Otra iglesia de Moneo no, por favor
Cuando Moneo diseñó la Catedral de la diócesis de Los Ángeles, por no echarme a llorar, intenté ver el lado bueno del asunto. Pensé: “Al menos, tras ver este engendro, ya nadie más le encargará iglesias a este arquitecto. Cara nos ha salido la vacuna, a doscientos millones de dólares, pero sin duda es eficaz, porque después esta monstruosidad el nombre de Moneo irá a formar parte de la lista negra de arquitectos que incluye al diseñador de los cimientos de la Torre de Pisa, al arquitecto de Chernobyl y al que le prometió al faraón Keops que en un par de meses estaba terminada la pirámide”.
Parece ser, sin embargo, que la estupidez del ser humano es insondable (clara prueba, por cierto, de que somos más que meros animales, porque ningún animal tan estúpido podría sobrevivir durante mucho tiempo). Me entero hoy de que Moneo ha diseñado otra iglesia en San Sebastián, en un nuevo barrio junto al río, que se inaugurará próximamente.