Oraciones de Adviento
Os comparto algunas oraciones tomadas del rito litúrgico Hispano-Mozárabe: Es la antigua manera de celebrar la Eucaristía, los sacramentos y la oración de las horas que tenían en la época visigoda, y que se conservó bajo la dominación musulmana en la Península Ibérica. Al decretar el Papa la unidad celebrativa según el Rito Romano, aquellos esforzados creyentes ni se enteraron ni tenían la posibilidad de realizar dicha reforma por su situación de persecución, por lo que al realizarse la Reconquista siglos después, se les concedió el privilegio de mantener el antiguo rito. En algunas parroquias personales de los mozárabes y en la capilla dedicada a este fin por el cardenal Cisneros se mantuvo y se sigue manteniendo la liturgia que, heredada de los Santos Padres visigodos mantuvieron los mozárabes.
Independientemente de si fueron redactadas en los años del Reino visigodo de Toledo o posteriormente, estas oraciones de Adviento nos invitan a contemplar al que llega como Salvador con esperanza y alegría.
Gaudete flores martyrum
«¡Alegraos, primicias de los mártires; salud, pueblos de la tierra!
Dirigid vuestra vista por entre las estrellas, esperad la señal de la Gloria.
Resuenan ya las voces de los profetas que anuncian la llegada de Cristo,
preludio de la Redención, de la gracia que nos ha redimido.
Ved que resplandece nuestra aurora y nuestros corazones se desbordan de alegría,
al son de una voz fiable que anuncia a quien es nuestra gloria.
Que la alegría de salvación tan grandiosa que fue la Redención del mundo
nos inspire un cántico sublime de acogida.
Esta fue la primera venida y no para castigar al mundo sino para sanar sus heridas
y salvar lo que estaba perdido.
Y ahora la segunda venida nos advierte que Cristo está a las puertas,
para entregar a los santos la corona y abrir los umbrales del Reino de los Cielos.
Ya aparece el astro salvador, promesa de una luz perpetua
y un fulgor deslumbrante nos convoca a la herencia celeste.
Nuestro único deseo es contemplarte a ti, Cristo Dios, tal como eres,
a fin de que esta visión dichosa nos arrebate del abismo del infierno,
para que cuando, oh Redentor, regreses
rodeado de los mártires con sus túnicas blancas,
nos incorpores plenos de gozo a esta dichosa asamblea».
Cunctorum rex omnipotens
«Cuando el todopoderoso Rey del Universo vino para salvar al mundo
se revistió de un cuerpo mortal a nuestra imagen.
Quien reina con el Altísimo se recluye en el vientre de una Virgen
para nacer en un cuerpo mortal y romper las ataduras de la muerte.
Cuando llegó el Salvador a redimir a quienes había creado,
los pueblos que estaban sumidos en las tinieblas vieron el resplandor de la luz.
Aquel a quien en otro tiempo predijeron los profetas en sus oráculos
vendrá ahora en gloria a sanar nuestras heridas.
Alegrémonos ahora en el Señor y también en el Hijo de Dios,
dispuestos a recibirlo el día de su advenimiento».
Christi caterva clamitet
«Estallen en cánticos los fieles cristianos en su asamblea
y entone las más grandes alabanzas en honor del Creador del Universo
por las gracias que ya presiente próximas.
Cuando vino a redimirnos, el Unigénito del Creador
llevó a cumplimiento los oráculos que en otro tiempo
por inspiración divina anunciaron los profetas.
El Verbo, que vino a nosotros tomando nuestra humana condición
cargó con la culpa de nuestros pecados y derrotó al príncipe de la muerte.
Nacido de mujer en el tiempo, pero eterno por su Padre,
es Persona única, la del Verbo, con naturaleza dúplice.
Llega Dios hecho hombre para que el hombre viejo renovado,
renacido con el Dios que nace, resplandezca con fe renovada.
Por el gozo de tal nacimiento las naciones renacidas por la gracia
celebran estas fiestas anuales con desbordante alegría, orgullosas de su trofeo.
Que todos los aquí congregados celebren este advenimiento
con solemnes preces en espera del triunfo de un día tan grande.
Para que cuando llegue el día del segundo advenimiento
y el orbe entero quede sumido en el espanto,
esta acogida humilde pero digna nos sirva de esperanza».
Verbum supernum prodiens
«Palabra procedente de lo Alto que emergiste del Padre antes del tiempo
y nacido en el discurrir de la historia vienes para salvar el mundo,
ilumina ahora nuestros corazones, inflámalos en tu amor
y al escuchar que Tú llegas desechemos cualquier maldad.
Cuando llegues más tarde como Juez a escudriñar lo íntimo del corazón
darás lo merecido a lo que ha estado oculto
y el Reino de los Cielos a los buenos y a los justos.
Que no nos dejemos oprimir por el mal debido a la gravedad de nuestros pecados
y que con los bienaventurados seamos partícipes de la Vida eterna.
Alabanza, honor, poder y gloria a Dios Padre y al Hijo
y con ambos al Paráclito por los siglos de los siglos».
Vox clara, ecce intonat
«Ved que una voz resuena nítida y sacude la oscuridad;
fuera las quimeras porque Cristo ya brilla desde el Cielo.
Que se recupere nuestro corazón entumecido por las heridas del pecado.
Resplandece un astro nuevo que va a borrar toda culpa.
Un Cordero nos es enviado desde lo alto para saldar
desinteresadamente nuestras deudas.
Unamos cánticos y lágrimas implorando el perdón
para que cuando por segunda vez aparezca refulgente
y el horror envuelva el mundo entero,
no nos castigue por nuestros pecados sino que benigno nos proteja».
4 comentarios
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RESPUESTA: La imagen que ilustra el artículo es de la iglesia de Santa María de Melque, de origen visigótico. Las de los artículos anteriores son también de restos de aquella época o de cuadros de los santos visigodos.
>>>>>>>> Pablo Sierra López.
Muchas gracias, páter.
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