Cartas de Tres Sacerdotes Argentinos Cancelados
Me han hecho llegar estas tres cartas de sendos sacerdotes cancelados argentinos. Y me piden que las difunda. Y lo hago encantado. Ni pongo ni quito nada. Publico las cartas tal cual me han llegado. En estos tiempos de Internet, «todo está conectado» y no se puede ocultar la cruda realidad por mucho que se intente.
Hay muchos buenos sacerdotes que están sufriendo mucho. Y a algunos de ellos los están quitando de en medio sin ninguna clase de compasión, dejándoles sin recursos para subsistir. Mi cariño y mi oración por todos ellos.
Primera Carta
En desagravio de los Corazones de Jesús y María.
Recientemente hemos visto cómo el autoproclamado “colectivo de curas villeros” celebraba una “Misa” en desagravio al “P. Jorge”. Es contradictorio con sus propias posiciones, ya que para ellos las palabras “desagravio”, “reparación”, son antigüedades de un pasado eclesiástico que ellos detestan. Pongo “Misa” entre comillas, porque en realidad fue un acto político del que participaron representantes del oficialismo kirchnerista. Si uno indaga sobre la concepción del Sacramento de la Eucaristía que prima en el “colectivo” (para la mayoría de la gente un “colectivo” era simplemente un vehículo de transporte público, ahora designa un conjunto de personas cegadas por una ideología) de curas villeros y gran parte de los obispos argentinos se podrá dar cuenta que no profesan una fe firme en la Transubstanciación, por eso buscan imponer la comunión en la mano y consideran al Cuerpo de Nuestro Señor como vector de virus.
Repasemos algunas frases de la señora Hebe de Bonafini, que Dios tenga piedad de su alma, sobre algunos hechos y sobre S. Juan Pablo II:
“Por primera vez le pasaron la boleta a Estados Unidos. Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado. Me puse contenta de que, alguna vez, la barrera del mundo, esa barrera inmunda, llena de comida, esa barrera de oro, de riquezas, les cayera encima”, dijo poco después del atentado a las Torres Gemelas.
Con la misma crueldad se refirió al Papa S. Juan Pablo II: “Nosotras deseamos que se queme vivo en el infierno. Es un cerdo. Aunque un sacerdote me dijo que el cerdo se come, y este Papa es incomible”. Ante esto, el “colectivo” y la mayoría del episcopado argentino se mantuvieron en silencio y no hicieron ningún acto de reparación.
Sobre la Iglesia: “El mensaje de la Iglesia es golpista. No cambia en nada los conceptos de su posición golpista y cómplice de la dictadura”.
Sobre el apoyo del P. Jorge: “Francisco dijo que a las Madres de Plaza de Mayo les permite todo. La verdad yo estoy recontenta. Así que yo voy a seguir puteando porque parece que Dios me perdona. Le voy a dar con todo”.
Esta última expresión sintetiza claramente el “pontificado” del P. Jorge. Hay algunos a los que les permite todo, incluso avala que sigan pecando y a otros los “elimina” sistemáticamente de la vida eclesial con penas y duras sanciones, simplemente porque no comparten su ideología. Al padre Spadaro se le permite decir herejías contra Nuestro Señor Jesucristo, al P. James Martin blasfemar constantemente contra la Sagrada Escritura, porque no avala los actos homosexuales, pero a Mons. George Gänswein se lo canceló y se lo echó del Vaticano sin ningún problema, porque el verdadero maestro del P. Jorge, el general Perón, decía: “A los amigos todo, a los enemigos ni justicia”.
En el Calvario, vemos a la Santísima Virgen María concebir junto a la Cruz, entre indecibles dolores, a esa nueva generación de redimidos y hermanos de su Hijo Jesús Crucificado. Como decía Dom Guéranguer (autor despreciado o simplemente desconocido por el “colectivo”): “Inefable unión se establece entre la ofrenda del Verbo Encarnado y la de María; la sangre divina y las lágrimas de la Madre fluyen mezclada para la redención del humano linaje” (Année Liturgique: Viernes de Pasión). Allí se cumple la profecía del anciano Simeón: “Una espada de dolor traspasará tu alma”. De allí se sigue que María es medianera y corredentora, aunque le pese al P. Jorge que ve en esto una “tontería”, un simple delirio piadoso.
Al “colectivo”, a los señores obispos y a toda la nueva “casta sacerdotal” le sugerimos que analicen el caso Tiraboschi, donde el Sr. Juez Eugenio Zaffaroni le redujo la pena a un violador de una menor de 8 años a la que había obligado a realizarle una fellatio. La excusa: que el hombre, si puede ser llamado así, lo había hecho mediante un “juego” y con la luz apagada. Para Zaffaroni, esto volvería el hecho menos traumático en el futuro para la menor. ¿No era que para el P. Jorge los abusos sexuales no prescribían?. Sin embargo, lo olvidó al “condecorar” al “compañero” Zaffaroni con un cargo en el Vaticano, y esto frente al silencio cómplice del episcopado argentino que no profirió ni la más mínima objeción, no sea que les “corten las cabezas y vuelen sus mitras”. Todo queda amparado bajo la “comunión” con el sumo pontífice, comunión que es sólo una uniformidad corporativa que les garantiza mantenerse en sus cargos. Por ello todo sacerdote que sea disidente, debido a su fidelidad a Jesucristo, a la Tradición y al Magisterio de siempre, debe ser cancelado.
Por esto, los sacerdotes cancelados, que somos cada vez más, ofreceremos la Santa Misa en desagravio a los Corazones de Jesús y de María; en reparación a las ofensas hechas contra San Juan Pablo II, a las víctimas de los abusos justificados por el “compañero” Zaffaroni; a la Sagrada Eucaristía, profanada por el constante manoseo y la falta de fe; al Sacramento del Matrimonio, constituido por Jesús como la unión indisoluble entre el varón y la mujer para formar una familia, familia tan olvidada por la nueva religión ecologista y sincrética.
Hermanos del “colectivo” por favor abran sus ojos y vean cómo aumenta la fila del hambre gracias al “dios Estado” que ustedes tanto defienden; Estado culpable del abominable crimen del aborto, entre otras cosas.
Un sacerdote cancelado