La han matado
Nos dijeron que tardaría quince días en morir y se ha ido en tan solo tres. Cuando el Senado italiano estaba votando la ley que pretendía salvar su vida, se ha anunciado el fallecimiento de Eluana Englaro. Me van a permitir que no me crea que ha muerto de forma “natural". Me van a permitir que piense que han acelerado su muerte usando el método “doctor Montes". Me van a permitir que pida que no nos tomen el pelo. Tenían miedo de que el gobierno italiano se saliera con la suya y con casi total seguridad han “acelerado” el proceso. Es más, yo solicitaría que la hicieran una autopsia para ver si ha muerto por la falta de alimento o por un incremento asesino de la sedación.
Su padre y su familia ya tienen lo que querían: un cuerpo para enterrar. Los adalides de la cultura de la muerte han conseguido una victoria más. Ya tienen una pluma más que añadir a su penacho. Una muesca más en la rueda del averno al que quieren conducir a toda la sociedad. Los que desde un incomprensible estado de comunión eclesial apoyaron la muerte de Eluana y arremetieron contra la Iglesia que luchaba por su vida, pueden cantar victoria. La han entregado a cambio de 30 monedas de reconocimiento mediático de una civilización enferma. Los Masiá de turno estarán felices ante este final anunciado. E incluso es posible que sean tan hipócritas y tan miserables como para decir que van a rezar por el descanso eterno del alma de Eluana. Raza de víboras les llamaría Juan el Bautista. Sepulcros blanqueados les diría el propio Jesucristo. Son la escoria de la Iglesia.