Un buen eslogan anticristiano que repiten los cristianos
Dando una vuelta por el blog La Cigüeña de la Torre, me he encontrado con el comentario de un lector que me ha resultado muy interesante. No es que el comentario diga algo nuevo, sino que es una de esas frases que tienen la virtud de dar forma a toda una corriente de pensamiento, a una forma de ver la vida. Y, como se trata de una corriente de pensamiento radicalmente contraria al cristianismo que, una y otra vez, intenta infiltrarse en la Iglesia, creo que es conveniente recogerla aquí.
En el artículo en cuestión del blog de D. Francisco José y a la vista de las próximas elecciones, se hablaba de los partidos políticos españoles y las opciones que tiene o no tiene un católico al votar. El comentario decía:
“Creo que se está liando… Que la Biblia y la Constitución están en dos esferas diferentes. La Constitución es para todos y la Biblia para los que elegimos esa opción. Elegida, nunca impuesta. […]”

Los lectores hispanoamericanos quizá no sepan quién fue Agustina de Aragón, subteniente de Artillería. Allá por el siglo XIX, en uno de los asedios de Zaragoza por las tropas de Napoleón en la guerra de la independencia española, las cosas se pusieron muy feas. Habían caído muertos o heridos todos los defensores de una de las puertas de la ciudad, la del Portillo. Ya estaban las tropas francesas entrando por ella para conquistar la ciudad cuando Agustina, que cuidaba a los heridos junto con otras mujeres, se lanzó a la defensa y consiguió disparar un cañón, prácticamente a bocajarro, sobre los franceses, que se batieron en retirada. Así dio tiempo a que llegaran nuevos defensores y se salvó la ciudad. El General Palafox, admirado, la nombró artillero y, a lo largo de la guerra, ascendió a sargento y a subteniente.
¿Cómo es posible que sucedan algunas cosas?
El matrimonio, como todo lo bueno de este mundo, es una mezcla de cosas buenas y no tan buenas, de risas y de llantos, de alegrías y sufrimientos. No hay que ser idealista ni pelagiano: un matrimonio cristiano necesita ser redimido por Cristo y eso implica que los esposos deben convertirse, pedir perdón y permitir que Dios transforme ese matrimonio a imagen de la Trinidad. El matrimonio, además, como todas las cosas grandes e importantes, está formado por unos pocos acontecimientos excepcionales y trascendentales y por una multitud de pequeñeces cotidianas e igualmente trascendentales.
Hay noticias que a uno le hacen sonreír. No todo lo que sucede por ahí es malo, gracias a Dios. Y, a veces, las noticias agradables son totalmente impredecibles. Hoy me ha hecho sonreír una de esas noticias que no parecen cosa de risa: A una universidad católica americana le han quitado las autoridades federales los privilegios que tienen allí las universidades confesionales.








