes pantallas de televisión. El coro ha estado fabuloso y a Monseñor Blázquez se le veía contento. No tanto, obviamente, como el propio Iceta, que por momentos parecía radiante dentro de la serenidad de quien sabe que le espera por delante un trabajo apasionante pero no exento de dificultades.

De la homilía de Monseñor Blázquez, que ha resultado muy catequética respecto a lo que significa el ministerio de los obispos como sucesores de los apóstoles, me llamó la atención que, al dirigirse hacia su nuevo auxiliar, le pidiera que trabajara con él codo con codo. Es decir, Blázquez quiere un auxiliar que de verdad le “auxilie” y no que esté de mero elemento decorativo, como ocurre en algunas diócesis. Cuando Monseñor Iceta tomó la palabra, le ofreció a su ordinario una colaboración basada en la fidelidad y la discreción, aspecto éste que sin duda agradecerá don Ricardo.

Aunque la retransmisión televisiva no es capaz de situarnos en el lugar para “respirar” el ambiente en persona, la sensación que nos llegó a través de la pantalla es que los fieles asistentes estaban felices a la vez que emocionados. Monseñor Iceta es la respuesta a las oraciones de muchos vascos católicos que no se conforman con el estado actual de las cosas en aquella iglesia tan amada por el Señor. No quiero usar esta breve reflexión escrita para señalar con el dedo a nadie, y menos aún después de haber escuchado a don Mario pedir por la unidad de la Iglesia. Una unidad que necesariamente, ha de girar alrededor de los dos obispos cuya foto preside estas líneas. En ellos, no lo olvide nadie, Cristo mismo pastorea la diócesis vizcaína. Y por ellos hemos de elevar nuestras oraciones. El futuro de la Iglesia en el País Vasco empieza hoy a hacerse presente.

Pax, bonum et veritas,

Luis Fernando Pérez Bustamante

10.04.08

No te bautizo

Imaginémonos que un musulmán, llamado Yusuf, recibe la gracia de la conversión a la fe cristiana. Supongamos que decide superar todo el miedo de saber que, desde ese momento, está en la lista de los que puede ser ejecutado por abandonar el Islam camino de otra religión. Y visualicemos la siguiente escena:

-Hola padre, quiero pedirle algo.

- Dime Yusuf, ¿qué quieres?

-Mire, creo que ha llegado el momento de bautizarme. He estado rezando mucho al Señor y ya no tengo ninguna duda. Quiero ser cristiano.

- Pues lo siento Yusuf, pero no puede ser.

- ¿Qué me dice, padre? ¿Por qué no puedo bautizarme?

- Porque lo más probable es que acabes como mártir. Sabes muy bien que nuestros hermanos musulmanes no aceptan la conversión a otra fe, y que si abandonas oficialmente el Islam sufrirás persecución e incluso la muerte.

- Pero padre, ya he pensado en eso y quiero correr el riesgo. El Señor dio su vida por mí en la cruz y yo estoy dispuesto a darla por Él si es necesario. No busco el martirio imprudentemente pero quiero ser cristiano y nada hay que me lo pueda impedir.

-Pues lo siento pero nosotros no queremos líos. Bastante es que nos permitan vivir entre ellos como para que ahora nos crees un problema bautizándote. Piensa que no sólo te perseguirán a ti sino también a mí, que soy el que te tengo que bautizar. Si tú estás dispuesto a ser un mártir, yo no. Así que no hay más que hablar.

-Pero…

- No hay más que hablar, Yusuf. Cuando vengan mejores tiempos, hablaremos. Ahora, déjame que tengo que celebrar misa.

-Misa a la que no puedo asistir como un fiel más….

-¡Basta ya, Yusuf!

Cualquier parecido de lo que habéis leído con la realidad, no es mera coincidencia. Todo lo contrario, es lo que el jesuita Samir Khalil ha denunciado que pasa en los países de mayoría musulmana.

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