He visto algo por Internet que me ha entristecido. Ya sé que no tiene mucha importancia relativa, pero me ha dejado muy mal sabor de boca. Se trata de algo relacionado con Alberto Cutié, el conocido sacerdote que fue descubierto en situación comprometedora con una mujer y, en lugar de reconocerse pecador y arrepentirse, se hizo episcopaliano.
Parece ser que Cutié, que publicó recientemente un libro llamado “Dilema” dedicado a vituperar a la Iglesia Católica, había publicado poco tiempo antes otro libro llamado “Real life, real love”, es decir, la vida real, el verdadero amor. En castellano, los editores prefirieron el título “Ama de verdad, vive de verdad”, con el subtítulo “7 caminos para lograr una relación sólida y duradera”. Por lo que Cutié ha declarado en alguna ocasión, cuando salió a la luz su doble vida, llevaba ya un par de años en esa situación, de manera que debió de empezar su “aventura extrasacerdotal” cuando estaba publicando el primer libro o inmediatamente después de hacerlo.
¡Qué triste! No se me ocurre ninguna persona en el mundo menos apropiada para escribir un libro sobre “amar de verdad”. No parece que alguien que se compromete en un amor exclusivo a Cristo y a la Iglesia para toda la vida y luego traiciona ese amor, pueda enseñar mucho sobre “una relación sólida y duradera". Sobre todo alguien que intenta hipócritamente simultanear el sacerdocio con un amorío oculto, hasta que le descubren. Y especialmente cuando no se cumple en la propia vida la primera regla del amor verdadero: pedir humildemente perdón cuando uno mete la pata.
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