El presidente de la Fundación Garrigues, Antonio Garrigues Walker, presentará el próximo jueves, 5 de noviembre a las 12:30 horas, en el Colegio Mayor Universitario de San Pablo, el XVII Congreso Católicos y Vida Pública, que este año profundiza en el tema de la democracia bajo el título Construir la democracia: responsabilidad y bien común.
Como muchos de nuestros lectores no saben quién es don Antonio, les copio unas declaraciones suyas del año 2009, cuando se acababa de aprobar la actual ley del aborto:
-El Congreso acaba de aprobar el proyecto de Ley del aborto, con el compromiso de la ministra Aído de buscar el consenso en artículos polémicos. ¿Habría respaldado el texto?
-Sí, lo que no quiere decir que esté a favor del aborto. Sí estoy de acuerdo con que la Ley es aceptable en términos comparativos con Europa y lo que tenemos que seguir es el clima europeo. En este terreno, como en otros, se está llegando a puntos límite, en donde es difícil tener opiniones dogmáticas.
-La Iglesia ha hablado incluso de excomunión para quienes hayan dado su voto.
-Respeto mucho las opiniones religiosas, profundamente dogmáticas en esta materia, pero no las comparto, sinceramente. Lo que se está haciendo es una cosa razonable y sensata. En este tipo de asuntos, como en otros, en España tenemos que empezar a saber dialogar, respetar la opinión ajena y aceptar que el otro casi siempre tiene la misma razón que nosotros. En definitiva, a conversar desde la libertad y en este tema nos podemos poner de acuerdo.
-¿Comete injerencia al tratar de limitar la competencia del Parlamento para ampliar esa Ley?
-Yo no soy quién para decirle a la Iglesia lo que tiene que hacer, pero a este estamento le ha llegado también el momento de pensar cuál es su papel en la sociedad, y tiene que valorar otros; por ejemplo, el de la intromisión tendrá que vigilarlo con mucho cuidado. Y darse cuenta de que estamos en una sociedad muy distinta a la de hace 30 años, el papel de la religión ya no es el que era entonces, ni va a ser.
-¿Quizás la Iglesia está un poco perdida en España respecto del papel que le toca en un Estado aconfesional y laico?
-La Iglesia tiene que aceptar que las cosas han cambiado profundamente y que, por tanto, debe cambiar profundamente, lo que no quiere decir que su papel sea menos importante. Les pido que lo acepten como lo han hecho los medios de comunicación, los abogados, los empresarios… y, además, tienen que empezar a centrar su capacidad de acción, que es alta, en asuntos muy importantes, como puede ser el ético, es decir, en conectar los valores religiosos con los éticos y morales, que es donde se está poniendo más de manifiesto el déficit.
-Deduzco que está de acuerdo en que la religión se imparta en los lugares de culto correspondientes a cada confesión y que en las aulas se enseñe ética.
-Creo en la libertad religiosa, un valor muy importante para mí, que debemos aceptar. El liberalismo no es sólamente una doctrina económica, sino también cultural; y el idealismo religioso consiste en aceptar que el concepto de «religión verdadera» es también peligroso. Una persona puede decir mi religión es verdadera, la religión católica es verdadera, y tendrá toda la razón en afirmarlo, pero cuando dice que es la única verdadera y las demás son falsas, ahí empieza a fallar el concepto auténtico incluso religioso.
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