5.03.10

Si de verdad quisieran a Pagola...

El dato lo he dado en alguna ocasión, pero creo que conviene hacerlo público de forma más notoria. José Antonio Pagola lleva sumido en una depresión desde hace meses. De tal manera que necesita ayuda profesional para tratarla. Y si alguien piensa que está causada sólo por la polémica sobre su libro, se equivoca, aunque es obvio que todo lo ocurrido tras la publicación de su controvertida obra influye en su actual estado.

Hace meses, cuando supe lo que estaba ocurriendo, dije que el mejor favor que le podían hacer a Pagola aquellos cercanos a él era “dejarlo pasar”. Es decir, cuanto más jaleo hicieran, peor para él. Pero también aventuré que darían pasos en el camino opuesto a lo que el sentido común dictaba. Y no me equivoqué.

El primero que le hizo un flaquísimo favor fue monseñor Uriarte. En vez de apoyarle de forma sensata, ayudándole a superar el trago de que su obra fuera cuestionada desde la CEE -lo cual fue mucho mejor para él que si le hubieran cuestionado desde Roma-, pero sin enfrentarse a la propia CEE y a la Congregación para la Doctrina de la Fe, se tiró a la piscina dando un nihil obstat que le habían pedido de forma expresa que no diera. El caso Pagola se convirtió entonces en el caso Uriarte, pero con el teólogo vasco todavía dentro de un huracán que no le venía nada bien a su estado anímico.

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4.03.10

Nacho Arsuaga, apañados vamos si nuestra confianza la ponemos en el Partido Popular

Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír, hizo ayer unas declaraciones que, en mi opinión, no sólo son penosas para la causa provida, sino que ratificarán a muchos en la idea de que esa organización cívica está demasiado cercana al Partido Popular. Lo cual probablemente sea injusto pues, a pesar de las palabras de Arsuaga, yo pienso que HO no nació ni está para bailarle el agua a los populares, sino para concienciar a la sociedad española de la necesidad de movilizarse civilmente para defender una serie de derechos irrenunciables. Y ese objetivo lo está consiguiendo, siquiera en parte. Lo cual es muy loable.

Ahora bien, resulta realmente alucinante que cuando existen partidos verdaderamente provida -y no pienso dar siglas porque son conocidas por mis lectores-, Hazte Oír y/o Derecho a Vivir ponga su confianza en aquellos que no han movido un repajolero dedo para poner fin a la cultura de la muerte en España. El Partido Popular es tan abortero como el PSOE aunque intente disimularlo más. Su presidente, Mariano Rajoy, dijo en “Tengo una pregunta para usted” de Televisión Española, que estaba la mar de feliz con la ley que permitía más de cien mil abortos al año. Por tanto, cuando el señor Arsuaga confía en que el PP derogue la actual ley, ¿cómo puede decir que eso supondrá el restablecimiento en España del derecho a nacer? ¿es que acaso se cree el PP volverá a declarar el aborto como delito en toda circunstancia?

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3.03.10

Pederastia, el escándalo que no cesa

La policía alemana entró ayer en la abadía benedictina de Ettal, en el corazón de Baviera. El abad dimitió hace unos días por no haber informado de abusos sexuales cometidos por algunos monjes entre los años 2002 y 2005. En el monasterio de Wechselburg, también benedictino, se ha producido igualmente el “cese” de tres monjes por la misma razón. Y todo ello se une al escándalo de los abusos cometidos en colegios jesuitas del país germánico.

Lo de Alemania es un peldaño más en una escalera repugnante que demuestra, lo queramos o no, que algo está podrido en la Iglesia. Consideraciones teológicas aparte, por las cuales sabemos que no cabe atribuir a toda la Iglesia el pecado de sus miembros, la realidad es que desde que empezó el escándalo de la pederastia entre el clero de EEUU, da la sensación de que algo se ha hecho mal, muy mal, en tiempos pasados. Porque si ya es grave que haya gentuza que, aprovechándose de su condición de cura o religiosos, haya abusado de niños y adolescentes -en este caso me da igual que haya habido consentimiento-, más grave me parece que haya habido una clara y nítida política de ocultación de esos abusos. Y hablo de política de ocultación porque no se explica de otra manera que en un gran número de casos se haya demostrado que los superiores eclesiásticos de los perversos sabían de sus abusos y no hicieron nada, mientras que no recuerdo ninguno en que otros superiores les denunciaran para ponerles en el único lugar que merecen: la cárcel.

No seré yo quien acuse a los obispos o superiores de monasterios y órdenes religiosas que se han encontrado con que algunos de sus curas o frailes eran pederastas si los mismos ocultaban bien sus perversiones. Pero allá donde había conocimiento, la inacción es tan grave que sólo cabe la total remoción y suspensión a divinis del obispo o superior responsable. Si es menester cambiar el Código de Derecho Canónico, que se cambie, pero es intolerable que los pastores protejan a los lobos que se “benefician” a los corderos. No merecen, diría yo, el perdón de Dios, pero Dios sabrá qué hacer con ellos.

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2.03.10

El feminismo, o la mutación alienígena de la femineidad

A las feministas españolas la Iglesia les molesta, les irrita, les resulta peligrosa para sus planes de “liberación de la mujer". Una liberación que, a día de hoy, consiste básicamente en que se les dé vía libre para abortar. La moral católica provoca en ellas una reacción similar a la que un crucifijo causa en un endemoniado. Salvo milagro, es más previsible que Drácula se cuelgue una ristra de ajos en el cuello que ellas lleven un rosario en sus manos.

Y como saben que en la ONU son bien recibidas, pues aprovechan la ocasión para pedir que el Vaticano sea apartado de la organización de las naciones unidas. Lo cual no deja de ser curioso. Uno esperaría que unas feministas “fetén” pedirían antes la salida de la ONU de aquellos países donde todavía se lapida a las adúlteras. O aquellos donde se da de latigazos a las mujeres que osan tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Es más, a pesar de que el aborto les parece algo fenomenal, sería bueno que exigieran a China que pusiera fin a la nefasta política que obliga a cada matrimonio a tener un solo hijo, siquiera sea porque eso provoca que las familias opten por deshacerse de los fetos de sexo femenino o incluso de las niñas una vez nacidas. Ya puestos, podrían promover que en África se ponga más énfasis en acabar con la ablación del clítoris de las mujeres que en llenar sus bolsillos de condones que luego sus “hombres” no usan. Es más, a esas feministas no las he visto defender a esa mujer musulmana que ha tenido que ser protegida por la justicia de un imán y otros musulmanes que la querían “crujir” por llevar un estilo de vida como el de la mayoría de las españolas.

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1.03.10

Monseñor Gil Hellín escribe una carta poco común

Vaya por delante mi convencimiento de que lo mejor que podría hacer en este post es copiar las palabras de Monseñor Francisco Gil Hellín y callar. Poco puedo añadir a lo escrito por el arzobispo de Burgos. Pero dado que llevo una serie de posts en los que me he quejado de las declaraciones y silencios de nuestros pastores, sería sumamente injusto que no les alabara cuando hacen las cosas bien. Y la carta del arzobispo castellano es de esas que deberían dejar huella. No podemos permitir que pase así sin más.

A la hora de comentarla, prefiero empezar por la parte `propositiva´: “Lo que ahora necesitamos en España con absoluta urgencia es volver a Dios“, dice don Francisco. Pues sí, es cierto. No habla el arzobispo sólo de una conversión personal de los españoles, que también, sino de la conversión del país entero. Cierto es que si el pueblo se convierte, la nación que forman lo hace igualmente. Una sociedad donde abundan los conversos al evangelio pasa de la enfermedad a la salud, de la muerte a la vida. Y hablamos de conversiones sinceras y reales. Los cristianos “nominalistas” sobran. O se es cristiano de verdad o más vale no ser cristiano.

Aunque es deseable que nos libremos de un gobierno cuya iniquidad moral es palmaria, no podemos ser tan ingenuos como para pensar que con ese paso se acabará la decadencia espiritual de España. De hecho, quizás tenemos un gobierno así porque así somos la mayoría de los españoles. Y es que la descripción que hace de la sociedad española el arzobispo burgalés es tan dura como veraz:

Una sociedad con varios millones de parados, que mata impune y sistemáticamente a sus hijos más inocentes, que administra la justicia según los colores políticos, que miente con descaro y desde las más altas instancias, que viola los pactos más sagrados, que fomenta el odio y el enfrentamiento entre sus miembros, que impide el ejercicio libre de la religión, que destruye la inocencia de los niños desde su más tierna edad, que azuza las pasiones de los jóvenes, que niega que haya acciones buenas y malas con independencia de tiempo y circunstancias, que convierte la escuela en un instrumento ideológico y el poder político en trampolín para el enriquecimiento personal y el medro de los suyos, que se empeña en no tener hijos, en una palabra, una sociedad cuarteada en sus estructuras básicas y removida en sus cimientos éticos es una sociedad decadente y enferma de extrema gravedad.

Es posible que a los buenistas de turno, las palabras del arzobispo les parezcan excesivas. Siempre habrá alguno que, por ejemplo, nos recuerde que los españoles están entre los ciudadanos del mundo que más dinero han dado para paliar la tragedia de Haití. Y eso es cierto. Pero el dinero de los ricos -y a pesar de la crisis, España sigue siendo un país rico- no cubre sus pecados. Digo esto siendo consciente de que muchos habrán dado de lo que no les sobra. Pero creo que se me entiende por dónde quiero ir. Además, hacer el bien a quien lo necesita es un deber moral. Sólo faltaba que a los pecados descritos por Monseñor Gil Hellín añadiéramos el de la indiferencia ante el dolor ajeno.

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