El legado de Occidente a África: preservativos y aborto
Un grupo de estudiantes cameruneses ha publicado una carta en la que defienden al Papa de los ataques que ha recibido por sus palabras sobre el preservativo, durante el viaje apostólico a Camerún y Angola el pasado mes de marzo. Pero no sólo defienden al Papa, sino que atacan directamente a ese Occidente rico que no sólo está tirando por el sumidero de su letrina una serie valores éticos y morales que hasta hace medio siglo parecían intocables, sino que además pretende que otras culturas, como la africana, le sigan en ese camino suicida. Por eso estos jóvenes africanos no se andan por las ramas: “Decimos con firmeza nuestro ‘no’ a este modelo cultural totalmente extraño a nuestros valores y tradiciones, que nos está siendo impuesto como determinante de la mejora de nuestra vida“.
No es para menos. La exportación a África de un modelo de sociedad en el que la sexualidad es puro ocio, en el que la dignidad de la vida humana desde su concepción es ya historia y en el que el mismo concepto de familia es objeto de mercadería política para ganar votos de lobbys minoritarios, no puede traer nada bueno a un continente que no necesita de lo peor de Occidente para prosperar. Y es que, recordémoslo, ese Occidente que quiere llenar África de condones fue quien acometió una descolonización del continente africano digna de pasar a los anales de la historia como uno de los mayores desastres de la era moderna.
Mucho se ha acusado al imperio español de comportarse indignamente en las Américas, pero basta comparar los continentes americano y africano para constatar quién hizo mejor las cosas. Y es que aunque la práctica totalidad de los imperios conllevan una buena dosis de represión a los pueblos dominados o colonizados, cuando el imperio lleva el apellido de cristiano acaba dejando una impronta que permite el desarrollo civilizado de las naciones que acaban independizándose de su metrópoli. Al contrario, un Occidente sin alma cristiana sólo puede estropear las condiciones de las civilizaciones donde impone su fuerza militar y cultural.