Ser Cristiano Hoy (II)
Vía Purgativa
“En una noche oscura”. ¿Qué es la “noche oscura”? Porque todo empieza ahí…
“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. [2] Al principio estaba junto a Dios. [3] Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. [4] En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. [5] La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron” (Evangelio según san Juan, 1)
La oscuridad del pecado
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron”. Luz y oscuridad serán símbolos recurrentes en San Juan de la Cruz. La influencia del Evangelio de Juan resulta más que evidente. La luz es Cristo. Las tinieblas, la oscuridad, es el pecado que nos aleja de Dios. En las tinieblas no se ve nada. Por eso quienes viven alejados de Dios están ciegos y no entienden nada. “Señor, que vea”, le suplica el ciego Bartimeo a Jesús. El ciego comenzó a dar voces. “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Vivimos en la oscuridad porque vivimos en un mundo depravado donde la virtud es objeto de burla y el vicio es exaltado. El grito de Bartimeo es el grito del místico que, en medio de la oscuridad, busca la luz de Dios.
Nuestro mundo vive en la oscuridad del pecado. El mal nos rodea por todas partes. Todos los días leemos noticias de corrupción, de asesinatos, violaciones, terrorismo, guerras, hambrunas… Hemos cambiado la Verdad de Dios por la mentira; ya no se distingue el bien del mal; todo es relativo y subjetivo. El adulterio y el divorcio; la depravación y toda clase de perversiones son vistas con normalidad, como si fuera lo más natural. Se mata a niños inocentes en el vientre de sus madres y al mundo le parece normal. Se predica la necesidad de la eutanasia y el mundo lo ve muy bien. Se eleva a los altares a científicos que practican la eugenesia y la experimentación con embriones y al mundo le parece fantástico. Ladrones, asesinos; drogas, botellones, sinsentido, náusea: son los signos de nuestros días. Nada tiene sentido y la vida sólo puede resultar soportable desde planteamientos nietzscheanos: la borrachera dionisíaca y el hedonismo más nauseabundo. La vida es una mierda: disfrutemos a tope del sexo sin reprimirnos, del alcohol, de las drogas. Es feliz quien más dinero tiene, quien más viajes de placer realiza, quien tiene el coche más lujoso o la casa más grande. Y así llegamos al nihilismo materialista y ateo de hoy.