1.08.20
29.07.20
Elogio de la ineficiencia
En la historia, los proyectos centralizadores, reformadores y renovadores han perseguido casi siempre lo mismo: una mayor eficiencia del gobierno para que este, de una manera u otra, nos “solucione la vida”. Es un fin comprensible, acompañado en general por buenas intenciones, pero, como también nos dice la historia, las buenas intenciones son más peligrosas que un cajón de dinamita en manos del Coyote.
Las cosas buenas de la vida, las que mejor y durante más tiempo han funcionado y mayores frutos han ofrecido al ser humano, son completamente ineficientes y desorganizadas. Por ejemplo, la familia basada en el matrimonio indisoluble. ¿Cabe alguna duda de que sería mucho más racional, moderno y eficiente criar a los niños en las comunas de Platón? ¿O centralizar, organizar, estandarizar, y sujetar a control de calidad el cuidado de los niños, sustituyendo las obsoletas familias por unidades de crianza científica y socioeducativa? Sin embargo, siendo sinceros, ¿acaso no somos conscientes de que casi todo lo bueno que hay en nosotros se debe a esa familia radical y gloriosamente ineficiente en la que crecimos?
27.07.20
Pensamiento del día: no importa
23.07.20
Las bulas de la Santa Cruzada y la abstinencia
Vivimos entre las ruinas de antiguas moradas de gigantes y no nos damos cuenta. Hemos olvidado nuestra historia y lo poco que nos queda, en general, son anécdotas retorcidas en descrédito de nuestros antepasados y a mayor gloria del más que mejorable presente. Este olvido se manifiesta en múltiples aspectos de nuestra vida, desde los fundamentales (vivimos, ay, en una era de apostasía) hasta los detalles cotidianos más sencillos.
Estos días pasados hablábamos en el blog de uno de esos detalles de la vida cristiana que muchos desconocen: el hecho de que los viernes son días de penitencia para la Iglesia y, como consecuencia, la obligación que tienen los católicos de guardar la abstinencia de carne todos los viernes del año (si bien, en el caso de España, por mandato de la Conferencia Episcopal, puede sustituirse esa abstinencia por otros sacrificios o limosnas). Más allá del incumplimiento de la norma, resulta curioso este desconocimiento generalizado en España de la propia norma de la abstinencia de los viernes, que señalaron varios comentaristas.
En ese sentido, aparte de lo que dijeron los comentaristas sobre el tema, me llamó especialmente la atención lo que no dijeron. En sus observaciones brillaba por su ausencia una de las raíces más claras del olvido de la abstinencia en España. Especialmente si tenemos en cuenta que este olvido no afecta tanto a otros países, donde el recuerdo de la abstinencia de los viernes (al margen de su cumplimiento o incumplimiento) permanece mucho más vivo. Por ejemplo, en Inglaterra los obispos decidieron recientemente eliminar la posibilidad de cambiar la abstinencia de los viernes por otros sacrificios o limosnas. ¿Por qué, en esto, Spain is different? Para entenderlo, tenemos que remontarnos un poquito, apenas un milenio hasta el origen de las bulas de la Santa Cruzada.
17.07.20