Tres mujeres imprescindibles en la historia de la Iglesia: Clotilde, Ingunda y Adelaida de Italia
Auténticas maestras de evangelización
No es exagerado afirmar que la difusión del cristianismo hubiera sido prácticamente imposible sin las mujeres, muy en contra de los que algunos pretenden afirmar que la Iglesia las habría discriminado en la historia, por lo que he escogido tres reinas para demostrar como gracias a ellas, su profunda fe y su coherencia de vida la fe cristiana creció en el mundo en el que ellas vivían. La razón fue muy sencilla, fueron extraordinarias esposas y extraordinarias católicas, marcaron la vida de muchos reyes, y podemos si actualmente vivieran se sorprenderían de lo que con la ayuda de Dios consiguieron.
Clotilde
Clotilde nació en Burgundia (región que agrupó parte de Suiza y Francia) en el año 475, desde niña sufrió mucho ya que su tío Gundebaldo mandó asesinar a su Padre y ahogar a su madre, ella huyo a ginebra y en el año 493 se casó con Clodoveo. Este era el rey de los francos, quienes eran un pueblo bárbaro que aún conservaba una religiosidad pagana con culto a Odín. En breve tiempo nació el primer niño de este matrimonio y a pesar de que Clodoveo no era católico, accedió a los ruegos de Clotilde para que se bautizara al niño, lamentablemente el niño murió en pocos días y esto provocó que Clodoveo pensara que era un castigo de los dioses que lo castigaban por haber permitido el bautizo, al año siguiente nació su segundo hijo y de nuevo Clotilde logró que se le bautizara a pesar de los temores y supersticiones del rey.
Grande sorpresa fue que el niño creció con mucha salud, mientras tanto Clotilde trataba de convertir a su esposo al catolicismo explicándole la fe y pidiendo a Dios la gracia de la conversión. En el año 496 se llevó a cabo la batalla de Tolbiac, los germánicos estaban a punto de vencer al ejército de Clodoveo, esto significaría la caída del reino de los francos. Clodoveo, recordando al Dios del que su esposa le había hablado tanto, le juró que si ganaba la batalla se bautizaría católico. Sorprendentemente la victoria fue para Clodoveo después de que el jefe de los germánicos fue abatido y que el ejército se dispersara. Fiel a su palabra, al poco tiempo, se hizo bautizar por el obispo San Remigio junto con 3000 miembros de su ejército.
Así es como Francia se convirtió en la primogénita de la Iglesia, el reino franco fue el primero de los reinos que poco a poco irían abrazando la fe católica. En el año 511 muere Clodoveo y Clotilde entristecida por tantas guerras entre sus propios hijos se retiró a Tours donde se entregó a servir a los pobres y a atender enfermos y afligidos junto con una vida de oración, se dice que una noche sus hijos Clotario y Childeberto estaban preparándose para un enfrentamiento mutuo en la mañana siguiente, Clotilde pasó toda esa noche en oración mientras los otros pensaban en la batalla. De repente una tormenta tremenda hizo que la batalla fuera imposible de realizarse y los dos hermanos acabaron por reconciliarse, estos dos hijos llevarían, cuando muere Clotilde en el 545, los restos de su madre para enterrarlos al lado de la tumba del rey Clodoveo. La fiesta litúrgica de Santa Clotilde es el 3 de junio. San Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones.
Ingunda
No se conoce la fecha exacta en la que nació Ingunda, posiblemente a mediados del siglo VI. Fue hija de Sigisberto, quien era el rey de Austrasia (una región que abarca el norte de Francia y parte de Alemania), fue prometida a un príncipe visigodo llamado Hermenegildo, hijo del rey Leovigildo. A pesar de que los visigodos eran arrianos e Ingunda católica se realizó el matrimonio en el año 579, esto se explica porque el móvil principal era la unificación política de los pueblos godos. Al llegar a Toledo, Ingunda pensó que Goswintha, quien era su abuela por la línea materna y la vez era la madrastra de Hermenegildo por su segundo matrimonio con el rey Leovigildo, sería una persona cercana a ella, sin embargo sucedió todo lo contrario.
Goswintha era arriana y al principio trató de convertirla al arrianismo con caricias, al ver que con esa técnica no había resultado, le exigió que abjurara del catolicismo, Ingunda resistió durante mucho tiempo las presiones que le hacia la Goswintha, continuamente padeció humillaciones y violencia física, pero Ingunda se mantenía fiel a su fe. San Gregorio de Tours nos dice que en una ocasión Goswintha la arrojó al suelo y comenzó a patearla hasta que quedó empapada en sangre y a pesar de eso Ingunda continuaba firme y no solo eso, sino que buscaba la conversión de su esposo a la fe católica. Hermenegildo fue testigo del maltrato, no pudo dejar de ver las heridas y marcas que tenía su esposa y que esta callaba heroicamente. Cuando protestó ante su padre por la actitud de su madrastra, Leovigildo buscó solucionar el problema haciendo partir a Hermenegildo con Ingunda a Sevilla para que realizara funciones de gobierno.
En ese lugar Ingunda se esforzó más por conseguir la conversión de su esposo y con la libertad que tenía Hermenegildo, al estar alejado de la corte arriana, aunado al buen ejemplo y amor que veía en su esposa se decidió convertir al catolicismo, el bautizo lo realizó San Leandro, quien era el obispo de Sevilla. Pocos meses después Hermenegildo se rebeló contra su padre Leovigildo y fue apresado y martirizado en el año 585 cuando se negó a recibir la comunión de los arrianos, Ingunda trató de huir hacia Constantinopla, pero murió en el camino. Con Hermenegildo muerto el sucesor de Leovigildo fue su hermano Recaredo, accedió al trono un año después de la muerte de su hermano al que apreciaba mucho. En el 589 San Leandro presidió el III concilio de Toledo, ahí Recaredo abjuró del arrianismo y abrazó la fe de su hermano mártir y de su cuñada. Así el pueblo de los visigodos se convirtió a la fe católica. Ingunda no tiene el título de santa, pero sus méritos y valor brillan por si solos para imaginarnos lo grata que fue a Dios su vida.
Adelaida de Italia
Adelaida fue la hija del rey de Italia, nació en el año 928, siendo muy joven se casó con el rey Lotario,pero a los pocos años este murió y el nuevo rey, llamado Berengario, asoció al trono a su hijo Hugo de Provenza y para afianzar el poder deseaba que Adelaida se casara con su hijo. La reina no aceptó casarse con él y este fue motivo para que fuera perseguida y encarcelada por Berengario, estando en prisión su capellán logró que escapara a través de un túnel y que huyera al castillo de Canossa, cuando Berengario se enteró fue a buscarla para volverla regresarla a la cárcel, pero ella logró enviar un emisario a la corte del emperador Otón I. El emperador del Imperio Romano Germánico accedió a prestarle ayuda y él mismo fue con su ejército a liberarla, cuando la conoció se enamoró de ella y le pidió que fuera su esposa, convirtiéndose en la emperatriz del gran imperio.
Los nuevos esposos, al poco tiempo, viajaron a Roma donde fueron coronados por el Papa Juan VII. Mientras Otón reinaba ella se dedicó a las obras de caridad, promover la evangelización de la fe y a construir iglesias. Al enviudar de Otón I su hijo Otón II fue nombrado emperador, pero la esposa del nuevo emperador, una emperatriz Bizantina llamada Teofanía que era celosa y soberbia, convenció al emperador para que echara a su madre del palacio real, tristemente él aceptó. Adelaida se retiró a un castillo, pero cuando san Mayolo, Abad de Cluny, se enteró de la decisión imperial fue personalmente a hablar con el rey para hacerle ver su error. Otón II se dio cuenta de lo que había hecho y fue a buscar a su madre para pedirle perdón y suplicarle que regresará a su lado.
Años después OtónII murió y quedó como regente Teofanía hasta que su hijo alcanzara la edad para ser emperador, Adelaida sufrió mucho porque los malos tratos y humillaciones recomenzaron, sin embargo una enfermedad acabó con la vida de Teofanía y Adelaida pasó no solo a ser la regente del reino, sino que tuvo la gran tarea de ser la educadora del futuro emperador Otón III. Santa Adelaida murió el 16 de diciembre de 999 y fue canonizada el año 1097. No fue una emperatriz más para su pueblo, ella logró conquistar con su vida y ejemplo el cariño y respeto de su pueblo. Cuando su nieto Otón III accedió al trono, ella decidió retirarse a pasar sus últimos años en un monasterio. Otón III sobresalió por su vida de piedad, fundó el arzobispado de Polonia y logró que el principado Húngaro pasara a ser reino quedando como primer rey San Esteban, quien tuvo como padrino de bautizo al emperador Otón III. La influencia de la abuela en el joven emperador no había pasadodesapercibida.
Existen otras reinas que tuvieron una importante y decisiva actividad para la propagación de la fe, muchas de ellas son santas reconocidas, otras no son reconocidas, pero son santas. Lo mejor de todo es que antes que reinas fueron madres, abuelas o esposas que con su vida ejemplar, su carácter perseverante y su gran amor al cristianismo acabaron por cristianizar todo Europa y la semilla de fe que sembraron en su país acabó por difundirse en todo el mundo.
Francisco Javier Sandóval Ochoa
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