El Cuerpo de Cristo

Celebramos dentro de pocos días la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, y por ello comparto y comento con vosotros unos textos de San Ildefonso acerca de la Eucaristía y algunos fragmentos de la homilía de San Juan Pablo II cuando celebró la Misa en Rito Hispano-mozárabe en la Basílica de San Pedro el 28 de mayo de 1992.

«Oyes “el Cuerpo de Cristo” y respondes “amén”; sé miembro del Cuerpo de Cristo para que sea verdadero el “amén”» (San Ildefonso).

Nos invita el santo obispo toledano a ser conscientes de nuestro “amén", que es un acto de fe en la presencia real del Señor, y también un compromiso de vivir unidos a Él y a su Iglesia. Decir “amén” cuando vamos a comulgar es afirmar la verdad de la presencia real y total de Cristo (cuerpo, sangre, alma y divinidad) bajo la apariencia del pan y del vino, y estamos seguros de esta verdad porque confiamos en Dios, que nos lo asegura.

«Cristo Señor, para significar que nosotros pertenecemos a Él, quiso consagrar en su mesa el misterio de la paz y de nuestra unidad. El que recibe el sacramento de unidad y no tiene el vínculo de la paz, no recibe el sacramento para sí, sino el testimonio contra sí» (San Ildefonso).

El sentido del rito de la paz en la liturgia eucarística es el que aquí recoge San Ildefonso. No se trata de un saludo de cortesía, ni de un jolgorio litúrgico, sino de un signo (la liturgia está hecha de signos) de reconciliación con el hermano. Celebrar la Eucaristía nos llama a vivir el amor fraterno, y nos capacita para hacerlo. Pidamos al Señor la paz para el mundo y la unidad para los cristianos.

De la Homilía de San Juan Pablo II

Deseo, ante todo, dirigir mi más cordial saludo a los que han querido unirse a esta Eucaristía, participando en un rito litúrgico fuertemente enraizado durante siglos en la fe y en la historia española, y que enriquece a la Iglesia universal desde este centro de la catolicidad. Mi viva gratitud al Señor Cardenal Marcelo González Martín, Arzobispo de Toledo, por las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos, y que expresan la cercanía y comunión profunda con el Sucesor de Pedro, que ha caracterizado la fe de las comunidades eclesiales españolas a lo largo de su historia. Signo elocuente de comunión son aquellas palabras –que hay que interpretar en su debido contexto– de san Isidoro de Sevilla, meritorio fautor de la liturgia hispana: “Las normas de la Misa y de las plegarias, según las cuales son santificados los sacrificios ofrecidos a Dios, fueron establecidas desde el principio por san Pedro, y así todo el mundo celebra de una misma manera” (San Isidoro, De Ecclesiasticis Officis, 15).

Los signos sagrados con que la Liturgia renueva el misterio de nuestra redención, a lo largo de la historia de la Iglesia, se han expresado con unas formas que, de alguna manera, respondían a los auténticos valores humanos y culturales de quienes los celebraban.

Hoy, en esta Basílica Vaticana, celebramos la Eucaristía de la Ascensión del Señor según la venerable liturgia conocida con el nombre de Rito Hispano-Mozárabe.

La peculiaridad litúrgica de Hispania -romana primero, visigótica después y por último mozárabe- se asemeja a la de otras Iglesias, como las venerables Iglesias de Oriente y la Ambrosiana. En la formación de esta liturgia tomaron parte personajes provenientes de toda la geografía ibérica, entre ellos cabe destacar Leandro e Isidoro de Sevilla, Eugenio, Ildefonso y Julián de Toledo, Justo de Urgel y Conancio de Palencia. En su obra litúrgica les movía el deseo de expresar, bajo formas apropiadas para el pueblo fiel, la fe cristiana recibida y que habían tenido que defender de la ofensiva arriana, en un primer momento, y más tarde del dominio musulmán. Las comunidades de la península ibérica que recibieron, acogieron y defendieron, incluso hasta el martirio, la fe predicada por los Apóstoles, ya desde los primeros siglos celebraron los misterios de la fe cristiana con ritos propios. La liturgia hispana es obra de diversas generaciones de Padres y Pastores que dieron vida a una espiritualidad y un depósito doctrinal, expresados en abundantes textos litúrgicos, adecuados a las necesidades pastorales y a la idiosincrasia de las gentes de aquellas regiones.

La Liturgia Hispano-Mozárabe representa, pues, una realidad eclesial, y también cultural, que no puede ser relegada al olvido si se quieren comprender en profundidad las raíces del espíritu cristiano del pueblo español. En homenaje y reconocimiento a aquel pasado histórico, que sigue dando preciosos frutos de vida cristiana en nuestros días, celebramos hoy esta Eucaristía junto al sepulcro de san Pedro. Como Obispo de Roma, he querido presidirla acompañado de los Obispos, sacerdotes y fieles españoles, que han venido en peregrinación, conmemorando así la conclusión de casi diez años de estudio e investigación, que siguiendo las directrices conciliares, han devuelto la Liturgia Hispano-Mozárabe a su antigua y original belleza.

Mirando a la historia vemos que, cuando entre los siglos IX y XI en los distintos reinos hispanos se adoptó el Rito de la Iglesia de Roma, algunas comunidades de la ciudad de Toledo continuaron, con la debida autorización, celebrando los ritos sacramentales siguiendo los libros propios. En el siglo XVI, el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo, procedió a la revisión y edición impresa de los libros litúrgicos hispano-mozárabes. En siete parroquias de la ciudad y, sobre todo en la Capilla llamada del Corpus Christi de la Catedral toledana, así como en una capilla de la Catedral de Salamanca, el venerable Rito se ha mantenido hasta nuestros días.

A este respecto, el Concilio Ecuménico Vaticano II declaró que la Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los Ritos legítimamente reconocidos, esperando que en el futuro se conserven y fomenten, y, si fuere preciso, que sean revisados íntegramente de acuerdo con la sana tradición y reciban nuevo vigor, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades actuales. Para ello, una comisión de expertos, bajo la dirección del Señor Cardenal Marcelo González Martín, Arzobispo de Toledo, ha trabajado denodadamente para devolver a la liturgia Hispano–Mozárabe todo su esplendor.

Deseo, pues, expresar mi viva complacencia por el meritorio trabajo realizado en la revisión del Rito hispano–mozárabe, cumpliendo así lo prescrito en la Constitución “Sacrosanctum Concilium” sobre la sagrada liturgia (cf. SC 4). Con ello se ha ofrecido a la Iglesia de España un fruto precioso, que es a la vez un eminente servicio a la cultura, por lo que tiene de recuperación de las fórmulas en que expresaron su fe vuestros antepasados.

Vuestra presencia aquí, Pastores y fieles de España, y en particular de Toledo, viene a confirmar lo que la Constitución “Lumen Gentium” del Concilio Vaticano II enseña: “En la comunión eclesial existen legítimamente Iglesias particulares que gozan de tradiciones propias, permaneciendo inmutable el primado de la Cátedra de Pedro, que preside la asamblea universal de la caridad, protege las diferencias legítimas y simultáneamente vela para que las divergencias sirvan a la unidad, en vez de dañarla” (LG 13). Sé que así lo vivís en vuestra ilustre y antiquísima Sede Primada de Toledo, la cual, fiel a los valores cristianos que desde siglos forman parte de su vida y cultura, muestra también hoy signos de vitalidad como son el abundante número de vocaciones sacerdotales con que Dios la está bendiciendo, muchos de los cuales están aquí presentes.

La celebración de la Misa según el Rito Hispano–Mozárabe, de acuerdo con las normas establecidas por la competente autoridad eclesiástica, ayudará a revivir rasgos importantes de la espiritualidad cristiana de vuestros antepasados, espiritualidad que indudablemente ha contribuido a forjar la idiosincrasia del pueblo español, en su evolución religiosa, cultural, social y política. Los venerables ritos litúrgicos hispano–mozárabes (lex orandi) deben reforzar la fe cristiana de quienes los celebran (lex credendi), de tal manera que su vida (lex vivendi ) siga emulando a quienes, en el pasado, dieron ejemplo de perseverancia en el servicio del Señor y de su verdad.

En esta solemnidad de la Ascensión del Señor recuerdo con particular afecto a los amadísimos hijos de España y elevo mi ferviente plegaria para que Dios los bendiga con abundantes dones y, fieles a sus raíces cristianas, den siempre testimonio de la fe recibida, cumpliendo así el mandato que Jesús –cuyo misterio hemos vivido en esta sagrada liturgia– nos dejó antes de subir al Cielo.

2 comentarios

  
Oscar
San Juan Pablo II sí que amaba a España. Está nación ha hecho tanto por el catolicismo que no entiendo que no se la honre mínimamente, como aquel santo padre hacía en justicia y verdad. Se le echa de menos.
07/06/23 11:26 PM
  
Fabio ex evangélico ahora católico
Buenas noches, padre.
Quisiera saber donde puedo comprar un misal mozárabe,
He de decir que cuanto más conozco la Fe Católica más me enamoro de las maravillas que tiene.
Un saludo y feliz día del Corpus Christi.

_____________________________

El Arzobispado de Toledo editó los libros litúrgicos después de la reforma/revisión del Cardenal Marcelo González Martín. En la Librería Pastoral Diocesana de Toledo están disponibles (son libros grandes, para el altar, y con los textos en latín).

El CPL (Centro de Pastoral Litúrgica) de Barcelona, editó dos subsidios como Misal, así como un matutinal (laudes) y un vesperal (vísperas), que pueden ser útiles para conocer y saborear https://book.cpl.es/detalle.asp?codart=117018 y https://book.cpl.es/detalle.asp?codart=117025

También encuentras una selección de oraciones en https://libreria.sanpablo.es/libro/orar-con-la-liturgia-hispano-mozarabe_68991 y en la última parte de https://www.edibesa.com/libro.aspx?id=1139

¡¡¡Feliz semana eucarística!!!
08/06/23 2:26 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.