11.09.19

¿Proselitismo sí o no?

Es difícil saber qué quiere decir el Papa cuando habla del proselitismo. Incluso uno puede sospechar que él mismo no lo tiene del todo claro. Sin embargo, cuando finalmente da algún detalle práctico de lo que entiende por esa nefasta práctica, hay algo que chirría.

Hace unos días, al volver de su viaje a África, el Papa hizo unas afirmaciones más que llamativas sobre el proselitismo, considerado como un comportamiento que debe evitarse a toda costa. En primer lugar, se congratuló por la fraternidad interreligiosa que encontró en Isla Mauricio:

“Me impresionó mucho la capacidad de su país para la unidad interreligiosa, el diálogo interreligioso. La diferencia entre las religiones no se borra, pero se subraya que todos somos hermanos, que todos tenemos que hablar. Esto es una señal de la madurez de su país. […] Ustedes son hermanos, la hermandad humana que está en la base y respeta todas las creencias. […] Aprovecho la oportunidad para subrayar esta experiencia interreligiosa suya que es tan hermosa. […] Es muy, muy importante. También en las reuniones no sólo había católicos, había cristianos de otras religiones, y había musulmanes, hindúes y todos eran hermanos”.

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10.09.19

Higinio Fernández: "Yo quiero ser biodiverso"

Participante invitado: Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Está casado con Loretta Apostolidis, también teóloga, y mantiene el blog Todos somos hijos de Dios en Multirreligión Digital.

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Hay temas tan profundos, tan íntimos y tan actuales que solo se puede hablar de ellos en verso. En esta ocasión, pues, renuncio a la prosa y ofrezco a los lectores este romance, escrito con el corazón. En él deseo plasmar la auténtica esencia del cristianismo, desconocida para dos milenios de tradición cristiana, pero felizmente descubierta en nuestra época:

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5.09.19

Para no aburrirse en Misa

A veces la gente se queja de que se aburre en Misa, de que lo que se hace y se dice en ella todos los domingos es siempre lo mismo, de que asistir no les sirve de nada y sería mejor dedicarse a otra cosa. Es comprensible, porque nuestros ojos están tan envejecidos por el pecado que a veces necesitamos telescopios para ver las maravillas que tenemos delante de nuestras narices. Siempre me ha parecido especialmente apropiado que uno de los milagros de Jesús fuera devolver la vista a los ciegos: quizá no haya nada que necesitemos más que eso.

Por si a alguien le sirve, voy a sugerir algo muy sencillo como remedio contra ese aburrimiento, que a mí me ha hecho mucho bien y que consiste simplemente en aprovechar una norma de la Iglesia. En la Instrucción General del Misal Romano, se establece que, para la celebración de la Misa, “sobre el altar, o cerca del mismo, debe haber una cruz adornada con la efigie de Cristo crucificado”. Esta norma no está ahí por casualidad, sino para tu bien. La Iglesia es muy sabia y busca en todo tu salvación, hasta en los más pequeños detalles.

Pues bien, yo te aconsejo que pases una Misa entera contemplando ese crucifijo que la Iglesia ha puesto ahí precisamente para eso. Haciéndolo, hasta los más torpes, cortos de vista e inconscientes de los hombres (es decir, tú y yo) podemos experimentar, con asombro y estupor, una realidad milagrosa que quizás hayamos olvidado: en la Misa se hace presente el Calvario. O, más bien, nosotros somos trasladados sacramentalmente al Calvario para presenciar el único sacrificio de Cristo en la cruz. Por eso San Pío de Pietrelcina decía que había que vivir la Misa como quien está en la Pasión, porque realmente estás en ella.

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30.08.19

No confundamos la gimnasia con la magnesia

Una buena norma tanto para los químicos como para los profesores de educación física es no confundir la gimnasia con la magnesia, confusión que podría tener hilarantes consecuencias. Quizá, de manera similar, podríamos decir que, para los obispos y otros clérigos, sería especialmente aconsejable no confundir las metáforas con la realidad.

Digo esto porque la moda ecológica que sacude la Iglesia desde hace unos años ha llegado ya a unas cotas everésticas, hasta el punto de que las antiguas metáforas poéticas, como el “hermano sol” y la “hermana luna” de San Francisco, que bellamente hacían referencia al carácter creado de esos astros, han dado paso a verdaderos absurdos pseudoteológicos, que apenas pueden diferenciarse ya de burdos panteísmos, misticismos, paganismos y simples metepatismos. Veamos algunos ejemplos.

El Presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el cardenal DiNardo, junto con otros obispos, publicó anteayer un comunicado en el que decía: “Mientras nuestra Iglesia comienza una ‘Estación de Creación’ que culminará el 4 de octubre, la fiesta de San Francisco de Asís, consideremos todos las obras de misericordia espirituales y corporales para con nuestra casa común y los que viven en ella”.

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27.08.19

Quevedo, el profeta

No creo que sea una casualidad que poeta rime con profeta. Siempre me ha parecido que los poetas, si son buenos, nos anuncian de algún modo una palabra que viene de Dios, permitiéndonos oír, aunque sea de lejos, la música callada que mueve el universo. Hasta me gusta pensar que quizá haya algún ángel feliz encargado de inspirar a los poetas, como decían los antiguos griegos que hacían las musas.

No digo esto porque sí, ni por ponerme lírico, sino porque en muchas ocasiones he notado que hay poemas proféticos que, con palabras humanas, pero a imagen de la Palabra de Dios, son como espada de doble filo que penetra hasta la división entre alma y espíritu y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Uno de estos poemas, a mi juicio, es el famoso soneto de Quevedo sobre la ciudad de Roma, titulado “Buscas en Roma a Roma”:

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