9.03.19

¿Peor el remedio que la enfermedad? Sínodo de la Amazonia

Como ya sabrán los lectores, un jesuita propuso hace poco cambiar el pan de trigo que se usa para la celebración de la Misa por pan de yuca, para “inculturarlo” más en las regiones amazónicas. En su opinión, era una de las cosas que podía discutir el próximo Sínodo de la Amazonia.

Ayer, sin embargo, salió Mons. Fabio Fabene, Subsecretario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, a desmentirlo. ¿Buena noticia? Me temo que no.

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7.03.19

¿Hay castigo mayor?

“La comunidad o la nación que peca contra la Verdad, que pierde la reverencia a la Verdad y el horror a la mentira, está perdida, dejada de la mano de Dios. ¿Y qué castigo más grande que éste, que el que se va de la Verdad, ella se queda y no lo sigue y él se va? ¿Adónde se va? “A las tinieblas de allá afuera” —dice Cristo.

La Verdad no puede imponerse a sí misma por fuerza. Si no la aceptan, se retira. ¡Temed a la Verdad que se retira!".

Leonardo Castellani, San Agustín y los filósofos.

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26.02.19

Por un instante, deja ver su rostro

Normalmente, el mal se presenta escondido, vestido de ángel de luz o agazapado tras justificaciones, excusas y engaños. En ocasiones, sin embargo, revela durante un instante su verdadero rostro, que es escalofriante.

En Estados Unidos, durante las últimas semanas ese rostro escalofriante se ha revelado en varias ocasiones. Hace un mes, el Gobernador de Virginia, Ralph Northam, declaró que estaba a favor de que los abortos se realizaran hasta el momento mismo del nacimiento y que, si en esas circunstancias un niño nacía vivo, se le dejaría morir a no ser que la madre quisiera conservarlo. Posteriormente, como preparación para un posible cambio de postura del Tribunal Supremo sobre el aborto, el Estado de Nueva York aprobó una ley que blindaba el aborto durante todo el embarazo, hasta su último día, con las justificaciones habituales de grave enfermedad del niño y la salud de la madre, y los estadounidenses contemplaron estupefactos las grandes sonrisas, alegrías y aplausos de los políticos que aprobaban la nueva ley. Otros estados han imitado ya o se preparan para imitar la ley neoyorquina.

Hoy, en el Senado norteamericano se ha rechazado un proyecto de ley que exigía algo que a cualquier persona decente del universo debería parecerle obvio: que a un niño nacido vivo se le proporcionaran los cuidados médicos que necesitase.

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18.02.19

Pequeñas medallas y grandes milagros

—Me habría gustado poder despedirme de Tony —dijo el Sr. Crouchback—. No sabía que se iría tan pronto. El otro día busqué una cosa para él y quería dársela. Sé que le habría gustado tenerla: la medalla de Nuestra Señora de Lourdes que llevaba Gervase. La compró estando de vacaciones en Francia el año que estalló la guerra y siempre la llevaba. Me la enviaron después de que muriera [en la guerra], con su reloj y otras cosas. Tony debería tenerla ahora.

—No creo que haya tiempo ya para hacérsela llegar.

—Me gustaría haber podido dársela en persona. Enviarla por correo no es lo mismo. Es más difícil explicar.

—Bueno, a Gervase no le protegió mucho, ¿no?

—Claro que sí —respondió el Sr. Crouchback—, mucho más de lo que podría parecer. Me lo contó al venir a despedirse, antes de marchar otra vez al frente. El ejército está lleno de tentaciones para un muchacho. Una vez, en Londres, en la época en la que todavía estaba haciendo la instrucción, se emborrachó con algunos compañeros de su regimiento y, al final, terminó solo con una chica que habían encontrado en algún sitio. Ella empezó a tontear, le quitó la corbata y entonces encontró la medalla. En un instante, los dos se serenaron y ella empezó a hablar del convento donde había ido al colegio y después se marcharon cada uno por su lado, como amigos y sin que pasara nada. Yo diría que eso es estar protegido. He llevado una medalla toda mi vida. ¿Y tú?

—A veces. En este momento no tengo ninguna.

—Pues deberías, ahora que están cayendo bombas y todas esas cosas. Si te hieren y te llevan a un hospital, sabrán que eres católico y llamarán a un sacerdote. Me lo dijo una enfermera. ¿Te gustaría llevar la medalla de Gervase si Tony no puede hacerlo?

Evelyn Waugh, Hombres en armas, 1952

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15.02.19

Monseñor Schneider responde al cardenal Kasper

En una declaración enviada a LifeSiteNews, Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana (Kazajstán) apoya la Profesion de Fe publicada hace unos días por el cardenal Müller, antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y responde a las críticas del cardenal Kasper contra ella. La declaración me ha parecido tan interesante que he decidido traducirla para el blog.

Hace unos días, el cardenal Kasper afirmó que la Profesión de Fe del card. Müller era una “verdad a medias” y, por lo tanto, no era la “verdad católica". También indicó que le había “horrorizado” y comparó a Müller con Lutero por atreverse a hablar del Anticristo, a pesar de que solo estaba citando lo que decía el Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema. Otros prelados defendieron y elogiaron al cardenal Müller, como Mons. Thomas Tobin, obispo de Providence (Estados Unidos), pero ninguno con tanto énfasis como Mons. Schneider acaba de hacerlo.

Conviene señalar que, en lenguaje eclesiástico, la respuesta de Mons. Schneider es durísima. En efecto, en la actualidad es muy poco frecuente (casi nunca visto si exceptuamos el precedente del propio Kasper), que un obispo critique así en público a otro de esta manera, llegando al extremo de poner directamente en duda que su fe sea verdaderamente católica: “lo único que ha demostrado el cardenal Kasper es que ya no vive la fe de los Apóstoles”. Difícilmente podría encontrarse una acusación más grave para un obispo católico, porque la fe de la Iglesia es la misma que la de los Apóstoles y, si alguien tiene otra, es que su fe no es auténtica.

La corrección pública es aún más llamativa si tenemos en cuenta que Mons. Schneider solo es obispo auxiliar de una diócesis remota, mientras que Kasper es cardenal y demostró gozar de una gran influencia en los Sínodos de la Familia, hasta el punto de que suele considerarse el principal impulsor de la comunión a los divorciados vueltos a casar, una idea que llevaba décadas defendiendo. La historia de la Iglesia, sin embargo, está llena de obispos, clérigos e incluso laicos que no han dudado en alzar la voz para rechazar desviaciones de la fe, vinieran de quien viniesen. Quizá “David contra Goliat” no sería una comparación exagerada en este caso. Y ya sabemos cómo, contra todas las predicciones, terminó aquella historia.

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