21.07.17

El hombre honrado y cabal es el hazmerreír

Del Oficio de Lecturas del viernes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará. Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía hacia los goces exteriores, posponiendo las apetencias espirituales, y se complace, con un abandono total, en las alabanzas que le llegan de fuera, encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente. Y así, embelesada por las alabanzas que escucha, abandona lo que había comenzado. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación de él. Otras veces, por el contrario, la voluntad se mantiene firme en el bien obrar, y, sin embargo, sufre el ataque de las burlas de los hombres; hace cosas admirables, y recibe a cambio desprecios; de este modo, pudiendo salir fuera de sí misma por las alabanzas, al ser rechazada por la afrenta, vuelve a su interior, y allí se afinca más sólidamente en Dios, al no encontrar descanso fuera. Entonces pone toda su esperanza en el Creador y, frente al ataque de las burlas, implora solamente la ayuda del testigo interior; así, el alma afligida, rechazada por el favor de los hombres, se acerca más a Dios; se refugia totalmente en la oración, y las dificultades que halla en lo exterior hacen que se dedique con más pureza a penetrar las cosas del espíritu.

Con razón, pues, se afirma aquí: El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará, porque los malvados, al reprobar a los buenos, demuestran con ello cuál es el testigo que buscan de sus actos. En cambio, el alma del hombre recto, al buscar en la oración el remedio a sus heridas, se hace tanto más acreedora a ser escuchada por Dios cuanto más rechazada se ve de la aprobación de los hombres.

Hay que notar, empero, cuán acertadamente se añaden aquellas palabras: Como lo soy yo; porque hay algunos que son oprimidos por las burlas de los hombres y, sin embargo, no por eso Dios los escucha. Pues, cuando la burla tiene por objeto alguna acción culpable, entonces no es ciertamente ninguna fuente de mérito.

El hombre honrado y cabal es el hazmerreír. Lo propio de la sabiduría de este mundo es ocultar con artificios lo que siente el corazón, velar con las palabras lo que uno piensa, presentar lo falso como verdadero y lo verdadero como falso.

La sabiduría de los hombres honrados, por el contrario, consiste en evitar la ostentación y el fingimiento, en manifestar con las palabras su interior, en amar lo verdadero tal cual es, en evitar lo falso, en hacer el bien gratuitamente, en tolerar el mal de buena gana, antes que hacerlo; en no quererse vengar de las injurias, en tener como ganancia los ultrajes sufridos por causa de la justicia. Pero esta honradez es el hazmerreír, porque los sabios de este mundo consideran una tontería la virtud de la integridad. Ellos tienen por una necedad el obrar con rectitud, y la sabiduría según la carne juzga una insensatez toda obra conforme a la verdad.

De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.
(Libro 10, 47-48: PL 75, 946-947)

Cuán sabias palabras nos dejó escritas San Gregorio, uno de los escasos papas magnos con los que el Señor ha obsequiado a su Iglesia.

Leer más... »

20.07.17

Venid a mí

Evangelio del jueves de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
Mt 11,28-30

Creo que todos los cristianos, sin excepción, hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas la verdad de esas palabras de nuestro Salvador. Solo en Cristo podemos encontrar el consuelo y el descanso en medio de nuestras pruebas, nuestras cruces, nuestras preocupaciones. 

Leer más... »

19.07.17

Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos

Evangelio del miércoles de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

Tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Mat 11,25-27

Es el Padre, no el hombre, quien decide a quién le da a conocer el misterio de la salvación en Cristo. Y es Cristo, nadie más, quien elige a quiénes han de conocer al Padre. Como dice en otro lugar:

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca". 
Jn 15,16

Leer más... »

18.07.17

En el día del Juicio

Evangelio del martes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

Jesucristo se puso a reprochar a las ciudades donde se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: -¡Ay de ti, Corazín, ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han obrado en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia en saco y ceniza. Sin embargo, os digo que en el día del Juicio Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotras.
Y tú, Cafarnaún, “¿"acaso “serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta los infiernos vas a descender!” Porque si en Sodoma hubieran sido realizados los milagros que se han obrado en ti, perduraría hasta hoy.
En verdad os digo que en el día del Juicio la tierra de Sodoma será tratada con menos rigor que tú.
Mat 11:20-24

El Señor es muy claro. No recibirán el mismo castigo aquellos que, aun obrando mal, nunca escucharon el evangelio que quienes lo escucharon y lo rechazaron. 

Es lógico pensar que tampoco recibirán el mismo castigo los que, naciendo en una familia no cristiana y habiendo recibido poca luz sobre el cristianismo, mueren sin ser cristianos, que aquellos que recibieron el don de la fe por el bautismo y acaban en el ateísmo y la apostasía.

Leer más... »

17.07.17

Si el Señor no hubiera estado a favor nuestro

Salmo del lunes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

Si el Señor no hubiera estado a favor nuestro -que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado a favor nuestro cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
seguro que nos habrían tragado vivos en el ardor de su ira.
Seguro que nos habrían arrastrado las aguas, el torrente nos habría sumergido;
seguro que nos habrían sumergido las aguas impetuosas.
Bendito sea el Señor que no nos entregó en presa de sus dientes.
Nuestra alma, como un pájaro, se escapó del lazo de los cazadores. el lazo se rompió y nosotros escapamos.
Nuestro auxilio es el Nombre del Señor, el que hizo cielo y tierra.
Salmo 124

Como bien dice San Pablo “si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31) y “ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom 8,38-39).

Leer más... »