El cruce de un atún y una granada
Como en los últimos días hemos hablado de arte cristiano, me ha parecido buena idea hablar brevemente de la catedral de Palma de Mallorca, un impresionante templo gótico, del s. XIV, y, en particular de la Capilla del Santísimo de esta catedral. Sólo es un caso particular, pero creo que refleja bastante bien el problema del arte religioso de nuestro tiempo. Un cuadro con temática religiosa puede ser un cruce entre arte cristiano y arte profano, pero es de suponer que una capilla del Santísimo es arte religioso puro y duro.
La renovación de la capilla del Santísimo finalizó hace dos años. Vamos a empezar considerando al autor de la renovación, que, en realidad, fue una transformación total. Miquel Barceló se define a sí mismo como agnóstico. De hecho, no quiso asistir siquiera a la Misa de inauguración (aunque sí participó en la fiesta posterior, claro): “Bueno, la misa es para creyentes… y yo tengo mi forma de pensar”. En una entrevista, Barceló explicaba (las negritas son mías):