Santa Benedicta de Cádiz, libre para Dios

Hacia el año 645, san Fructuoso recorría por la Bética el valle del Guadalquivir fundando monasterios y suscitando vocaciones. Atraídos por su fama de santidad, muchos acudían a escuchar la predicación de la Palabra de Dios. Así no solo se acrecentaba la formación cristiana del pueblo, sino que también ardían sus corazones en el deseo de seguir a Cristo, tanto en la vida ordinaria como en la consagración a Dios.

Una de aquellas almas jóvenes que quedó profundamente conmovida al escuchar al santo abad fue Benedicta, la hija de unos nobles hispano-romanos de Cádiz. Sus padres la habían prometido con un “gardingo”, noble joven de familia visigoda educado en el Palacio Real de Toledo y destinado al servicio de la Corona.

Convencida de que Dios la llamaba al desierto para hablarle al corazón, la joven andaluza abandonó la casa paterna huyendo a la soledad y buscando el consejo y la ayuda de Fructuoso. Le escribió al santo suplicándole que le mostrara el camino de la santidad y dirigiese su alma. Fructuoso vivía entonces en el monasterio llamado “Nono” por encontrarse a nueve leguas de la costa Atlántica, y en la misma región mandó construir una cabaña para Benedicta. Cada día enviaba a algunos de los niños oblatos que se formaban en el Monasterio para que le llevaran el alimento del cuerpo y del alma, lo necesario para sustentarse y cartas de consejo espiritual.

Como el ejemplo de santidad suscita el deseo de imitación y el amor a Jesucristo, pronto hubo más vocaciones de mujeres, jóvenes, viudas e incluso casadas que, de acuerdo con sus maridos, decidían dejarlo todo y la familia entera marchaba a un monasterio. Hubo duques del rey que se alarmaron por el “innumerable ejército de monjes”, y pidieron al monarca que tomara medidas para evitar la falta de soldados en caso de campaña militar.

Aunque había pasado tiempo, y Benedicta estaba al frente de cerca de ochenta mujeres consagradas a Dios, su antiguo prometido la había denunciado ante el rey por no cumplir el compromiso de bodas, y fue nombrado el conde Angelate como juez especial para investigar y dar un veredicto.

Ante dicho juez, y ante el monje que establecían las normas de la Iglesia que estuviera encargado de velar por el monasterio femenino, tuvo que comparecer la abadesa Benedicta. Ante las acusaciones y reproches, manteniendo la mirada fija en el Cielo, proclamó su libertad de conciencia para anteponer el amor a Jesucristo por encima de todo, como Él nos dice en el Evangelio, y la necesidad de obedecer a Dios antes que a los hombres. Conmovido por tanta fe y tan firme seguridad, el juez dijo al pretendiente:

- Déjala servir al Señor, y búscate otra mujer.

Así Benedicta pudo entregarse totalmente a su vocación, y avanzar rápidamente hacia la Patria definitiva, pues ella, que fue la primera de aquel abundante coro de vírgenes para cantar las alabanzas del Señor, fue también la primera de todas ellas en ser llamada a la Gloria del Reino de los Cielos.

En aquella época de los visigodos, protagonizada por hombres, incluso en el campo religioso, no solo encontramos varones ilustres y Santos Padres de la Iglesia, sino que como en todas las épocas, tenemos madres en la fe, ejemplos de mujeres fuertes que avanzan con paso seguro por el camino de la santidad y son ejemplo para nosotros.

La fiesta de santa Benedicta de Cádiz se celebra el 29 de junio.

4 comentarios

  
Argia
Santas mujeres, que fuisteis elegidas y eligisteis a Cristo, rogad por todas las mujeres atrapadas en matrimonios no deseados, esclavizadas y sin ninguna esperanza porque no conocen a Cristo.
10/09/24 3:37 PM
  
Hermenegildo
¿La fiesta de Santa Benedicta de Cádiz existe en la liturgia romana o en la liturgia hispano-mozárabe?
10/09/24 8:16 PM
  
Esther
Gracias por traernos estas semblanzas de figuras que son desconocidas, al menos para mí y eso que soy de Cádiz. ¿me podría indicar algún libro o lugar donde seguir aprendiendo de sobre ellas?
Gracias
11/09/24 12:42 PM
  
Pablo Sierra
Buenas tardes:

- No me consta que Santa Benedicta de Cádiz se celebre en el Rito Hispano-Mozárabe. Y por lo que he podido encontrar (que no es mucho) del Calendario propio de la Diócesis de Cadiz-Ceuta tampoco se celebra en el Rito Romano, ni aparece en el Martirologio Romano.

- En el libro que me publicó Edibesa he recogido diversas biografías de santos de la época visigoda. José Orlandis publicó "Semblanzas visigodas", donde aparecen algunos santos y otros no tanto...

Paz y Bien.
16/09/24 5:57 PM

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