Cristianos de ayer y de hoy (XIII): Luis, siervo bueno y fiel
Hace unos días murió mi tío Luis, hermano de mi padre. Sufrió un infarto mientras daba una charla con su esposa en la parroquia, sobre la familia cristiana. Puedo dar fe de que no le apetecía nada dar esa charla, pero su párroco se lo había pedido y, como hijo de la Iglesia, no concebía ser cristiano sin la obediencia de Cristo. Al haber un sacerdote entre los que le escuchaban, recibió la absolución y la Unción de Enfermos y murió en unos instantes.
Yendo hacia allá en el metro, iba yo rezando el rosario y pensando en cuántas veces habría rezado mi tío esas palabras, dirigidas a la Virgen: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Por eso, fue para mí un signo de fe y de consuelo ver, al llegar allí, que su cuerpo estaba aún donde había caído: a los pies de una imagen de la Virgen que tenía los brazos extendidos hacia él. Ni una sola de nuestras oraciones se pierde.

Una buena noticia: acaba de terminar la construcción en el Emirato de Qatar, en Oriente Medio, de la primera iglesia católica desde el s. VII. Hasta ahora, estaba totalmente prohibida la construcción de iglesias en este pequeño país de mayoría musulmana.
Me ha gustado especialmente este comentario de Nachet en mi de esta mañana, así que, como es bastante extenso, lo coloco aquí como un artículo independiente, para que tenga más difusión.
Lo que más me llamó la atención del debate político de alto nivel de ayer no fue lo que dijeron los dos participantes, ni como se comportaron, ni sus propuestas o acusaciones. Lo que verdaderamente me fascinó es el interés suscitado por el debate en sí. Se calcula que siguieron el evento unos 13 millones de espectadores, es decir, una de cada cuatro personas en España.
Un texto verdaderamente estupendo, escrito por un obispo mejicano, Monseñor Rafael Sandoval. No había oído hablar de él, pero, al leerlo, se ve que su autor es un verdadero sucesor de los Apóstoles y un evangelizador incansable, al estilo de San Pablo.



