Hace un par de años, el Presidente Obama pronunció una frase que podría ser el resumen de su mandato presidencial. Al tratarse del Presidente más favorable al aborto de la historia de los Estados Unidos y haber votado en contra de que los médicos tuvieran que prestar cuidados sanitarios a los niños que sobrevivieran a un aborto, un periodista le hizo una pregunta lógica: ¿Cuando comienza el feto a ser una persona humana? El Presidente Obama respondió que eso estaba “por encima de su rango salarial”. En inglés, “above my paygrade”.
No deja de ser curiosa la respuesta, porque si no sabe si el feto es un niño o no, lo lógico es protegerlo, no matarlo, pero será quizá que la lógica también está por encima de su rango salarial. O quizá puede uno sospechar que, para cierto tipo de político, la lógica sólo importa si le va a proporcionar más votos, al igual que la moral, la verdad o el bienestar de los ciudadanos.
¿Por qué cuento esto? Porque tiene cierta relación con algo que sucedió hace un par de días. En la convención del Partido Demócrata del otro día, uno de los oradores fue una monja, Sor Simone Campbell. Es una de las monjas de la LCWR, la heterodoxa Conferencia de Superioras que tuvo que ser intervenida por Roma. Sor Simone es conocida en los Estados Unidos por haber organizado la campaña “Monjas en un autobús”, que ha recorrido el país para hablar contra los republicanos y, de paso, criticar a la Iglesia, sus tradiciones, su jerarquía, su doctrina, su forma de actuar y su moral.
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