España era, al menos hasta ayer, una nación. Tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto de autonomía de Cataluña, la cosa no queda tan clara, al menos a nivel legal. En el texto que se ha dado a conocer leemos lo siguiente:
Carecen de eficacia jurídica interpretativa las referencias del Preámbulo del Estatuto de Cataluña a “Cataluña como nación” y a “la realidad nacional de Cataluña".
Yo no sé en qué consiste lo de la eficacia jurídica interpretativa, pero de momento el texto del “estatut", que es una ley orgánica, sigue manteniendo que Cataluña es una nación y el TC dice que es legal que tenga como símbolos nacionales la bandera, la fiesta y el himno. Ante lo cual yo digo que si Cataluña es una nación con símbolos nacionales, bandera, fiesta e himno, ¿qué sentido tiene que el término nación no tenga eficacia jurídica? O Cataluña es una nación o no lo es. Y si lo es, entonces no forma parte de España, a menos que se pretenda que España ya no es una nación. En mi opinión, la única salida para evitar que este país salte en pedazos es reformar la Constitución y acabar con el sistema autonómico. Pero igual que digo eso, afirmo que tal cosa es imposible con el actual sistema partitocrático al que llaman democracia.
El caso es que la cuestión nacionalista-separatista también tiene un ámbito eclesial que conviene no dejar a un lado. Recientemente Monseñor Vives, obispo de Urgell -arzobispo ad personam-, aseguró que los obispos catalanes suscribían el dichoso estatut. Tanto él como el cardenal Sistach son la cabeza visible del nacional-catolicismo catalanista. Ven a Cataluña como una nación, como un país, no como una simple comunidad autónoma o una región española más. De hecho, la Iglesia en Cataluña ha sido un instrumento más de la separación de dicha región del resto de España. Lo vemos en la cuestión linguística. A pesar de que algo más de la mitad de los residentes en Cataluña tienen como lengua materna el castellano, la gran mayoría de las misas se celebran en catalán. Y en Montserrat tienen poco que envidiar a los radicales de ERC en cuanto a sentimiento separatista.
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