¿Optimistas o pesimistas?
Un lector (Francisco Javier) dejó ayer un comentario en el blog que me hizo pensar bastante. Hablábamos en el último post sobre un político que afirmaba ser contrario al aborto pero, a la vez, como lo más natural del mundo, señalaba que ahora lo verdaderamente importante es la crisis económica. Es decir, lo mismo que habría podido decir casi cualquier político español. Ante esa barbaridad y otras semejantes, decía el lector:
“Yo últimamente soy profundamente pesimista. ¡Estamos acabados si Dios no lo remedia!
Entran ganas de que venga ya Jesús…”
Lo primero que hice al leerlo fue reírme y pensar: “Eso no es ser pesimista, es ser cristiano”. El único remedio para nuestra vida y para el mundo está y ha estado siempre en Dios. Francisco Javier simplemente se está dando cuenta de que, sorprendentemente, es verdad el dogma cristiano de que el hombre no puede alcanzar la salvación por sus propias fuerzas, de que la gracia de Dios es absolutamente necesaria, del pecado original…