1.10.10

El voto cristiano existe en Brasil

Por si alguien tuviera alguna duda, lo que ocurrió ayer en Brasil demuestra que cuando los cristianos se toman en serio la defensa de principios no negociables a la hora de votar, las cosas pueden cambiar a mejor. Dilma Rousseff, candidata favorita en todas las encuestas para suceder a Lula en la presidencia del país sudamericano, sufrió una espectacular “conversión” que le ha llevado de pedir la liberalización plena del aborto a asegurar que no piensa tocar la legislación actual.

¿Qué es lo que le ha llevado a dar semejante giro político? ¿el convencimiento personal de que el aborto es un mal a combatir? ¿la certeza de que proteger a los no nacidos es una obligación para todo gobernante que no quiera ser acusado de favorable al genocidio? Mucho nos tememos que no son esas las razones del cambio.

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29.09.10

La medicina al servicio de la vida versus la medicina al servicio de la muerte

Ahora que las feministas, organizaciones indignas como AI y demás farándula de la cultura de la muerte están combatiendo a tumba abierta contra la vida en Hispanoamérica, es una bendición el leer la noticia del nacimiento en Italia de una bebita prematura cuya madre llevaba 22 días en muerte cerebral. Lo leemos en el diario El Mundo:

Edil está muerta, clínica e irreversiblemente muerta. Oficialmente pasó a mejor vida el pasado día 6, después de que los médicos del Hospital Santa Ana, en Turín, no pudieron hacer nada contra el tumor maligno que la joven tenía alojado en el cerebro. Sin embargo, y después de exactamente 22 días muerta, Edil dio ayer a luz. Trajo al mundo a una niña que tan sólo pesa 800 gramos, pero que se encuentra en relativo buen estado.

La hija de Edil, que se llamará como su madre, es un ejemplo vivo de cómo el avance de la medicina puede traer mucho bien a la humanidad. No hay más que ver la imagen del padre de la cría para entender lo que digo. Hace dos o tres décadas habría sido imposible lograr salvar a la nena.

Es por ello especialmente repugnante que haya hombres y mujeres empeñados en utilizar la ciencia médica para propagar la muerte, para extender la plaga del asesinato de los no nacidos en el seno materno o para poner fin a la vida de algunos enfermos en vez de facilitarles las cosas todo lo posible hasta que la muerte les llegue de forma natural.

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28.09.10

¿Y qué piensan hacer los obispos con los profesores de teología que apoyaron el libro herético?

Los obispos estadounidenses han emitido una nota por la que se condena un libro de dos profesores de la Universidad de Creighton. La misma pertenece a la Compañía de Jesús, que vuelve a sumar una pluma más -¿y van?- en el penacho de las heterodoxias de sus miembros. Bueno, puede que los dos profesores no sean religiosos pertenecientes a la orden, pero para para el caso es lo mismo.

En principio está bien y es de agradecer que los obispos condenen a los heterodoxos y pongan de manifiesto las razones de la condena. En esta ocasión se han tardado un par de años en notificar los errores de un libro publicado en el 2008. En vista de la contundencia del documento episcopal, es evidente que esa obra no hay por donde cogerla desde el punto de vista de nuestra fe. Es más, aunque no lo he leído, estoy convencido de que no hace falta ser obispo ni teólogo para discernir que ese libro no refleja la doctrina católica. También tengo la convicción moral de que sus autores sabían que se estaban alejando de la fe de la Iglesia, y aun así quisieron publicarlo.

Sin embargo, basta con asomarse por la ficha del libro en Amazon para encontrarse con una realidad que, digo yo, habrá que enfrentar. Por ejemplo, Lisa Sowle Cahill asegura que “Salzman y Lawler son dos teólogos de categoría, con la estatura necesaria como para enfrontar asuntos que se han convertido en altamente inflamables en el demasiado polarizado ambiente católico. El resultado es una obra erudita de primer orden - lit `extensive, well-researched, and carefully argued scholarship´-. Los autores son respetuosos, inteligentes, honestos y valientes. Alarmaran a unos pocos, iluminarán a muchos…“. ¿Y quién es doña Lisa? Pues lo pueden ver ustedes haciendo click sobre este enlace. Aparte de lo que ha sido en el pasado, hoy es profesora del departamento de teología del Boston College, otra universidad perteneciente a la Compañía de Jesús.

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27.09.10

La eternidad es muy larga como para pasarla en el infierno

Sí, he dicho infierno. Palabra que parece proscrita del lenguaje cristiano en las últimas décadas. Quizás porque antes estuvo demasiado presente en predicaciones donde se aludía más a la atrición que a la gracia santificadora y a la buena nueva de la salvación en Cristo.

Creo sinceramente que es necesario hablar tanto de las bondades que nos ofrece Dios, de la eternidad a su lado que espera a quienes lo dejan todo en brazos de Cristo, como del espantoso destino que espera a los que no creen en Él o, creyendo, viven como si no les importara lo más mínimo cumplir su voluntad. Y la misma se resume en dos mandamientos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

Benedicto XVI dijo ayer las cosas bien claras aprovechando la parábola del joven rico y el pobre Lázaro. Dijo el Papa que “mientras estemos en este mundo, debemos escuchar al Señor que habla mediante las Sagradas Escrituras y vivir según su voluntad, de otra manera, tras la muerte será demasiado tarde para arrepentirse“.

Ya dijo el autor de la epístola a los Hebreos que “a los hombres les está establecido morir una vez, y después de esto el juicio” (Heb 9,27) y ya dijo Cristo que “llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán: los que han obrado el bien, para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio” (Jn 5,28-29).

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26.09.10

¿De qué vale la autoridad si no se ejerce?

En un artículo cuya lectura recomiendo, el P. Guillermo Juan Morado aborda la pregunta de si existe o no una autoridad doctrinal en la Iglesia. Días atrás, el P. José María Iraburu publicó en la sección de Opinión otro artículo que ayuda a poner las cosas en su sitio en relación al papel del magisterio -concretamente el del último concilio ecuménico- y la actitud que han de mantener los fieles respecto al mismo.

Dice el P. Juan Morado:

El problema radica, más bien, en que, por la “izquierda” y no menos venenosamente por la “derecha", se tiende a impugnar, a reducir, a limitar hasta la insignificancia la enseñanza del magisterio eclesiástico. Al final, es magisterio lo que a mí me gusta. Lo que no, no lo es.

Y añade:

Sin fe católica no se puede aceptar la función del magisterio de la Iglesia.

Y escribió el P. Iraburu:

… digámosle al cristiano que en algún punto de la enseñanza del Vaticano II no alcanza a ver su posible conciliación con anteriores enseñanzas de la misma Iglesia: “Primero de todo, usted afirme, confirme y firme todo lo que la Iglesia enseña. Y trate después de ayudar el acto intelectual de su razón-fe, pidiendo luz a Dios y discurriendo como pueda, para lograr la conciliación de dos enseñanzas que ahora se le muestran como contradictorias. Si con el favor de Dios usted solo o con ayudas de otros llega a hacerse posible ese acto de la mente, perfecto. Si no, tendrá que suspender el juicio, prohibiéndose pensar en ese tema, porque ya ve usted que no es capaz de pensar sobre esa cuestión según la enseñanza de la Iglesia. Está claro que usted no debe consentir en ningún pensamiento que niegue o ponga en duda la ortodoxia de una enseñanza unánimemente acordada en un Concilio. Y menos aún debe negar en público su veracidad".

Además, como se encarga de recordar el P. Guillermo:

El Magisterio, en ocasiones, es infalible. Pero no sólo es Magisterio auténtico cuando es infalible. También es auténtico el Magisterio ordinario no infalible, cuya finalidad es guiar hacia la comprensión de los misterios de la salvación y la de indicar los medios para aplicar vitalmente el mensaje de la fe.

Lo cual no hace sino recordarnos lo que ya enseñó el Concilio Vaticano II:

Este obsequio religioso de la voluntad y del entendimiento de modo particular ha de ser prestado al magisterio auténtico del Romano Pontífice aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se preste adhesión al parecer expresado por él, según su manifiesta mente y voluntad, que se colige principalmente ya sea por la índole de los documentos, ya sea por la frecuente proposición de la misma doctrina, ya sea por la forma de decirlo. (LG 25)

Efectivamente, la teoría es clara y fácil de entender. Cualquier católico debe de conformar al magisterio de la Iglesia su conciencia y su opinión sobre cuestiones doctrinales y morales. No es necesario decir que si el católico es además presbítero, teólogo o religioso, su deber de ajustarse a lo que enseña la Iglesia es si cabe más necesario. Y así es, creo yo, en la mayor parte de los casos, salvo quizás en algunas órdenes religiosas. El hecho de que los teólogos y sacerdotes disidentes tengan más repercusión mediática no significa que sean mayoría. Pero eso no resta gravedad a su acción contraria al bien común de los fieles.

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