El Niño Manuel – Villancico
Para celebrar la Navidad, traigo hoy al blog este villancico casero, muy sencillo, titulado “El Niño Manuel". Como se puede ver fácilmente, o mejor dicho escuchar fácilmente, grabamos el villancico cuando ya estábamos casi afónicos. Esteban (2 años) y Cecilia (4 años) aportaron también sus voces con gran entusiasmo y con ideas muy claras sobre cómo debe sonar el villancico, diga lo que diga la partitura.
Por si a alguien le resulta extraño el título o no sabe quién es ese Manuel al que se refiere, explicaré que Manuel es el nombre que se da, en muchos villancicos tradicionales españoles, al Niño Jesús. Se trata de la españolización de Enmanuel, que significa “Dios con nosotros", es decir, el nombre con el que se llama a Jesús en la profecía de Isaías 7,14: “Por eso el Señor mismo os dará una señal. Mirad, la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel".

Hay tantos cantos preciosos de Navidad en la Tradición de la Iglesia que es difícil decidirse por alguno para ponerlo en el blog. He elegido uno muy cortito y muy bien cantado por un coro polaco. El himno se llama Omnis mundus jocundetur, es decir, “Alégrese el mundo entero”. No se preocupen, que además del texto latino incluyo una rápida traducción, para los que sean de Ciencias.
La emocionante situación que ha creado Benedicto XVI en relación con los anglocatólicos, la formación de los nuevos Ordinariatos y la Constitución Anglicanorum coetibus han hecho que, últimamente, me informe más en profundidad sobre los diversos grupos anglicanos y sus diversas teologías, liturgias, estructuras, etc. Contemplar a los diferentes grupos anglicanos ha hecho, curiosamente, que entienda mejor algo fundamental de la Iglesia Católica.
Una de las cosas buenas que tiene la verdad es que es universal. Las verdades teológicas son ciertas en todas partes y no dependen de zonas, idiomas, políticas o características culturales o históricas. Y sí, esto también incluye al País Vasco. Una de estas verdades teológicas que valen para cualquier lugar del mundo es el antiguo adagio: Gratia supponit naturam. La gracia supone la naturaleza. Entre otras cosas, esto significa que la gracia de Dios y la vida espiritual no van por un lado mientras que las virtudes humanas por otro. Si uno se dedica a hacer canalladas y además se enorgullece de ellas, ya puede hablar de Dios hasta en la sopa, decir que está muy comprometido con los pobres y los oprimidos o tener fama de santidad entre sus admiradores, que sus obras lo desmienten todo. Aquí, en el País Vasco y en Pernambuco.








