Millones de bautizados practicantes, no sé si mayoría o no, aspiran a que la Iglesia Católica sea más “inclusiva". Quieren que cambie sus doctrinas para resultar más atrayente no solo al mundo, sino a ellos mismos.
Se trataría de una Iglesia que:
1- Aceptara como normal que si dos hombres o dos mujeres se aman, puedan mantener una relación sentimental con relaciones sexuales incluidas y se casen tanto por lo civil como religiosamente.
2- Aceptara que los divorciados tienen “derecho” a rehacer su vida casándose de nuevo por la Iglesia.
3- Mantuviera una postura respetuosa en el tema del aborto. Entienden que la Iglesia defienda la vida pero ha de aceptar las reglas de juego democrático y, sobre todo, quitarse de la cabeza la idea de que puede “imponer” sus criterios morales a la sociedad, aunque sea en un tema tan delicado.
4- Aceptara por fin que está en el mundo SOLO para atender a los más necesitados y no para hacer proselitismo y molestar a los creyentes de otras religiones o los ateos y agnósticos con la idea de que solo en Cristo se encuentra la salvación.
5- Reconociera de una vez por todas que no toda la Biblia es Palabra de Dios. Que cuenta con verdaderos errores doctrinales que desfiguran la imagen de Dios, especialmente en el Antiguo Testamento. Y que se entienda que no todo el Nuevo Testamento puede servir de guía para la sociedad del siglo XXI, dado que fue escrito con la mentalidad del siglo I. Por supuesto, la mera idea de que Dios obra milagros debe ser puesta en cuarentena. La ciencia ha avanzado una barbaridad y cada vez está más cerca de explicar esos milagros como hechos puramente naturales.
6- La misión principal de un Papa, a ser posible el actual, es cargarse todo lo que había antes de él, sobre todo si tiene que ver con la Curia romana, entidad perversa y corrupta donde las haya, que solo sirve para oprimir al resto de la Iglesia repartida por todo el mundo.
7- Machacar sin piedad a los que osen pedir fidelidad a la Tradición, especialmente si son religiosos. La característica principal de las órdenes y congregaciones religiosas con siglos de existencia ha de ser la de adecuar su carisma a las corrientes del mundo. Y a eso se le llamará inculturación para que no parezca que es una traición a sus fundadores.
8- Alejarse como alma que huye del diablo de una liturgia y pastoral sacramental anticuadas. A la Misa se le quitará todo lo que se pueda su carácter de sacrificio, pues estamos ante una teología desfasada que presenta a un Dios cuya justicia requiere una expiación y reparación por el pecado, lo cual es incompatible con la idea de un Dios de amor y misericordia. Y el sacramento de la confesión debe aparcarse para permitir que los creyentes aprendan a pedir perdón a Dios ellos solos, lo cual es un signo de madurez cristiana.
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