Reflexiones sobre el aborto, el infanticidio y la eutanasia en Peter Singer
Hoy se ha celebrado una manifestación multitudinaria en Madrid contra el aborto. Hace unos días el Tribunal Supremo Norteamericano derogaba el derecho al aborto en los Estados Unidos.
Pero si quieren ustedes conocer y comprender el pensamiento del progresismo moderno sobre los temas de bioética, tienen ustedes que leer el artículo Reflexiones sobre el aborto, el infanticidio y la eutanasia en Peter Singer (pinchen en «Download full-text PDF») del doctor Leopoldo José Prieto López, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. Si pinchan en el enlace que hay en el título del artículo, podrán descargar el PDF y leerlo con tranquilidad. Les garantizo que no tiene desperdicio, que es sencillo de leer y que resulta sumamente revelador para entender en qué mundo vivimos y qué piensan los progresistas, profundamente anticristianos y neopaganos e inmorales hasta la náusea. Sobre todo, si tenemos en cuenta que Singer es uno de los gurús más influyentes en el progresismo globalista que nos domina.
Yo solo voy a hacer un resumen lo más breve posible del artículo del doctor Prieto, con algún comentario de cosecha propia. Pero les acosejo ir directamente a la fuente.
Para Singer, «todos los animales son iguales». Amparado en esta esencial igualdad, Singer rechaza el llamado principio de la santidad o sacralidad de la vida humana. Como el mismo autor se pregunta: «¿Por qué la vida humana habría de tener un valor especial?».
Y digo yo: empezamos diciendo que todos los animales son iguales y acabamos tratando al ser humano peor que a las bestias.
Singer distingue entre ser humano y persona, afirmando que no a todo ser humano (como miembro de la especie Homo Sapiens) le corresponde la dignidad de ser persona, mientras que ciertos animales no humanos, sobre todo los grandes simios, serían personas. «Los dos sentidos de “ser humano”, es decir, el biológico y moral, se solapan, pero no coinciden. El embrión, el feto en los últimos estadios, el niño intelectualmente discapacitado en grado profundo, incluso el recién nacido, todos son indiscutiblemente miembros de la especie Homo Sapiens, pero ninguno de ellos es autoconsciente», o, lo que es igual, ninguno de ellos es persona.