25.10.08

Los inmigrantes deberían protestar

Hoy en ReL:

El Seminario Permanente sobre Migraciones Internacionales y Extranjería, denominado INTERMIGRA/simiex tiene previsto ponerse en contacto con el Huesca para advertirle de que la segunda equipación que viene utilizando el club azulgrana, con la cruz roja de San Jorge en el pecho, “contraviene la normativa antiviolencia de la FIFA”.

Lo que faltaba. Como en este país la gente no está apenas “sensibilizada” con la cuestión de la imigración, aparecen estos necios e irresponsables a jugar con cerillas cerca de un depósito de combustible. Como en Aragón no hay ya cierto mosqueo por aquella iniciativa que implicaría cambiar el escudo de la región, asoman estos vividores de las arcas públicas (seguro que están financiados) a tocar las narices a los oscenses.

El Huesca viste habitualmente de azulgrana, pero su segunda camiseta es la mar de bonita, pues tiene una gran Cruz de San Jorge. Hasta ahora nadie había protestado por ello, pero como este año está en Segunda, pues ya es más conocido en el resto del país. Y se ve que a algún musulmán miembro de ese extraño “seminario” no le gusta ver cruces. Ante lo cual, lo lógico, es que cogiera las maletas y se largara de vuelta a su país. Pues no, pretende que nosotros quitemos la cruz que a él le disgusta.

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24.10.08

Lutero

Lutero está de moda. En las últimas semanas se ha publicado una novela histórica, Cisma, nacida de la pluma de Jesús Bastante y acaba de salir “El caso Lutero", ensayo sobre el personaje por parte de César Vidal. Como quiera que no he leído ni la una ni el otro, no opinaré sombre ambos. Sí puedo opinar sobre alguna de las cosas que, a costa de los dos libros, se están diciendo. De lo que dijo Bastante ya he tratado en otro post. De lo que ayer manifestó César en la presentación de “su Lutero” pienso tratar ahora.

El titular que eligieron en Libertad Digital, y que puse para ReL, para informar de la presentación del Lutero de César, es el siguiente: “Lutero llegó a respuestas correctas porque se formuló las preguntas correctas". Parece claro que César Vidal tiene una visión favorable del ex-monje agustino alemán. Raro sería lo contrario debido a su condición de protestante evangélico. En un alarde de entusiasmo protestantil, el bueno de César afirmó que lo que identifica a Lutero es que “frente a los problemas de la humanidad vuelve a la Biblia por encima de cualquier tipo de jerarquía de orden establecido". Hombre, dicho así, suena bien. De hecho, la Dei Verbum del Concilio Vaticano II asegura del Magisterio de la Iglesia que “… evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer". Es decir, no hay jerarquía alguna por encima de ninguna Biblia. Al menos no en la Iglesia Católica.

Ahora bien, el “problemilla” viene cuando de la idea de que la Biblia está por encima de cualquier jerarquía se pasa a “yo conmigo mismo y mis circunstancias estoy por encima de cualquier jerarquía a la hora de interpretar la Biblia". Amigos, ahí la cosa cambia. No se trata ya de analizar, rechazar o aceptar el papel que la Tradición juega en la Palabra de Dios, algo en lo que Lutero también entró. No, no, el meollo de la labor de Lutero es que pone al cristiano al mismo nivel o por encima de la Iglesia a la hora de interpretar la Escritura. El libre examen es la “respuesta correcta a la pregunta correcta” sólo en el caso de que la pregunta sea “¿cómo hemos de encontrar el sistema ideal para que aparezcan todo tipo de herejías y cismas?"; ¿o es que acaso Arrio no preguntaba a la Biblia las respuestas para su teología?; y cuando Arminio rechazaba el predestinacionismo extremo de Calvino, ¿apelaba o no apelaba a la Biblia?

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23.10.08

Fesser y la pornografía moral

El cine español, como buena parte del resto de manifestaciones culturales en este país, está mayoritariamente en mano de personajes escorados a la izquierda y extrema izquierda y, por tanto, de un anticlericalismo de la más baja estofa. Por supuesto hay excepciones, pero sirven para confirmar esa regla. Ahora bien, lo que acaba de hacer Javier Fesser roza ya la miseria moral más repugnante.

Efectivamente, hay que ser muy mala gente para manipular el sufrimiento de una muchacha, Alexia González-Barros, para arremeter contra el Opus Dei. Es una falta de respeto inmensa a un ser que pasó por la vida perfumando de santidad este mundo tan corrompido. Y es una cobardía absoluta, pues la propia Alexia ya no puede defenderse de la manipulación que ese sujeto ha hecho de su enfermedad, de su vida y de su muerte. Han sido sus familiares quienes han tenido que salir a la palestra para quejarse del personaje que quiere forrarse a costa de la caricaturización perversa de la joven Alexia.

Fesser ha acusado el golpe. Y como si fuera un boxeador indecente al que están a punto de noquear, ha optado por practicar el juego sucio dando golpes bajos y mordiendo al rival. Fesser no desmiente en ningún momento que haya manipulado la vida y, sobre todo, las circunstancias de la muerte de Alexia. Pero ha arremetido contra el Opus Dei con saña, con odio, con la ignorancia del que no puede entender ni comprender una espiritualidad que le resulta ajena y a la que desprecia con toda su alma.

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A Martínez Roca les va a comprar libros quien yo les diga

La editorial Martínez Roca ha decidido reeditar la Biblia satáncia de La Vey. Ante lo cual, yo he decidido no comprar un solo libro más de esa editorial. Así de simple. No hace falta que dé demasiadas explicaciones de la razón de mi decisión. El satanismo no es ningún juego, no es ninguna nadería y no es ningún fraude, en el sentido de que hay algo auténtico, aunque siniestro, detrás del mismo.

Dado que en España hay un buen número de sectas y grupos satánicos, así como de gente interesada en el ocultismo, la magia, los horóscopos, los amuletos y toda esa basurilla, es probable que Martínez Roca saque cierto beneficio económico con la venta de ese engendro. Pues que con su pan se lo coman.

Y espero que a partir de ahora, los pocos o muchos autores cristianos que han escrito libros para esa editorial, renuncien a seguir colaborando con la misma. Es más, yo sé de alguno que, si esto se confirma, así hará.

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22.10.08

Lo que no puede ser, no puede ser. Y además, es imposible

Jesús Bastante acaba de publicar “Cisma", una novela histórica sobre las razones del cisma luterano, que dividió a la Cristiandad occidental en mil pedazos. En su blog podemos leer la entrevista que le hacen en el Ideal de Granada, de la cual quisiera comentar algunos aspectos. Parto de un hecho: aunque tengo entendido que Bastante tiene seres queridos próximos al protestantismo, creo tener un conocimiento más exacto que él sobre la realidad actual del protestantismo, siquiera porque yo fui evangélico durante casi diez años. Por tanto, sé cuál es el “ethos” protestante conservador. Dado que el protestantismo liberal va a desaparecer de aquí a dos o tres décadas -si no antes-, el protestantismo evangélico será el único que quede como heredero de la Reforma.

Dice Jesús al Ideal:

No escapa a nadie que el principal objetivo del Pontificado de Benedicto XVI es alcanzar la unidad entre los cristianos, y parece cercano una “vuelta a la unidad", tanto por parte de los luteranos como de buena parte de la Confesión Anglicana. Y, más cercano, por los ortodoxos. En pocos meses, seguramente tengamos noticias en este sentido.

Ciertamente la vuelta a la unidad con los ortodoxos parece cercana. Tan cercana, diría yo, como lejana la unidad con anglicanos y luteranos. El anglicanismo está en franco proceso de descomposición. La reciente Conferencia de Lambeth sólo ha servido para mantener en el seno de la comunión anglicana una unidad ficticia que no se corresponde con una verdadera comunión doctrinal, espiritual y eclesial. Los anglicanos conservadores, que representan el protestantismo evangélico en anglicanismo y que son mayoritarios en África e Hispanoamérica (en Chile hay bastantes), están más fuera que dentro aunque todavía no hayan dado el paso de crear una “iglesia paralela". Los anglocatólicos van siendo cada vez menos y poco a poco van pasándose al catolicismo o a las iglesias ortodoxas. Y los anglicanos liberales, que junto con la necedad de Rowan Williams han provocado la ruptura, tienen sus templos vacíos. Ante ese panorama, hablar de una comunión real de la Iglesia Católica con la Comunión anglicana es un claro síntoma de ceguera y/o de buenismo utópico. De hecho, los ortodoxos, que no se andan con tanta diplomacia eclesial de salón como en el Vaticano, ya les han dicho a los anglicanos que el ecumenismo con ellos está muerto mientras no desanden todo el camino andado desde que decidieron ordenar mujeres como presbíteras.

Respecto a los luteranos, que están también muy infectados de liberalismo teológico y moral, la situación puede parecer algo mejor debido sobre todo al documento conjunto sobre la justificación. Pero ocurre que dicho documento fue rechazado por la iglesia luterana danesa y por alrededor de doscientos teólogos luteranos de todo el mundo. Lo cual nos lleva a un hecho que parece que no acaban de comprender los “ecuménicos optimistas": el protestantismo no tiene, en ninguna de sus distintas confesiones, una autoridad eclesial superior que pueda imponer ningún acuerdo. Todas, absolutamente todas las denominaciones protestantes y sus congregaciones son, en la práctica, independientes. Esa independencia forma parte del ADN de la Reforma.

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