La Rebelión de los Rosarios
¿Han oído hablar de la Opción Benedicto? ¿Han leído el libro? Pues la Opción Lepanto en diametralmente la contraria: en realidad es similar a la Opción Pelayo que propuse hace ya muchos años. Nosotros no nos exiliamos del mundo a un San Irineo de Artois idílico. Nosotros nos mantenemos en el mundo sin ser del mundo. Nuestro Reino no es de este mundo, porque nuestra Patria Verdadera está en el Cielo. Pero estamos en este mundo, y mientras lo estemos, debemos ser antorchas de caridad, debemos vivir encendidos en el amor de Dios. Como dice el Cantar de los Cantares, «no valen las muchas aguas para apagar el amor ni los ríos pueden ahogarlo» (Cant.8, 6-7). Vivamos siempre conforme al mandamiento de la caridad: amemos a todos siempre. Incluso a los impíos y a nuestros enemigos. Se puede combatir con caridad. Y nosotros debemos combatir con caridad.
Vivimos tiempos de tinieblas en España, en el mundo y en la Iglesia. Por eso somos tan necesarios: sólo la luz de la santidad acabará con las tinieblas del pecado. Debemos amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por Dios. Pero más que al prójimo, hemos de amar a los padres; y más que a los padres, a la Patria. Y hoy, la patria está en peligro porque está en manos de todos aquellos que quieren acabar con España. Por eso no defender a la patria, cuando ésta está en peligro de ser dividida y mancillada, sería un pecado muy grave contra el cuarto mandamiento de la Ley de Dios.
Escribía Roberto de Mattei en un artículo titulado La Iglesia en crisis: el acto final del Concilio Vaticano II :
«El cristianismo ha recibido de Cristo la misión de plantar la Cruz en el espacio público; de no contentarse con conquistar las almas, sino igualmente la sociedad con sus instituciones y costumbres, creando de ese modo la Cristiandad».
El caso es que ayer, el delegado del gobierno en Madrid prohibió rezar el rosario a un grupo de personas en la concentración de Ferraz. Y la policía detuvo a vaias personas por rezarlo. Hoy han detenido al convocante del rosario y lo van a empapelar a multas.
Lepanto
Así cuenta Joseph Pierce la Batalla de Lepantoy el papel determinante de Pío V:
«Cuando la flota cristiana se dirigió hacia el Oeste para encontrarse en batalla con la flota turca, Pío V ordenó oraciones públicas y aumentó sus propias súplicas al cielo.
En cuanto a la Batalla de Lepanto en sí misma, tuvo lugar el 7 de octubre de 1571, y nada mejor que recoger la cita, triunfalista y llena de acción, de Harry Crocker: “Cuando las dos fuerzas colisionaron, fue el mayor enfrentamiento naval en la historia de la Cristiandad. Las galeras chocaron unas con otras, las sujetaron con garfios para asegurarlas, y los hombres armados se lanzaron a degüello unos contra otros, flechas contra arcabuces, cimitarras contra espadas, el fuego de los mosquetes contra la carga de las picas”.Al finalizar la batalla habían muerto 7500 combatientes cristianos, contra veinte mil o treinta mil turcos. Para mayor relumbrón, miles de esclavos cristianos, quizá hasta 12.000, encadenados bajo las cubiertas como remeros de los barcos turcos, habían sido liberados. Fue un golpe devastador al Imperio Otomano, que perdió todos sus barcos excepto treinta, y la batalla naval más decisiva desde la Batalla de Accio en el año 31 a.C.»
San Pío V había mandado redoblar las oraciones en todos los conventos y monasterios. Y él mismo trató de llevar su porción de la carga duplicando sus acostumbrados ejercicios de piedad y mortificación, en particular el rezo del Santo Rosario.
El Papa Pío V, desde el Vaticano, no cesó de pedirle a Dios, con manos elevadas como Moisés. Durante la batalla se hizo procesión del rosario en la iglesia de Minerva en la que se pedía por la victoria.
Cuentan que el Papa estaba conversando con algunos cardenales cuando, de repente, los dejó. Se quedó algún tiempo con sus ojos fijos en el cielo y cerrando el marco de la ventana dijo: «No es hora de hablar más sino de dar gracias a Dios por la victoria que ha concedido a las armas cristianas». San Pío V tuvo la revelación de la victoria en el mismo momento en que fueron derrotados los turcos; tan firmemente persuadido de que había sido efecto de la particular protección de la Santísima Virgen, que instituyó esta fiesta con el nombre de Nuestra Señora de la Victoria.
El Papa San Pío V estaba convencido de que el rezo del Santo Rosario había sido decisivo para la victoria en la Batalla de Lepanto.
La Operación Lepanto
Si el rezo del Santo Rosario fue decisivo para la victoria de Lepanto, ¿Por qué no recurrir a la Madre de Dios y al Rosario para que nos ayude en las actuales circunstancias de nuestra Patria?
A los poderosos les molesta que recemos el rosario en la calle. Pues ya sabemos lo que tenemos que hacer: ponernos todos a rezar el rosario por todas las calles y plazas de España: delante de las iglesias, delante de las sedes del PSOE, donde haga falta.
¿Habrá mayor honor para un hijo de María que ser detenido por rezar el rosario en la calle?
Si la Virgen nos libró de los turcos, con más razón nos librará de los enemigos de Dios y de los traidores de la Patria. España es la tierra de María.
San Luis María Grignion de Montfort, en su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, nos da luz:
«Dios no puso solamente una hostilidad, sino hostilidades, y no sólo entre María y Lucifer, sino también entre la descendencia de la Virgen y la del demonio. Es decir, Dios puso hostilidades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no pueden amarse ni entenderse unos a otros.
Los hijos de Belial (Dt 13,14), los esclavos de Satanás, los amigos de este mundo de pecado –¡todo viene a ser lo mismo!– han perseguido siempre, y perseguirán más que nunca de hoy en adelante, a quienes pertenezcan a la Santísima Virgen. Pero la humilde María triunfará siempre sobre aquel orgulloso, y con victoria tan completa que llegará a aplastarle la cabeza, donde reside su orgullo.
El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios; superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.
Los hijos de María serán en todas partes el buen olor de Jesucristo (ver 2Cor 2,15-16) para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte. Serán nubes tronantes y volantes (ver Is 60,8), en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin apegarse a nada, ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces, y con la espada de dos filos de la palabra de Dios (Heb 4,12; Ef 6,17) traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo. Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos a quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos.
Los hijos de María llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios (Heb 4,12); sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano derecha, el crucifijo; el rosario en la izquierda; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta, la modestia y mortificación de Jesucristo».
La guerra es espiritual: entre los que no quieren obedecer a Dios y se rebelan contra Él – los hijos de Lucifer – y los hijos de María, los siervos de Dios, los obedientes, los humildes; los que quieren que se haga la voluntad de Dios, en la tierra como en el cielo.
Nosotros somos pocos. Estamos desprovistos de los medios materiales que proporcionan los poderes políticos, económicos y mediáticos. Estamos cubiertos de heridas infligidas por nuestros propios pecados. Se nos aísla y se nos trata como a leprosos por nuestra fidelidad a Cristo. Pero, si tenemos valor para resistir, para no retroceder ante el enemigo que avanza, la victoria será nuestra, porque nuestro amor a la Iglesia y Dios es más fuerte que la muerte.
La unidad cristiana de España no es un sueño que pasó a la historia, sino la solución a la crisis de una patria en descomposición; es el reinado de Jesús y de María en las almas y en la sociedad, que anunció Nuestra Señora en Fátima y por el cual seguimos luchando cada día con confianza y valentía.
En el Santo Rosario está cifrada la salvación de España, dijo san Antonio María Claret. Así que, vivamos en gracia de Dios, confesémonos, asistamos a la Santa Misa y comulguemos. Y recemos el rosario: en la calle, en los templos, en las plazas públicas, delante de los abortorios.
Yo voy a rezar el rosario donde me dé la santísima gana. Y sería un honor inmerecido que me detuvieran o me llevaran a la cárcel por ello. Ya lo sabéis. Yo sólo tengo miedo a pecar contra Dios. Ni temo a la muerte, así que menos aún voy a tenerle miedo al tirano de La Moncloa ni a los impíos ni a los enemigos de Dios.
Nosotros somos el calcañar de la Santísima Virgen: pisemos la cabeza de la Serpiente.
¡Muerte a Lucifer!
PS. Por cierto, ¿algún día veremos a alguno de nuestros obispo acompañarnos en la calle, rosario en mano?
31 comentarios
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Pedro L. Llera
Me da usted un tufillo a azufre. Cuídese.
Al fin y al cabo yo me santiguo en los transportes públicos y rezo el rosario en hospitales y trenes y pongo balconeras de Navidad, Pascua y Corpus Christi en mi casa, que son bien visibles desde la calle. Puede que no tenga un grupo, pero puedo hacer de francotirador. Molestan tanto los grupos como los individuos aislados. Aquí molesta todo el mundo que no tenga el iconostasio bien oculto bajo una cortina y rece con las ventanas cerradas para que no la vean los vecinos como en la URSS, que por cierto es la estrategia que algunos católicos nos recomiendan.
Siempre recuerdo la aversión de Nuestro Señor hacia la tibieza, y las palabras del evangelista San Juan: "De entre nosotros han salido, mas no eran de los nuestros, pues si de los nuestros fueran, habrían permanecido con nosotros. Pero es para que se vea claro que no todos son de los nuestros. ".
pelicanillo: Dada tu experiencia no hace falta que digas "de boquilla" que estás contra el aborto. Yo no tengo esta experiencia porque no vivo en ninguna capital que es dónde suelen estar los abortorios, pero lo que me cuentas de los católicos me parece una reacción bastante esperada. Solamente estuve en San Sebastián una vez que me desplacé hasta allí, éramos pocos y no nos dijeron nada, se limitaron a mirarnos como a chalados, pero de esto hace muchos años y la situación se ha ido vlviendo más y más agresiva.
Al leer tu artículo me han venido a la memoria gratisimas vivencias marianas que, con la gracia de Dios y el apoyo de la Virgen sigo viviendo aunque muy limitadamente por padecer diversas patologías en mi ancianidad avanzada.
Cuando asistía a la Adoración Perpetua desde su fundación en Zaragoza, caminaba rezando el Santo Rosario por la calle con el en la mano; un día de madrugada un hombre caminaba delante de mí con un objeto en la mano parecido al rosario, enseguida comprendí que era musulmán y, acercándome a él, le mostré el rosario.
Me muestro como soy ante los hombres, me averguenzo de mis pecados, no del Señor. En mi cartera llevo unas tarjetas con mis datos personales, y en lugar destacado de la misma, "CABALLERO DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL PILAR", que para mí es una titulación excelsa. Llevo también cuando salgo de mi domicilio, la Cruz de Cristo y el Santo Rosario.
Como hijos de María, demos olor de Jesucristo en todas partes.
El Señor te bendiga y te guarde con el cariño de la Santísima Virgen María.
"Que celebre en su catedral" "la oposición al gobierno no es tema religioso" "no representa a la iglesia" "no en mi nombre".
Claro, está gente tiene amarga experiencia de lo que le hace la oración al comunismo, y no quieren que se repita.....
Las razones de la República China son unas y las de los países occidentales otras muy distintas, eso sí, pero el caso es que los católicos empezamos a no encajar en ninguna parte. Somos un grano para los comunistas como cualquier grupo que no esté controlado y por eso la Iglesia Patriótica China, que es igual para todo el mundo sea católico, protestante u ortodoxo y con carnet del partido; somos otro grano en los países occidentales porque la Biblia dice cosas que no les gustan y colide con el LGTBI, el aborto, la eutanasia y la destrucción de la familia.
El caso es que los que quieran coexistir con todo esto acabarán en la Iglesia Patriótica del PSOE y sus múltiples aliados.
Había un comentarista en otra página que decía que el estaba dispuesto a morir por Cristo, pero no por la política, y resulta que desde las persecuciones renacentistas hasta el día de hoy todos los que llamamos mártires- incluyendo a los anglo-galeses y los japoneses- lo fueron por cuestiones mezcladas con política. Los únicos mártires, y no fueron demasiados, cuyas muertes no tuvieron nada que ver con la políitica fueron los que murieron en América porque fueron asesinados por tribus no organizadas, pero, en el momento que hay un gobierno en el poder te matan aplicándote el código penal que no incluye delitos religiosos. Las acusaciones van desde traición, como en Inglaterra, hasta sedición, contrarrevolución, escucha de emisoras prohibidas y desmoralización de la población (eso lo hicieron los nazis) y los motivos más variados porque los gobiernos se tienen que deshacer de los cristianos por motivos políticos ya que la religión no está prohibida.
El que lee la biografía de San Edmund Campion escrita por Evelyn Vaugh ve con prístina claridad que lo ejecutaron por traición, a pesar de que en el juicio se desgañitó afirmando que reconocía a la reina como gobernante legítima. ¿Cómo puede ser mártir de la Iglesia católica alguien ejecutado por traición? Pues todos los mártires que han venido después murieron, según sus ejecutores, por razones políticas.
Ahora que ya no matan serán coacciones, multas o cárcel.
No hay forma que encontremos lugar en este mundo porque la Cristiandad ya no existe y, por lo tanto, no hay ningún gobierno que nos ampare. Solo nos queda Dios como amparo. ¡Viva Cristo Rey!
Miguel García Cinto y África, gracias por vuestros testimonios cristianos
Por mi parte, me gustaría romper una lanza en favor del libro traducido —creo que imprecisamente— como «La opción benedictina», dado que más bien sería «La opción Benito» (The Benedict Option), título que el autor justifica porque dice basarse en la frase de MacIntyre «El mundo espera otro san Benito, si bien muy distinto», refiriéndose a alguien que enfrente como san Benito una situación de decadencia moral, social y eclesial y sepa hacerle frente buscando radicalmente a Dios. Pero de ningún modo he interpretado el libro como una huida del mundo. El Benito que se espera, se asume que debe ser «muy distinto» al original porque las soluciones concretas para el siglo XXI no tienen que ser exactamente las mismas que en los siglos V-VI. Dreher no propone propiamente una opción «benedictina» (por eso creo que la traducción induce a error) en el sentido de una opción monacal para todos, sino una opción «Benito» en el sentido de personas concretas que opten radicalmente por Cristo y, por añadidura, reformen la vida social y eclesial. Por eso dice en su primer capítulo: «En este libro conoceréis a hombres y mujeres que son modernos san Benito.Viven en el campo, en la ciudad, en los suburbios.» Es decir, no son personas que vivan retiradas del mundo los modelos que propone.
Pongo algunos textos del libro sobre la política:
«Los cristianos no podemos perder de vista que la política convencional no puede arreglar la sociedad y la cultura. No es la vía adecuada porque tanto la derecha como la izquierda parten de la misma postura, de la idea de que el verdadero objetivo de la política es facilitar y ampliar la posibilidad de elección.»
«Para que quede claro, los cristianos no podemos permitirnos esfumarnos del espacio público. Lo que tenemos que plantearnos de verdad no es si dejar o no la política por completo, sino cómo hacer un uso prudente de nuestro poder político, especialmente en una cultura política tan inestable.»
«Somos una minoría, pero asumámoslo y seamos creativos, ofrezcamos alternativas vivificantes y luminosas a este mundo agonizante que se está quedando frío y oscuro.»
«El cambio que debemos llevar a cabo pasa por aceptar que en los próximos años puede que los fieles nos veamos en la tesitura de tener que elegir entre ser un buen ciudadano o ser un buen cristiano.»
A mí me ayudó el libro, y creo que recoge ideas y planteamientos muy interesantes. Aunque tenga también, lógicamente, puntos discutibles.
No se trata de si deseas bien o mal, no se trata de que seas educado o no, se trata de manifestación pública de Fe que es odiosa per se.
Los musulmanes no van a ir rezar para que no partan España, es como si me dices qué tiene que ver la Virgen del Rosario con la Batalla de Lepanto.
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