Ni Pontificia ni Católica
Lo que está ocurriendo con la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es un espectáculo dantesco en el que un rector despechado parece dispuesto a llevar a toda su comunidad universitaria hacia una especie de suicidio académico. El sentido común dictamina que si una universidad es Pontificia y Católica, la Iglesia tendrá mucho que decir sobre su funcionamiento, sobre sus estatutos y sobre la forma en que puede reflejar adecuadamente su condición confesional.
El conflicto viene de lejos. Concretamente desde al año 1991, cuando el Cardenal Cipriani advirtió a los responsables de la PCUP que debían acatar la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae del Beato Juan Pablo II, Papa, no como ellos crean que deben de hacerlo, sino como la propia Iglesia les indica.
Además se da la circunstancia de que en febrero de este año, el Tribunal Constitucional del Perú le dio la razón al arzobispado limeño en el litigio por la administración de los bienes de la universidad procedentes de una herencia.