A todo hay quien gane, por desgracia
Al oír hablar, estos días, del barco abortista que ha venido a España, es difícil no sorprenderse de los extremos a los que puede llegar el ser humano: animar a las mujeres a dar muerte a sus hijos, haciendo terribles esfuerzos para saltarse los pocos obstáculos que pone la ley, incluso ayudando a las menores de edad a hacerlo sin permiso de sus padres. Desgraciadamente, a todo hay quien gane.
Pregunta: ¿Qué puede ser más terrible que hacer todo lo posible por conseguir que las mujeres acaben con la vida de sus niños?
Respuesta: Hacer eso mismo y pretender que ésa es la Voluntad de Dios y que hay que darle gracias por cada aborto cometido.
He encontrado en Internet este “ritual” para tener una celebración litúrgica con mujeres que se han deshecho de sus hijos antes de nacer. Voy a incluir algunos párrafos (aunque aconsejo seriamente un periodo de ayuno antes de leerlos, porque son realmente vomitivos):