5.03.15

Don Pedro Sánchez debería leerse la Constitución

El actual líder del PSOE, que ya veremos si llega como tal a las próximas elecciones generales, ha dicho que tiene intención de llevar en su programa l revisión de los acuerdos -no Concordato- entre el Vaticano y el Reino de España. También ha afirmado que cree en un estado laico. Y además nos cuenta que se siente «más identificado» con una enseñanza en la que prime la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. 

Igualmente parece que no le gusta que la asignatura de religión sea materia evaluable y añade que la misma podría darse perfectamente en horario extraescolar.

Bien, vamos por partes:

1- La Constitución española no dice que España sea un estado laico, sino aconfensional. No es lo mismo. 

Artículo 16
1- Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.

2-Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3- Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Por tanto, si don Pedro quiere un estado laico, tiene que cambiar ese artículo

2- La Constitucion española defiende el derecho de los padres a que sus hijos sean educados conforme a sus creencias y valores.

Artículo 27.3

Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

Leer más... »

3.03.15

Como antiguo alumno escolapio os digo que sois unos traidores

Hace casi cinco años escribí uno de los artículos que más alegría me ha deparado desde que soy bloguero. Se titulaba “Aquellos escolapios…” Gracias al post han podido reecontrarse antiguos alumnos del colegio de los Padres Escolapios en Getafe (Madrid). Solo por eso habría merecido la pena

Ni que decir tiene el cariño que tengo a las Escuelas Pías y a la figura de San José de Calasanz. Siendo alumno escolapio recibí algo que se le parecía mucho a una llamada a la vocación sacerdotal, que luego, por circunstancias de la vida, no se concretó, aunque no puedo decir que esa llamada al servicio al Señor no la esté llevando a cabo, por pura gracia, de otra manera. Seamos seglares o seamos sacerdotes, el caso es dejar que la voluntad de Dios impregne nuestras vidas.

Es por todo esto que no puedo evitar indignarme hasta extremos difícilmente soportables al leer que las Escuelas Pías en Cataluña han pisoteado, vejado, abandonado y ocultado el carisma de San José de Calasanz. Es más, presumen de ello. El santo aragonés quiso fundar una escuela católica, en la que los niños fueran educados en todos los sentidos, pero, faltaría más, también en la fe de la Iglesia. No en un sincretismo laicista heredero de la mentalidad de la Ilustración y de las escuelas netamente masonas.

Ahora que los obispos, por fin, han decidido que en clase de religión católica se enseñe la fe católica y no otras religiones, los escolapios catalanes dicen que ellos llevan años sin enseñar el hecho religioso desde un punto de vista confesional. Hay que ser miserable para pretender ser una escuela católica y renunciar a la confesionalidad católica. Hay que ser muy Judas Iscariote para traicionar a Cristo con el beso de la aconfesionalidad y la secularización interna.

Leer más... »

28.02.15

No se puede reinventar la rueda del carro de la santidad

El carmelita Bruno Secondi ha protagonizado dos hechos en la última semana. El primero, sin duda el más importante, dirigir los Ejercicios espirituales del Papa y de la Curia. El segundo, conceder una entrevista a Religión Digital. Pues bien, tras leer dicha entrevista manifiesto mi honda preocupación por lo que el religioso nos cuenta. 

Valgan estas dos respuestas:

¿Hay una nueva forma de entender la santidad?

Los viejos modelos de santidad siguen teniendo todavía espacio y suscitando atención, sobre todo a través de las numerosas beatificaciones y canonizaciones de personas que vivieron en otro universo cultural y en otro modelo de Iglesia. Pero no suscitan interés en empeñarse por seguir este caminoHay que repensar profundamente estos modelos, acogiendo nuevos recorridos guiados por el Espíritu, que sigue operando con mucha creatividad. Hay que cambiar incluso el léxico. Por ejemplo, hablar de virtudes ‘heroicas’, un término que no evoca el lenguaje bíblico, sino el lenguaje mítico helenístico. Jesús no fue un ‘héroe’ y tampoco María ni los apóstoles. Fueron ‘zaddiq’, es decir justos y píos, términos bíblicos que indican cosas diferentes a las del héroe, que exalta incluso el esfuerzo personal, la unicidad aislada, el ’superman’. Y de esta santidad ordinaria y normal hay muchos ejemplos alrededor de nosotros, algo que recuerda a menudo el Papa Francisco.

Yo juraría que el modelo de santidad no es una cosa que el hombre propone. Yo juraría que el modelo de santidad es algo que emana de Dios y de su gracia. Yo juraría que Dios sabe muy bien lo que tiene que hacer, y ha hecho, para convertir en santos a sus hijos. Y yo juraría que es una temeridad afirmar que aquello que ha servido para llenar la tierra y el cielo de santos hoy necesita ser repensado.

Que estemos, sin la menor duda, ante una crisis de santidad -la proliferación de canonizaciones es como el dedo que intenta tapar el sol- no significa que el camino para ser santo haya cambiado. El problema no está en el modelo, que Dios ha marcado, sino en que una masa ingente de cristianos ha decidido que están más cómodos actuando como mundanos que como hijos fieles de Dios y de su Iglesia. El problema es que hay una ausencia tremenda de la predicación sobre la gracia, lo que nos ha llevado a la extensión, como plaga nefasta, del semipelagianismo y/ o el pelagianismo rampante. Y si a la gente no se le enseña a vivir en la gracia, ¿cómo va a poder hacerlo? Ya es milagroso que Dios, a pesar de esa carencia espiritualmente criminal, siga suscitando vocaciones a la santidad, tanto en la vida consagrada como en la seglar.

No está de más recordar que las congregaciones que están viviendo un resurgir de vocaciones, siguen un modelo bastante tradicional, anclado precisamente en aquello que dio resultado siglos atrás. Los responsables del fracaso que hemos padecido en las últimas décadas suelen mirar con malos ojos esa circunstancia. Debe ser difícil de aceptar que el modelo que ellos se inventaron no funciona y sí lo hace la vuelta a las sendas antiguas de las que hablaba el profeta Jeremías(Jer 6,16):

Esto dice el Señor: Paraos en los caminos a mirar, preguntad por las rutas antiguas: dónde está el buen camino y seguidlo,  y así encontraréis reposo. Pero dijeron: «No lo seguiremos».

En todo caso, no resulta casual que hoy tengamos un día sí y otro también noticias de nuevos mártires que riegan con su sangre la tierra por fidelidad a Cristo. Y es que, se ponga como se ponga el P. Secondin, hay cosas que no cambian.

Es más, precisamente llevamos más de medio siglo en el que el Espíritu Santo ha puesto en marcha herramientas de santificación para los seglares. Nunca antes en la historia las órdenes y congregaciones religiosas han sufrido una crisis tan espantosa como la actual, cuando su secularización interna les ha llevado a una situación catatónica, de esterilidad espantosa y que puede acabar con la desaparición de muchas de ellas. Y, por mucho que tengan elementos que necesitan ser corregidos, nunca antes en la historia han aparecido tal cantidad de movimientos enfocados en los seglares para ayudarles a santificarse. Ninguno de esos movimientos se ha inventado la rueda para seguir el camino de la santidad. Siguen el mismo modelo que ha funcionado durante veinte siglos.

Por poner un ejemplo, lo de la santidad ordinaria y normal ¿se parece a lo que nos habló, y mucho, ese santo y profeta de nuestro tiempo llamado San Josemaría Escrivá de Balaguer? Y sin embargo, no creo que a la santidad se le pueda llamar “ordinaria y normal", pues ser santo es un don de Dios y no tiene, en este mundo, nada de ordinario y de normal. Al contrario, es algo extraordinario y sobrenatural, sin por ello dejar de ser humano.

Por otra parte, los grandes santos de la historia de la Iglesia siguen atrayendo hoy a muchos fieles. Sin salir del sigo XX, ahí está San Pío Pietralcina, cuya devoción en Italia es inmensa. Por tanto es falso que la santidad de toda la vida no suscite interés. Quizás no lo suscite a los que han enterrado su fe bajo el fango de la apostasía, el neopaganismo y la indiferencia religiosa. Pero los santos son y serán luz segura para todos los que entiendan que el cristianismo no es un elemento decorativo en sus vidas, sino su verdadera identidad como seres humanos redimidos por Dios.

¿Cómo traducir en el lenguaje actual los ‘pecados capitales’?

Plantea usted, precisamente, uno de los problemas (junto a otros muchos) del lenguaje moral y espiritual. Necesitamos primero deconstruir el lenguaje, de lo contrario nadie entiende nada. Necesitamos hacer un nuevo ejercicio de creatividad lingüística y simbólica. Vivimos repitiendo viejas antropologías con el uso de términos que ya casi nadie entiende. El Papa Francisco está ayudando a la Iglesia a cambiar el lenguaje. Él mismo inventa palabras nuevas, como enfermedades curiales, alzheimer espiritual, etc. Y no sólo sus palabras, sino también con sus gestos, con su estilo, con sus visitas, con sus abrazos…muchas cosas se tornan nuevas.

Leer más... »

27.02.15

Les molesta que en clase de religión se enseñe religión

Los laicistas antirclericales están que rabian porque en el currículum de la asignatura católica se ha introducido, entre otras cosas, el aprendizaje de algunas oraciones. Los facistoides de nuevo cuño se dan golpes en el pecho diciendo que volvemos a los tiempos de Franco, en los que se rezaba en las clases. Si algo odia esta gente es ver a un cristiano rezando, pero mucho más si el cristiano es un niño. Y es que, aunque lo desprecian, deben intuir que Dios tiene una especial querencia a las peticiones de los más pequeños. Quizás recuerdan que, siendo ellos pequeñajos, alguien les contó que Jesucristo dijo aquello de “dejad que los niños se acerquen a mí".

El caso es que lo que se pretende es que la asignatura enseñe material propio de la religión católica. Y dentro de ese contenido figuran, faltaría más, algunas oraciones. 

Aunque sé que intentar razonar con esta gente es como intentar convencer a un yihadista de la maldad de sus acciones, hay un argumento que van a entender aunque lo sigan rechazando. A saber, se puede ser perfectamente ateo y licenciarse en teología. Basta con que la persona sepa el contenido que se le imparte en las asignaturas de la carrera, aunque no esté de acuerdo con el mismo. Ese licenciado en teología sabrá explicar en qué consiste el dogma de la Trinidad aunque no crea en la existencai de Dios.

Es decir, enseñar a un niño la oración del padrenuestro no signifca que se le obligue a rezarlo, sino que le obliga a escribir en un examen esa oración, y de otras, para recibir una buena nota.

Leer más... »

26.02.15

Resumen de lo dicho por el cardenal Marx: "Haremos lo que nos dé la gana"

¿Qué se pensaban ustedes? ¿Que los que quieren torcer el brazo de la Iglesia en la cuestión de los divorciados vueltos a casar y la homosexualidad tienen intención de aceptar lo que diga Roma y un sínodo general si no se les da la razón?

Pues no. Ni lo hicieron hace décadas, tras la exhortación apostólica post-sinodal Familaris Consortio ni tienen la voluntad de hacerlo ahora si, como parece que empiezan a sospechar, multitud de obispos, arzobispos y cardenales se plantan y deciden defender la fe católica de quienes están dispuestos incluso a traicionar las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio y el adulterio.

El argumento del cardenal Marx es que las conferencias episcopales no son filales de Roma. Y tiene razón. Pero más razón hay en decir que los obispos no son funcionarios de las conferencias episcopales. Es decir, la Iglesia ha sobrevivido durante siglos sin conferencias episcopales. Pero no sobreviría sin obispos -salvo casos extremos como ocurrió en Japón-. Algún obispo alemán puede decidir que en su diócesis sí se va a respetar la fe de la Iglesia.

Y más cierto es que la Iglesia Católica no es como la comunión anglicana, en la que se da la circunstancia de que en un país se actúa de una manera y en otro de la contraria. Incluso entre diócesis vecinas, puede que unos celebren “bodas” gays y otros no admitan ni siquiera tener “sacerdotistas".

Más peculiar es el anuncio del cardenal Marx de la publicación de un carta pastoral de los obispos alemanes tras el sínodo. ¿Se le ha olvidado que la exhortación post-sinodal es cosa del Papa? ¿Es que no van a esperar a que el Papa diga lo que tenga a bien decir?

Y además, ¿cómo es eso de que un sínodo de toda la Iglesia no le puede decir a los obispos alemanes lo que tienen que hacer? ¿es que ellos están por encima del Sínodo? ¿están por encima del Papa? Si lo que la Iglesia en Alemania, al menos sus obispos, pretende hacer es ir por libre, sin esperar al Papa y sin hacer caso al sínodo, ¿se le puede llamar a eso Iglesia Católica? 

Leer más... »