La reforma luterana, en realidad, fue una revolución (Card. Müller)
Se ve que el Cardenal Müller ahora tiene más tiempo, liberado ya de la carga de trabajo que suponía su puesto como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Haciendo buen uso de ese tiempo libre, acaba de publicar un artículo en la Nuova Bussola Quotidiana, que he traducido porque me ha parecido magnífico por su claridad. Aborda de frente y sin miedo lo que los norteamericanos llaman el “elefante en la habitación”. Es decir, aquello que claramente está ahí y todo el mundo puede ver pero nadie menciona por miedo a lo que vayan a decir los demás.
En este caso, el elefante en la Iglesia consiste en que Lutero, lejos de ser un “testigo del Evangelio” (como dijo un malhadado documento vaticano), se afanó por destruir la fe católica sobre los sacramentos y la Iglesia (además de sobre la Tradición, la propia Escritura, la gracia, la libertad, la moral, la escatología y un larguísimo etcétera).
En el contexto actual de negación de lo obvio cuando es políticamente incorrecto, las claras palabras del cardenal son, sin duda, de agradecer. Palabras, por otro lado, que constituyen una respuesta a Mons. Nunzio Galantino, Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, quien afirmó la semana pasada que la reforma luterana había sido un “acontecimiento del Espíritu Santo”. Para el Card. Müller, en cambio, la reforma protestante “se produjo contra el Espíritu Santo".