El progreso (I): la gallina ciega
Estas dos últimas semanas he tenido una enorme cantidad de trabajo, pasándome casi los días enteros delante del ordenador. Es curiosa la facilidad que tiene el trabajo para absorber la atención de uno, de manera que, incluso cuando se está haciendo otra cosa, sólo se piense en el trabajo… hasta que uno termina por olvidar para qué trabaja y convierte el trabajo en un fin en sí mismo.
Todo esto me ha parecido una interesante alegoría de la concepción (relativamente) moderna del “progreso”.