Algo escrito en la tierra
Una de las cosas buenas de tener un blog es que uno conoce a gente que merece la pena conocer y se entera de cosas muy interesantes. El post de hoy es un ejemplo de ello.
Un lector, Arturo, me ha escrito contándome una idea que ha tenido al rezar sobre la conocidísima escena evangélica en la que Jesús escribe con el dedo en el suelo, mientras espera a que se vayan los acusadores de la mujer sorprendida en adulterio. Ese gesto de Jesús ha intrigado desde siempre a los exegetas y a los cristianos en general, porque su significado no es evidente y el evangelista no lo explica. Varios Padres de la Iglesia hacen sus propias sugerencias sobre el mismo, que resultan muy piadosas y adecuadas (como, por ejemplo, que Jesús escribía los pecados de cada uno de los lapidadores), pero, al menos a mí, nunca me han resultado tan claras como para pensar “eso es, ahora lo entiendo”.
Me ha gustado mucho, sin embargo, la sugerencia de Arturo. Para él, se trata de un gesto profético de Cristo, relacionado con un pasaje del Antiguo Testamento que seguro que los judíos que estaban allí conocían. Jeremías dijo que todo el que ha abandonado a Dios “quedará como algo escrito en la tierra”. No está muy claro si esa frase se refiere a palabras escritas en el polvo, que se lleva el viento y desaparecen, o al nombre de un difunto escrito en su tumba, es decir, un signo de muerte. En cualquier caso, si Cristo estaba pensando en ese texto de Jeremías, les estaba diciendo con su gesto a los judíos: “¿Condenáis a ésta por sus pecados? Vosotros también os habéis apartado de Dios y sois como algo escrito en la tierra”. Algo que concuerda perfectamente con sus palabras.


Hace años, visité Roma justo cuando estaba siendo restaurada la Capilla Sixtina. En aquel momento, una mitad del techo estaba restaurada y la otra mitad seguía sin restaurar, con lo cual se podían apreciar muy bien las diferencias. Francamente, sin querer menospreciar la labor de los restauradores, era mucho más bonita la parte sin restaurar. Los años le habían proporcionado una pátina de antigüedad que hacía más sutiles los colores (en lugar de los chillones naranjas y azules de la restauración), fundía unas figuras con otras y, en general, otorgaba una cierta profundidad al conjunto.
Probablemente, todos los lectores conocerán la Ley de Murphy. Es una ley famosísima que dice, en su forma más sencilla: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. O, en una formulación alternativa, “la tostada siempre cae al suelo por el lado de la mantequilla”. También podríamos aplicarla al blog, diciendo: “Si uno hace un chiste inofensivo un día sobre un pescador tuerto de cangrejos malayos, puede estar seguro que precisamente ese día leerá el blog el Presidente de la Asociación de Pescadores Mutilados de Cangrejos Malayos y le echará en cara al autor su insensibilidad para con esos héroes olvidados”.



